Capítulo 17.

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–¿Dónde dormiste?

–En casa de un amigo.

–¿Y con permiso de quién? –Reclamó claramente molesta. –O qué, ¿te mandas sola?

–Lo siento, mamá. –Me miró con reproche, cerró sus manos en sus caderas, como garras, sin dejar su postura tensa. –¿Contenta?

–No me hables así, le diré a tu padre sobre tu actitud.

Me disculpé antes de subir a mi habitación y encerrarme allí. Tomé una larga ducha, tuve especial cuidado con las heridas y al salir volví a venderlas. Entonces solo me límite a desenredar mi cabello y luego me tumbé en la cama con los audífonos puestos esperando poder distraerme con eso.

Me siento mejor que ayer, el haber hablado con Jacob sobre lo que pasó me dejó una sensación de tranquilidad en el pecho que no sabía que necesitaba. De alguna manera, el hecho de saber que no me odia ni me culpa, fue lo que quitó gran parte de la culpa de mis hombros.

Hubiera preferido agradecerle eso de frente pero al despertar el seguía ahí, dormido, y no quise molestarlo. Me límite a dejar una nota de agradecimiento en la mesita de noche antes de irme.

Con el tiempo tendré que sentirme mejor, por ahora, sobreviviré a los momentos de soledad donde recuerdo los eventos recientes.

Sentí la necesidad de hablar con Daisy, de expresarle lo mal que me siento por lo que pasó y como pasó, no en busca del perdón, más bien buscando que ambas podamos seguir adelante.

Me levanté de golpe, bajé corriendo las escaleras y antes de abrir la puerta grité –¡Voy a salir!

–¡Nadie te dio permiso! –Escuché que gritó mi madre, pero no podía desaprovechar la valentía que sentía de hablar con ella.

Caminé por el bosque, intentando recordar el camino que me había indicando Jacob hacia la zona de las jaurías, como son unidas sus territorios están entrelazados, haciendo de este uno mayor aunque cada uno tenía su frontera.

Supe que lo había logrado cuando de pronto visualice un grupo lobos corriendo, seguían a un gran lobo café de pelaje oscuro aunque no llegaba a negro, al final de la fila, se encontraba ella.

Jamás podría olvidar a su loba.

Al verme, se detuvo de golpe. Alcé las manos en son de paz, corrió hacía mí, me hice pequeña en mi lugar creyendo que me atacaría pero saltó sobre mí, al volverme, se encontraba de nuevo en su forma humana.

Como supuse, su mirada de odio no cambió.

–Hola...

–¿Qué haces aquí?

–Quería hablar contigo.

Se cruzó de brazos, cubriendo su pecho desnudo. –¿De qué?

–Sobre lo que pasó, con Nick...

–No. –Me interrumpió. –No menciones su nombre.

–Daisy...

Sus ojos se llenaron de lágrimas que pronto escurrieron por sus mejillas, sonrojando las mismas. –Por tú culpa está muerto, ¿qué quieres decirme sobre eso?

–¿Por qué tienes que culparme a mí? ¡Yo no quería que pelearan, ninguno de ustedes! –La enfrente, decidida a no creer en sus palabras. –Lamento tanto lo que pasó pero no puedo cambiarlo.

–¡Si tú no hubieras aparecido en nuestras vidas él estaría aquí!

–¿Cómo podría haber sabido que esto pasaría? Yo no puedo ver el futuro como Mike, Daisy, yo no tenía forma de evitarlo.

Peligro. |TERMINADA|Where stories live. Discover now