Traidor

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Sarada bebía de su taza de té para intentar calmar los nervios, no sabía el porque estaba así, era como si su vida dependiera de ese día, pero no entendía el porque. Lo único que sabía era que olvidaba algo y muy importante.

¿Tenía que ver con el? Era el tercer día desde que salió del hospital y el sueño en donde creía recordar a Boruto no la dejaba en paz. Estaba harta, quería una respuesta. Para su suerte acababa de tocar la puerta.

-- Himawari -- sonrió al verla, esta se le tiro encima y la estrechó en sus brazos.
-- Te extrañe tanto -- la miró -- me alegra que estes mejor.
-- Gracias.
-- Y dime ¿qué se siente ser independiente? -- preguntó con emoción.
-- Siendo sincera es algo solitario, pero era lo que quería.
-- Es muy lindo -- miró el lugar -- me recuerda a...
-- Lo sé -- la interrumpió -- por eso lo escogí.

Las horas pasaron mientras conversaban como solían hacer, Sarada era callada, pero los Uzumaki lograban sacar su lado social en cualquier ocasión.
Ella desvió la mirada pensando si debía preguntarle, llevó sus cabellod hacía atras y suspiro, era como si ambas estuviesen evadiendo el tema y si Hima lo hacía era por algo.

-- ¿Cómo esta? -- preguntó sin mirarla, le avergonzaba tanto, pero es que le preocupaba, no sabía nada de él desde ese día.
-- No lo sé -- contesto con simpleza -- no lo he ido a ver.

Sarada arqueó una ceja al notar su tono de voz, eso solo significaba algo y no le agradaba.

-- ¿Estas enojada con él?

La menor hizo una mueca, pues si lo estaba, aún no podía creer que no se dignó a visitar a Sarada y por su fuera poco aún recordaba su actitud.

-- Himawari, es tu hermano -- la hizo mirarla -- lo que ocurrió entre el y yo no tiene que afectar su relación de hermanos.
-- Lo sé -- subió sus piernas en el sillón y abrazó sus rodillas -- es solo que, aún no puedo creer lo que ocurrió, fue muy espontáneo -- miró a Sarada quien la miraba expectante -- ¿por qué no me dijiste?

Ella desvió la mirada -- en realidad nunca hubo algo, supongo que solo fue atracción - dijo dubitativa.

-- Jamás lo vi tan...afectado, estaba ebrio y apestaba a cigarrillos - la miró y observó como el rostro de Sara se transformó en terror -- solo fuma cuando esta muy deprimido, en realidad no lo debe hacer, mamá me dijo que cuando era pequeño enfermó y tiene problemas respiratorios, por lo que lo que el siente por ti no es atracción, Sarada.

Ella miró el suelo, claro que no era atracción, pero nuevamente se quería justificar, el solo pensar en lo mal que el estaba por su culpa, por su tonto orgullo. Recordó esa última noche cuando su comienzo terminó acabando, el solo recordar esos besos y caricías, esos bellos ojos que la miraban con amor ¿por qué se enamoró tan rápido? No quería compartir esos ojos, quería que solo a ella la miren, quería ser la única a la que toque y bese, el solo imaginar a otra mujer en su lugar le dolía.

Ahogó un sollozo mientras escondía su rostro en sus rodillas.

-- Oh, Sarada -- Himawari la rodeó con sus brazos -- son unos tontos.
-- Estúpidos -- corrigió mientras gimoteaba.
-- Aún no es tarde -- la miró y le secó las lágrimas -- si lo ves todo se solucionará, mi hermano es fácil de manipular.
-- No lo quiero manipular -- rió a lo bajo.
-- Sabes a lo que me refiero -- sonrió y la levantó -- ¡vamos ve con él!

Sarada se miró al espejo, sus ojos tenían restos de lágrimas, pero no importaba, quería verlo.
Se sacó la ropa aburrida y la cambió por una blusa Beige y una falda un poco después de la rodilla de color celeste, como sus ojos.
Se sentía una completa tonta y enamorada, pero no le importaba, quería tenerlo el resto de su vida.
¡Al diablo el gobierno!
Escaparían, ambos tenían dinero podían irse lejos y vivir feliz por un para siempre.

Podría morir y esperarte otra vida [3]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora