Capítulo 1.

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Todos le temen a lo desconocido y yo no soy la excepción.

Cuando decidieron cambiar de ciudad por un pueblo después del accidente en que olvidé el último año de mi vida, me aterré. No sabía que había sido de mí en ese tiempo y era difícil ver a esas personas que parecían tener recuerdos conmigo pero que yo no tenía y el tener que ir a forjar nuevos en un lugar desconocido solo empeoró mi estado. En la ciudad estaba todo lo que conocía incluso si ese último año no estaba en mis recuerdos, había vivido allí siempre y eso facilitaba en parte mí vida allí.

Ahora solo puedo mirar las áreas verdes que el pueblo tiene, iluminadas por el sol de la mañana mientras mi padre conduce hacía el instituto donde tendré que cursar el último año de instituto.

Cuanto más nos acercábamos, podía ver más personas portando el mismo uniforme que yo, cargando sus mochilas, caminando con sus amigos. Bajé la mirada a mis manos cuando el miedo se instaló en mi sistema, desde el frente, mamá estiró su mano hasta descansarla sobre las mías y darles un ligero apretón, al alzar la mirada me encontré con su sonrisa amable que calmó mi temor.

Pronto papá se detuvo dentro del estacionamiento del instituto para dejarnos a Jason, mi hermano menor, y a mí allí. Nos despedimos con un beso en la mejilla después de tomar nuestros respectivos almuerzos y juntos nos adentramos en las instalaciones, pronto escuchamos las instrucciones que nos indicaban a dónde ir según nuestros grados y, por lo tanto, tuvimos que separarnos.

Metí mis manos dentro del abrigo del uniforme y caminé hasta el lugar donde debía ir, al llegar allí y tratando de pasar desapercibida para colocarme al final del círculo, pisé a alguien.

Mis mejillas se coloraron al escuchar un quejido, por mucho que quisiera evitarlo, tuve que alzar la mirada. –Lo siento, no fue mi intención.

Escuché una ligera risa, entonces presté atención. La persona que había pisado era un chico algo más alto que yo, su cabello estaba despeinado y su tono azabache contrastaba con su piel aceitunada, sin embargo lo qué más contrastaba de él eran sus ojos. Tenía un tono gris que daba calidez, podría haber jurado aquí mismo que vi pequeñas motas azules pero lo vi casi imposible debido a que no estábamos tan cerca para asegurar eso.

Negó lento y sonrió. –No te preocupes, ¿eres nueva aquí?

Asentí tratando de dispersar los pensamientos que se tornaron de pronto muy analizadores sobre él. -Sí, Kacey Maxsen.

Extendió su mano en un saludo un tanto formal y me miró. –Abraham Evans, un gusto.

Tomé su mano mirándolo también, por ello noté cuando su sonrisa se ensanchó. Logramos escuchar que daban la orden de avanzar, entonces nos soltamos y seguimos al resto de personas a la segunda planta del edificio A.

En la primera puerta encontramos la pequeña hoja pegada que anunciaba que ese sería nuestro salón, entonces todos comenzaron a entrar y ocupar los asientos. Me abrí paso entre la gente para poder ocupar uno de los asientos al fondo del aula, en la esquina. Probablemente eso me haga parecer extraña o asocial, pero me abrumaba el tener que buscar amigos y aquello era un mejor plan.

Desde ese momento el día pasó con presentaciones del personal docente y exámenes diagnósticos para saber como estaban los conocimientos individuales.

Cuando fue hora de volver a casa, me escabullí del salón para evitar conversaciones innecesarias hasta la salida, me recargue en un árbol cerca del lugar donde nos dejaron nuestros padres esta mañana a esperar a Jason. Nuestros padres querían que olvidáramos el accidente y conociéramos el pueblo, así que el trabajo se convirtió en el pretexto perfecto para dejarnos volver caminando solos.

Peligro. |TERMINADA|Where stories live. Discover now