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Sus manos se apretaban a su pantalón mientras su respiración se hacía cada vez más pesada. La voz de aquel doctor no ayudaba.

- ¿Entiende lo que estoy diciendo, señor Way?- Gerard parpadeó un par de veces alzando poco a poco su mirada hacia él. Relamió sus labios y asintió.- ¿Podría repetírmelo?

- Mi esposo tuvo un pre aborto. Tuvo un sangrado interno y el bebé está queriendo salir, pero le falta aún desarrollar mejor sus pulmones, así que tienen que esperar al menos dos semanas, hasta que cumpla los ocho meses, para poder hacerle una cesárea. Mientras tanto, la vida de Frank corre peligro.

- Así es. Estamos monitoreándole cada media hora en busca de algún síntoma de infección por el sangrado. Como sabrá, no se puede hacer un lavado ya que eso implicaría poner en riesgo al bebé. Así que, esperemos que su esposo sea fuerte y pueda tolerar estas dos semanas. Mientras tanto, estará sedado largos periodos de tiempo para aligerar el dolor.

- ¿Le va a hacer daño?, ¿al bebé, la anestesia?- El doctor negó.

- Está especializada en hombres gestantes.- Añade. Gerard asiente una vez más y suspira.- Le aseguro que hacemos todo lo que podemos, señor Way.

- Si, lo sé.- Dice entonces poniéndose de pie.- Sí ya es todo, ahora quiero ver a mi esposo, por favor.- El doctor asiente y este sale así del consultorio.

Camina como un moribundo hasta llegar a la habitación del castaño, entrando justo cuando apenas están preparando a Frank para la anestesia. Este voltea a verle y sonríe. Se ve cansado y débil, y aún así, conserva ese color brillante avellana que tanto le define.

Extiende una mano hacia él con este tomándola y caminando hasta sentarse a su lado.

- ¿Ya te han dicho?- Solo asiente. Frank copia su acción y traga con dificultad.- La lengua me sabe feo.- Trata de reír pero prefiere solo relamer sus labios y seguir sonriendo. Gerard permanece serio.- Gee...- Murmura.- Tienes que prometer...

- No voy a hacerlo.- Niega.

- Gerard...

- No, Frank. Vas a estar bien. Solo son dos semanas.- Toma entonces su mano con ambas suyas sosteniéndole con fuerza.- Tú eres fuerte, mi amor. Tienes que serlo, Frank. Vas a serlo.- El castaño parpadea sorprendido notando por primera vez en Gerard algo que jamás había nunca visto. Miedo.

- Gerard...

- No puedo perderte.- Le interrumpe.- No puedo perderlos... No puedo. No podría soportarlo.- Confiesa bajando la mirada. Esta perplejo y las ganas de llorar lo ahogan, pero se retiene de hacerlo tomando gran cantidad de aire. No llorará.

Siempre ha sido el sentimentalista. Gerard es quien siempre ha estado ahí para él, consolándolo, haciéndole sentir mejor. Ahora es su turno.

- Lo haré.- Le promete. Gerard le mira con miedo, más en él hay esperanza y amor. Frank se siente aún más amado cuando besa sus labios y le acaricia la frente.- Te veré al despertar.- Dice cuando siente un efecto extraño abordarle. La enfermera ya se ha ido habiendo colocado la anestesia. El sueño profundo de Frank, empezaría ya.

- Aquí estaré.- Sonríe antes de verle cerrar los ojos por completo y dormir. Dormir con profundidad.

Se queda ahí entonces, sosteniendo su mano que poco a poco se vuelve fría. Suspira acariciando su vientre entonces, besándolo con suavidad:- Hola pequeño... Por favor cuida a papi, ¿sí?, no quiero que me dejen solo, los necesito a ambos. Por favor, cuídalo.- Y se queda así por un buen rato.




Llega a su lado con un café de maquina entregándoselo entonces. Mikey voltea a verle regalándole una sonrisa casta, dejando que se sentase a su lado.

Contigo. ^Frerard^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora