41. Sin fuerzas

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Lauren

Escuché un par de golpes que llamaban a la puerta de mi oficina en el instituto

- Pase - Dije lo suficientemente alto para que me escuchasen del otro lado - Está abierto

- Buenos días, Lauren - Saludó Juliana, la secretaria de Ally - Luces bastante linda hoy - Sonrió de forma coqueta, yo le devolví la sonrisa

- Gracias - Me sonrojé levemente - Pero... Mírate, estás radiante también - Bajé la mirada al disimulado escote de su blusa - ¿Qué tetas comiendo, Julianita? - Fue imposible no bromear con el tamaño de sus senos, además, con la confianza que la chica generaba había sido bastante sencillo crear un vínculo no laboral con ella en las últimas semanas

- Deja de avergonzarme - Desvío la mirada sin dejar de sonreír, de más está decir lo sonrojada que estaba - Y... Tú también tienes pechos enormes - Se acercó un poco a mi - No es justo que alguien con pechos tan sensuales me haga sonrojar por el tamaño de los míos  - Sonreí y bajé la mirada a unos documentos sobre mi escritorio

- Y... ¿Qué te trae por aquí? - Decidí cambiar el tema de la conversación, una cosa era tener confianza con ella, otra distinta era coquetear con aquella chica

- Oh - Su semblante se hizo serio al notar el cambio en mi - Si, claro - Se aclaró la garganta - La Directora Brooke recibió un nuevo sobre con... Con... Las quejas de... Los padres - Trató de explicar, si había alguien que entendiera la magnitud de lo que representaba eso, era Juliana - Y... Me solicitó que te lo entregara - Sus ojos buscaron los míos - Odio hacer este tipo de cosas y más cuando se que eres todo lo contrario a lo que escriben en las cartas, Lauren - Me limité a asentir, mentiría ahora mismo si no dijera cuanto me dolía el corazón cuando, cada semana, enviaban suficientes quejas como para llenar ese enorme sobre - Espero que todo esto termine pronto - Suspiró y me dejó un beso en mi mejilla - Ten un día, Profesora Jauregui - No me había percatado, pero el estúpido sobre con todo lo único que realmente podría romperme, estaba entre mis manos

Estaba tan cansada de actuar como si nada pasara, como si no me sintiera sin fuerzas y vacía por esa situación de mierda

No sabía si era por los problemas laborales o solo por qué me había vuelto más sensible con el paso del tiempo, pero, no podía controlar el hecho de que mis ojos siempre se llenaran de lágrimas en una situación como esta

Un sollozo se escapó de mis labios, cerré los ojos con fuerza y me dejé llevar por lo que sentía en ese momento... Me sentía vulnerable, tonta, estúpida por no ser capaz de parar o cortar el problema de raíz

Aquellas lágrimas no eran de tristeza o por qué me sintiera menos por las palabras demasiado fuertes utilizadas por los padres en las cartas, aquellas lágrimas eran de rabia e incluso, enojo conmigo misma... Todo sería más sencillo si simplemente cedía a las "sugerencias" de renunciar a mi trabajo como Profesora en el instituto...

Unos golpes en la puerta me hicieron estremecer y volver al mundo real, busqué lo más rápido posible unos pañuelos desechables entre las cosas de mi bolso y con ayuda de un espejo, me limpie las lágrimas

- Pase - Dije luego de unos segundos, bajé la mirada y traté de parecer lo más tranquila posible

Solo escuché el sonido de "clic" y el olor a vainilla llegó hasta mi nariz... Suspiré y sonreí al mismo tiempo, mi chica estaba aquí

- Buenos días - Dije sin levantar la mirada, quise hacerme la que no sabía quién era - Tome asiento, en un segundo lo atenderé - Seguí jugando con los documentos

Unas delicadas y suaves manos tomaron las mías, las apartaron de los molestos y aburridos papeles y las guiaron a su cintura mientras ella se sentaba a horcajadas sobre mi

La Profesora De Matemáticas (Camren)Where stories live. Discover now