Familia Uchiha

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El rubio miraba las escaleras por donde su hermana se acababa de llevar a la chica.

- No le quitas la mirada de encima eh Boruto... - dijo Kushina con una sonrisa ocasionándo un fuerte sonrojo en él.

- Es una chica rara - desvió la mirada.

- Demasiado - dijo mirándo su vaso - y por eso es especial.

- No pensé volver a ver a Sarada - dijo Naruto mirándo a su esposa.

- Ha crecido mucho - sonrió

- ¿La conocián? - preguntó Boruto.

- Si - dijo su padre mirándolo - ¿no la recuerdas? Bueno, eran muy pequeños en ese entonces.

- ¿La conocía? - preguntó impactado.

Su madre asintió - creo que igual no te recuerda.

- ¿No han vuelto a ver a los Uchiha? - le preguntó Minato a su hijo y este negó algo decaído.

- Supe que se mudaron de nuevo a Japón, pero no se si ir a visitarlos - se quedó pensativo, sus familias eran algo rivales solo por nombre, pero se encontraba en un gran lío.

- Sarada es diferente - dijo Kushina sonriéndo - es cierto que nada en dinero, pero es demasiado humilde y amable - sorbió de su vaso

- ¿Estudió en corea? - preguntó Hinata.

- Solo año y medio, estudiaba en japón, pero fue trasladada.

- ¿trasladada? Parece muy responsable como para que...

- Lo sé - le interrumpió la peliroja a su esposo - tuvo problemas personales y fue por ello, pero en verdad es una buena chica - miró a su nieto - ¿escuchaste Boruto?

Este miró hacía la ventana indignado.

Las horas pasaron y la Uchiha no se percató de ello hasta que vió como el sol se ocultaba desde la ventana de Himawari.

- Ya me tengo que ir - se reacomodó la ropa.

- ¿Vendrás de nuevo? - le sonrió.

- Quizá - miró al gato recostado en la ventana - adiós - le sonrió y lo acarició, extrañaba tanto a su felino esponjoso.

- Te voy a extrañar - dijo Himawari mientras bajaba las escaleras con ella.

- Nos veremos mañana - rió la azabache.

- Lo sé - la acompañó en su risa - ¡mamá! Sarada ya se va.

- ¿No te quedarás a cenar? - le preguntó.

- Agradezco la invitación, pero debo llegar antes de que anochezca - sonrió con gentileza.

-¿Vendrán por ti? - le preguntó Naruto

- No, yo pedí regresar sola.

-¿Estas segura? La noche te alcanzará- dijo Hinata algo preocupada.

- ¡Entonces quedate a dormir! - Dijo Himawari emocionada.

Ella sonrió - será en otra ocasión - la menor hizo una mueca por la respuesta - me despido, fue un gusto conocerlos, gracias por la comida.

- No fue nada, vuelve cuando gustes - le sonrió Hinata.

- Claro.

- No puedo permitir que te vallas sola- dijo Kushina - una señorita como tu no debe andar sola.

- Pero...

- Nada de peros - sonrió y luego cambio su rostro - cierto no tenemos gas - hizo una expresión mirando a su nieto quien no comprendía.

- Boruto llevala a su casa - ordenó y el Uzumaki casi cae de su asiento.

-¿Qué...?

- Estas por irte a tu departamento, dale un aventón - le ordenó con el ceño fruncido.

- No es necesario que...

- Te llevará - ordenó la peliroja, ninguno quería protestar ya que conocían el caracter de esa mujer cuando se enojaba y por ello ambos estaban en el auto.

Boruto encendió el motor y comenzó a conducir, un gran silencio se formó y el lo decidió romper.

-¿A dónde le llevo? - preguntó mirándo el asfalto.

- Yo le diré donde doblar - respondió con la mirada clavada en la ventanilla, el no pudo evitar verla, le encantaba su cabello...era tan lacio que se parecía a...

El sonido de una bocina lo hizo reaccionar y miró su camino de nuevo - Disculpeme.

- ¿por qué hace eso? - preguntó la pelinegra mirándolo de reojo.

- No es siempre...es que ando distraido y...

- No me refierio a eso - miró el asfalto-¿por qué habla de usted cuando no esta con su familia?

El la miró sin entender tanto - Es mi familia - guardó silencio - supongo que la suya es muy estricta ¿me equivoco?

Ella lo miró y se embobó con esos bellos ojos negros, eran tan negros que no se comparaban con otros. Rapidamente miró de nuevo su camino.

- Así es - respondió ella mirándo la ventana - en esa esquina.

El dobló y se sorprendió al ver casas realmente finas y lujosas para el siglo. Ahora entendía el porqué era tan respetuosa. Encendió el parabrisas cuando unas gotas empañaron el cristal, las mismas fueron seguidas de otras y muchas más.

- La del fondo - dijo con seriedad y el al llegar se detuvo y bajo deprisa del auto al ver que ella estaba por bajarse.

Una de las principales reglas de un caballero era abrirle la puerta a una mujer, tantos años de sufrimiento en esa escuela lo educaron bien.

Se quitó la chaqueta y abrir la puerta del copiloto se la puso en los hombros y ella lo miró.

- No es...

- No puedo dejar que una dama como usted se moje - tomó su mano cuando sintió que resbalaría por el agua en las lozas de la entrada, ella tocó sin querer su pecho, sintió los nervios recorrer cada vena, tocaba ese cuerpo bien formado debajo de eza camiseta blanca la cual ya estaba empapada y el tenía su mano señida a su pequeña cintura. la miró fijamente y ella a el.

Quedó maravillado al ver esos cabellos azabaches empapados en su rostro.

Olvidaron por un momento la lluvía y solo miraron sus ojos, azul y negro.

- Gracias...

Ella se sumergía en un mar sin fin y el en una noche interminable....

Podría morir y esperarte otra vida [3]✓Where stories live. Discover now