Cápitulo 10

1 0 0
                                    

Tengo que apresurarme para llegar a casa, mi madre llegara en una hora, además tenía que llamar a Nathan para pedirle ayuda con el torpe proyecto de gastronomía; llevar unas galletas mañana. Se siente bien andar en patineta, hace tiempo que no lo hacía. Iba a cruzar una calle cuando sentí el impacto de un coche en mi cadera, me arrojo a un lado haciéndome caer sobre mis rodillas. Me puse de pie lo más rápido que pude, que vergüenza. Escuché a mis espaldas como la puerta del auto que me había golpeado se abría, me di la vuelta y un hombre alto, con el cabello negro y barba al ras de la cara, iba bastante formal, y se veía alarmado, pero bueno, acaba de chocar (Si es que se le puede llamar choque a esto) con una chica de 17 años, es comprensible.

- ¿Estas bien? Lo lamento, no te había visto

Debe de ser amable, ya que esperaba algo así como: ¿¡Eres retrasada, o que!? Pudo haber sido peor ¡Has raspado mi coche!

- Si, no hay problema, creo que estoy bien- dije mientras sacudía el polvo de mi short.

Vi como el tipo me observo de arriba abajo, no de una mala manera, más bien de una forma paternal, mostrando preocupación.

- ¿Cómo puedes decir eso? – Dijo un poco molesto – Te has raspado las dos rodillas, y ya han comenzado a sangrar. Debería llevarte al hospital.

- ¿Eh? No, no te preocupes, no ha sido para tanto, además si le llaman a mi madre de urgencias puede que se ponga histérica.

En realidad ya había comenzado a sentir el ardor en mis rodillas, no era algo que no pudiera soportar, pero era algo considerable. Quedan varias cuadras para llegar a mi casa y dudo que pueda regresar caminando o en patineta, creo que tendré que tomar el bus y hacer todo lo posible por no poner cara de sufrimiento.

- Si no quieres ir al hospital, al menos deja que te cure en mi casa, ya estaba por llegar a ella, además no creo que puedas caminar así.

Tengo que analizar bien esta situación antes de responder.

Veamos, acabo de conocer a este tipo que se ve que es mucho mayor que yo, ha sido amable y todo, pero ¿Quién dice que no es un asesino en serie o un psicópata? Por otro lado, acabo de recordar que no llevo dinero encima por lo que la idea de tomar el autobús queda descartada, aunque tal vez si me arrastro llegue a casa antes de que anochezca, pero las heridas se pueden infectar y la última vez que intente curarme una herida termine colocándome aceite de almendras en vez de agua oxigenada, creo que soy la única persona que confunde esas dos cosas, no pienso pasar por eso de nuevo, así que no creo tener alternativa.

- ¿Hay algún problema? - preguntó - Oh, ya veo, de hecho te entiendo, soy un completo extraño - después metió la mano en la bolsa de su pantalón y extrajo una cartera, la abrió, y me tendió algo - Esta es mi licencia de conducir, creo que te pondría más tranquila saber mis datos.

Tome la licencia, su nombre era Iván Patterson. Tiene 27 años y vive en la siguiente calle. Después de leer le devolví la licencia y acepte ir con él. Me ayudo a subir al vehículo, no tardamos mucho en llegar a su casa.

Cuando me iba a ayudar a bajar (aunque insistí en que podía hacerlo sola) su celular comenzó a sonar, y se apartó de mi para responder, volvió poco después, se veía algo decaído.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Mar 22, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Todos están dementesWhere stories live. Discover now