Cápitulo 7

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Más tarde estábamos en mi casa, de vuelta aquí había comenzado a llover y estábamos empapados, principalmente porque estuve tratando por media hora subir por el árbol afuera de mi ventana y Dániel me espero.

- No creí que fueses tan lenta, de haberlo sabido hubiese subido primero - comento Dániel sacudiéndose el cabello con una toalla.

- ¿Qué? – Resople – Estaba alto.

- Hace menos de una hora subiste más que eso.

- Había más cosas de dónde agarrarse.

- Claro... Un árbol con ramas, una pendiente con raíces.... Son tan distintas

Arroje un cojín a su cara mientras iba hacia el baño. Me quite la ropa mojada y me puse la pijama, suerte que la había dejado en el baño. Cepille mis dientes y me lavé la cara, recogí mi cabello y salí del baño.

Dániel estaba tumbado en el piso en posición de hacer una lagartija mirando bajo mi cama.

- Vaya, esta vez si estas vestido - bromee

- Es solo porque no encuentro mi ropa, ¿La has visto?

- Bajo las sabanas.

- Ah, gracias.

Daniel cogió su ropa y comenzó a sacarse la playera.

- ¡¿Qué estás haciendo?!

- Cambiándome de ropa. Dah

- Dániel, acabo de desocupar el baño. ¿Qué tal si lo haces ahí dentro?

- ¿Contigo? Claro, ¡vamos!

- ¡No! No me refería a eso. Entra y cámbiate.

- ¿Tan nerviosa te pongo? – dijo guiñándome un ojo mientras entraba al baño.

Dejo caer mi cuerpo de un salto a la cama. Me canse y además los días con lluvia siempre me den sueño y me traen malos recuerdos. Mire el reloj, eran las cuatro de la mañana, solo tenía un par de horas para dormir. Aunque ya había dormido toda la tarde de ayer. Mire el techo, me encanta, había pegado posters, fotografías, frases y dibujos que me intrigaban, las noches que no podía dormir permanecía mirándolo por horas, pensando el porqué de cada cosa que había pegado, y tratando de encontrar más de un significado en cada cosa, me encantaba. Escuche que la puerta del baño se abrió.

- Hazte a un lado – me ordeno Daniel – Tengo frio. Volvería a casa, pero, tu sabes afuera llueve a cantaros.

Daniel tomo las cobijas que estaban a mis pies y me tapo con ellas, después se metió en la cama a mi lado. Me voltee al lado contrario a Daniel. Esta situación resulta incómoda, pero a la vez tan natural, me rodeo por detrás con sus brazos, pegándome más a él. Sentía su respiración en mi cuello.

- Muy bien, pero ¿Es necesario que me abraces? – proteste.

- Shht, Calla – me susurro al oído, acurrucándose más a mi lado

Trate de sacudirlo pero era inútil, se había quedado dormido. Pensé en despertarlo de un golpe o algo similar, pero hoy había hecho tanto por mí y él no había dormido por la tarde como yo, por lo cual debe de estar exhausto. Y en algún momento termine durmiéndome yo también...

*****

- ¡Alice! ¡Alice!

Los gritos de mi madre detrás de la puerta me despertaron. Abrí los ojos, aún tenía la vista borrosa. Restregué mi mano contra mi cara para despertar. Tome la esquina de la cobija y la levante. Un brazo rodeaba mi cintura.

Mierda. Esta es una gran mierda, fue lo único que pensé ¿Cómo iba explicar a mi madre la razón de que Dániel estuviera durmiendo conmigo sin que crea que nos hemos acostado?

Sinceramente ni yo lo creería.

- ¡Alice! Se hará tarde, no me hagas entrar.

- Ya, ya desperté - le respondí instintivamente tratando de que no me temblara la voz - No es necesario que entres a menos de que quieras ver a tu hija en ropa interior.

De los años que había estado con mi padre había aprendido que guardar la calma y actuar de forma natural en situaciones como esta, podía salvarte el pellejo de vez en cuando.

- A mí me gustaría ver eso - dijo Dániel bostezando,

Respira Alice. No entres en una crisis nerviosa, la última vez que paso una tortuga termino mordiéndole los huevos a Nathan

- Dániel, querido Dániel ¿Me puedes decir que haces aún aquí? ¡Se supone que te iras cuando dejara de llover!

- ¿Qué? Nunca dije eso - se sentó en la cama estirando los brazos hacia arriba - Creí que tú me despertarías

Me levante de la cama, fui al closet y saque mi uniforme. Como odiaba esa estúpida falda con las calcetas largas, nunca se quedaban en su lugar.

- ¿Tu casa está lejos? – pregunte

- No realmente. ¿Qué hora es?

Tome mi celular del buro y vi la hora.

- Son las 7:38 Yo tengo que tomar un baño, hoy entramos a las nueve ¿Iras a tu casa o...?

- Si, te veré en la escuela.

- Esta bien.

Me acerque a él y nos despedimos, después me metí al baño y abrí la regadera. Me desvestí y entre en la ducha. Salí unos veinte minutos después, me cambie, tome el desayuno y recogí mi cabello en una coleta. Guarde en mi mochila los libros del martes y me recosté en la cama, termine leyendo durante media hora más esperando la hora en que tenía que ir a la escuela.

Todos están dementesWhere stories live. Discover now