¿Mí compañero de cuarto?

Parte 16

        Es tan lindo besar a Dexter, se siente bien. Mi mente está a mil por horas, ¿pero qué diablos estoy haciendo? Pregunta mi cerebro, mientras que mi corazón sólo bombea 70 latidos por minutos, lo normal es decir 100.000 veces al día y 35 millones de veces al año, pero eso no es lo que importa, lo que me intriga es que no quiero y puedo parar.

El beso es profundo, puedo sentirlo; me aferro al pelo húmedo de Dexter y tiro, lo que provoca que se le escape un gemido de la garganta. --Si sigues así, no podré parar- responde. Vuelo a jalarle el pelo y profundizar más el beso. -No quiero que pares Dex respondo. Me toma por la cintura y me alza haciendo que envuelva mis piernas alrededor de su cintura, doy un grito cuando siento el frio de los azulejos de la pared, lo que nos hace reír a los dos. El agua de la ducha cae empapándonos. -¿Estás segura Lee? Sólo tienes que pedir que pare si no lo quieres. -Lo sé, estoy segura Dexter. Me separa un poco y posiciona su miembro en mi vagina, no puedo más, quiero que esté dentro de mí, lo necesito.

Entra de una sola embestida y vuelve a salir con ímpetu. -¡Joder! se me escapa, esto se siente de maravilla. -¿Estás bien? Pregunta –Sí. Respondo, no pares Dexter. Luego de varias embestidas y besos salimos de las duchas jadeando.

-Tóma dice pasándome una toalla.

-Gracias.

Coge otra y se acerca para secarme el cabello. Cierro los ojos y me dejo llevar. Es tan relajante, puedo escuchar su palma de la mano frotar mi húmedo pelo. Luego de varios segundos no lo escucho más. Abro los ojos y lo encuentro mirándome, está serio.

-¿Qué pasa? Pregunto.

-Nada, solo te observaba responde. Estira su mano y deposito la mía en ella. Me acerca a él y me levanta hasta sentarme en la mesa del lavado. Ahora estoy a su altura; nos miramos hasta que se acerca y vuelve a besarme. Lo atraigo enredando mis pies en su cintura.

-¿Osito?

-Hmm digo gimiendo en su boca, soy incapaz de detener el beso.

-¿Qué es esto? ¿Qué estamos haciendo?

-No lo sé Dex digo separando mi boca de la suya y mirándolo a los ojos, pero me gusta confieso.

Me desliza bien hasta el borde del lavado y susurra besándome.

-A mí también Osito, a mí también me gusta.