Capítulo 28.

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Tocó la puerta levemente y asomó la cabeza después, sonreí en cuanto lo vi.

–¿Puedo pasar?

Asentí, me acomodé mejor en la cama y lo miré acercarse, era cerca de medio día y la luz entraba por la ventana.

Se sentó en una silla a mi derecha, parecía recuperado aunque su mano izquierda siguiera teniendo un vendaje.

–¿Cómo estás?

–Evidentemente mejor que tú.

Reí un poco. –Debe ser por tu poder de sanar heridas.

Negó y mostró su mano vendada. –Bueno, no es así. Esta vez mis heridas se curaron como las de un humano.

Aquello me pareció extraño. –¿Eso es posible? ¿Cómo?

–Si las heridas son mortales debemos beber sangre humana si no queremos morir, pero yo no quería beberla. –Hizo una pausa para mirarme. –No sabía si estarías bien, si volvería a verte y eso me tenía mal, Kacey, porque no pude evitar que ese imbécil te llevara y no pude estar bien para ir por ti. Por mi culpa te llevaron y yo debía rescatarte, pero no pude.

Negué sintiendo chiquito el corazón ante sus palabras. –No había forma de que supiéramos que eso pasaría, Zedy, yo fui quien te pidió ir de noche.

–Si hubiese sido más fuerte, nadie tu hubiera apartado de mi lado.

–Aquí estoy y aquí estás, eso es lo que importa.

Lo vi debatirse internamente, cuestionando la autenticidad de mis palabras. Termino por rendirse y darme la razón.

Acercó su mano a mi rostro, dejé que acariciara mi mejilla un poco sólo para comprobar el escalofrío que me recorre el cuerpo.

Fue capaz de notarlo así que alejó su mano y sonrió despreocupadamente. –No volveré a hacer las estupideces de antes.

–¿A qué te refieres?

–No volveré a presionarte a nada, esta vez voy a comprender que avances a tu paso, que mejores poco a poco, que tengas días malos y no quieras hablar. –Sonrió de lado. –Esperaré a que quieras contarme lo que pasó, a que te sientas bien si toco tu mejilla o tu mano.

Solo pude murmurar. –Gracias, Zedy.

Se levantó con una pequeña sonrisa. –Iré a pedirle a Bercia los medicamentos que debes tomar, no tardo.

Asentí en respuesta y dejé que se marchara. Sabía que tendría que tomar analgésicos y antiinflamatorios, entre otros, creo que incluso se incluyen las vitaminas por los días que pasé inconsciente.

Tocaron de nuevo, supuse que sería Zed pero quien entró fue papá, seguido de Abraham y Mike.

–Llegaron los resultados de las pruebas de sangre. –Anunció Mike apenas entrar. –¿Listos para abrirlas?

Asentí, despacio. Abraham ocupó lugar en la silla donde hasta hace un par de minutos estaba Zed. Papá tomó el sobre de las manos de Mike y me miró, no supe porqué lo hizo y eso me puso nerviosa.

–¿Quieres abrirlos tú? –Negué de inmediato. –Entonces lo haré yo.

Zed abrió la puerta, se detuvo en seco al verlos allí. –¿Pasó algo?

Mike negó. –Sólo veremos los resultados de las pruebas de sangre que le hicimos a Kacey.

Asintió lentamente y tomó lugar a mi lado, dejando en la mesita de noche un vaso con agua junto a algunas tabletas.

Peligro. |TERMINADA|Where stories live. Discover now