Uzumaki Boruto

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Kagura corría entre los pasillos, en la enfermería no lograba encontrar algo para darle al pequeño y si algo le pasaba sentía que el mismo Bolt lo mataría.

《Piensa》se dijo así mismo y llegó a la conclusión de que no hacía nada bien al dejarlo sólo, tendría que conformarse con seguir con los paños de agua.

Llegó a la habitación y estaba tal y como lo dejó. Su pecho subía y bajaba rápido y respiraba por la boca. Escurrió de nuevo el trapo y se lo coloco en la frente y notó claramente como su respiración se iba pausando como su fuese a dormir tranquilamente ¿era bueno? Supuso que sí aunque le extrañaba porque no le había dado nada de medicamentos. Tomó el termómetro que le había puesto hace unos minutos y había bajado lo cual lo dejo un poco más tranquilo aunque seguía pensando que era extraño.

--- Kagura...

Dió un brinco del susto al escuchar a Bolt entrar de prisa.

--- ¡Al fin llegas! --- sonrió.

Se hizo un lado instintivamente y contempló la imagen, su amigo estaba de rodillas frente a la cama mientras revisaba al niño, le tomaba la temperatura de la frente, el cuello y el pecho.

Él no era un tonto, sabía del parecido tremendo que tenían y era aún más extraño que ese rubio amargado que a duras penas entamblaba una conversación, ahora esté sumamente preocupado por un niño que a penas conocía.

--- Le acaba de bajar la temperatura y ya está respirando normal.

--- ¿Le diste Algo?

--- No, fue extraño ya que en lo que yo buscaba una medicina él estaba mal y cuando volví  ya estaba bien.

Lo escucho suspirar y de nuevo lo observó.

¿Quién era?

Sentía que lo había visto en alguna parte al igual que esos ojos del pequeño. Eran tan negros que podia jurar que los había visto en algún lado antes.

Sarada abrió los ojos pesadamente y se sentó en la cama. Se quedó inmóvil unos segundos dejando que su vista se acostumbre a la luz de la habitación.

--- ¡Sarada!

Era la voz de Himawari, pero la escuchó tan lejos. Su cabeza daba vueltas y la sentía palpitar.

--- bebe esto --- dijo acercando una taza y ella la rechazó.

--- No voy a beber nada.

Habló con voz seca mientras se sobaba la cien. Sabía que le daban sedantes en los té y lo menos que quería era dormir y quedarse sin hacer nada. La opresión en el pecho le indicaba que su instinto de madre estaba en lo cierto.

Algo le ocurrió a su pequeño.

--- Quiero estar sola Himawari, por favor retirate.

La Uzumaki no vio otra opción por lo que salió para buscar a sus padres.

La pelinegta se frotó los ojos con ambas manos. Era una sensación extraña, sus dedos se posaron en su mejilla un momento; era como si sintiera la calidez de las manos de Boruto, luego bajaron a sus labios y no pudo evitar sentir la sangre acumulandose en sus mejillas.

Se sintió tan real.

La suavidad de esos labios, su sabor, aroma y calidez. Sonreía como una idiota tocando su rostro con miedo a que el tacto vaya a desaparecer.
Llevaba mucho tiempo que no soñaba con él y supuso que era porque ya había aceptado su muerte, pero aún así...

--- Sarada.

Alzó su vista para encontrarse con su padre, este se acercó y se sentó en la orilla de la cama, cerca de ella.

Podría morir y esperarte otra vida [3]✓Where stories live. Discover now