Capítulo 2.

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Las horas pasaron volando y eran ya las once menos cinco de la noche. En ese momento daba gracias de vivir en el ático de ese edificio viejo sin ascensor, pues al menos no tenía vecinos que se pudieran quejar por el ruido. Pensando esto, llamaron al telefonillo y con una sonrisa por la noche que le esperaba, abrió y sus amigos subieron.

A parte de Miriam, Nerea, Ricky y su "amigo", habían venido otras dos chicas. El "amigo" de Ricky se llamaba Sam y las dos chicas que le acompañaban eran Ana y Mimi, que al parecer eran pareja. La noche marchaba viento en popa, tenían alcohol suficiente para buena parte de la noche y estaban bebiendo mientras jugaban a diferentes juegos y escuchaban música. Como a la una y media de la mañana decidieron salir del piso e ir a alguna discoteca que no tuviera mal ambiente. A todo esto, basta decir que todos menos Ana iban ya bastante borrachos y dando un auténtico espectáculo por la calle.

Habían andado escasos cinco minutos, cuando se encontraron con una discoteca con un gran cartel que anunciaba "NUEVA APERTURA". Los siete amigos decidieron entrar a ver que se cocía y esperando a que hubiera ofertas de nueva apertura. Sobre todo, esto último. Nunca puedes dejar pasar la oportunidad de tener copas rebajadas durante toda la noche. Por dentro, la discoteca era grande, muy grande, con unas escaleras a la derecha según entrabas que subían a los reservados. Otra escalera estaba ante ellos, pero esta era de bajada y al final se podía observar el barullo y la gente bailando. Decidieron dejar los abrigos en el guardarropa y bajaron las escaleras. Según bajaban, dos de ellos se quedaron de piedra al ver a uno de los strippers sobre una plataforma. Entre el tumulto de gente se diferenciaba un tupé rubio perfectamente peinado y con kilos de laca y cera encima

- ¡EL CAMARERO!

- ¡HOSTIA, MI PRIMO!

Sam y Agoney se miraron, pues los dos se habían quedado de piedra al ver al chico que bailaba sensualmente en la primera plataforma en la que se habían encontrado.

- Ala tú, que bueno está ese tío, – dijo, o más bien gritó Nerea sacando a Sam y a Agoney del trance – buah, creo que en mi vida había visto unos abdominales así, os lo juro.

Agoney notaba como cada vez se iba excitando más solo de ver los sexis movimientos del chico. Por otro lado, Sam no sabía para donde mirar entre avergonzado y divertido de ver a su primo bailando, pues siempre había dicho que no sabía dar dos pasos sin caerse. A todo esto, el chico rubio les miró y casi se cae de la plataforma del susto, lo que provocó alguna exclamación de sorpresa por parte de los y las espectadoras.

-Bueno, y a vosotros dos ¿qué coño os pasa? Parece que habéis visto un fantasma – era Mimi la que les hablaba

- Algo así – respondieron los dos chicos a la vez, aún en su ensimismamiento.

- La verdad, yo también estaría así después de ver a tal buenorro si me fuesen los tíos

- Oye, Ana, que es mi primo.

- ¡¿Es tu primo?! – Esto había pillado a todos por sorpresa, sobre todo a Agoney que todavía no había podido dejar de mirar al rubio. Parecía que sus movimientos le habían hipnotizado.

- Sí, pues parece que los abdominales de tu primo han abducido a Agoney.

- Que no, Miriam, que es el camarero

- Te estás volviendo loca, amiga, ¿qué ca... hostia, ¿ESE camarero?

-Sí, Miriam, ESE camarero

Ricky observaba entre divertido y sorprendido la escena, pues ya sabía que el chico era el primo de Sam, lo que no sabía es que le iban a encontrar esa noche, en esa discoteca y, además, trabajando como stripper.

Bastó una sonrisa | Ragoneyजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें