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Peligro.

Al salir de la escuela me dispuse a correr a casa, con la mente recordándome a cada segundo que esta noche volvería a ver a el castaño de nueva cuenta.
Me encontraba nerviosa, confundida y apenada al solo recordar a Jiwoo. Pero lo peor de todo es que si antes tenía muchas preguntas, ahora tenía más por aquella chica. Relamí mis labios y solté un bufido alto al cielo y comencé a pensar en que había hecho mal en mi vida para que de repente los sentimientos comenzaran a carcomerme los huesos de esa manera. En que había hecho mal para de repente, sentir como todo el peso del mundo estuviese sobre mis hombros.

Quizá tratar de evitar lo inevitable era demasiado trabajo para mi, y no me había dado cuenta sobre ello hasta ahora. Algo en mi mente me decía que esto era vivir, pero yo no quería hacerlo de esa manera todavía.

Caminé lo correspondiente para llegar a mi vecindario, mirando un poco hacia el sol, dándome cuenta que el atardecer no tardaba en caer y agradecía hasta ese punto que papá trabajase hasta muy noche. Días como estos el prefiere dormir en el trabajo, por lo que la visita de Jungkook no sería un gran problema.
Tenía en mente obligarlo a responder todas mis dudas. No planeaba quedarme cerca si no me decía a qué es lo que realmente me enfrento a entablar amistad o cercanía con él y con todos sus amigos.

Al llegar a mi casa y alzar la vista me topé con un chico sentado en las escaleras de mi pórtico con la mirada en mi. Aquel cabello grisáceo y aquellos ojos casi negros me escaneaban de pies a cabeza y yo a él. Maldije lo más que pude en mis adentros y avancé por mi jardín, observando que este se ponía de pie hasta mi suficiente cercanía.
Controlé mi respiración y mi corazón para no delatar la sorpresa de su visita, aquella que no presenciaba desde haces meses.

Abrí la boca para decir algo pero este habló primero, interrumpiendo mis palabras, dijo:
-Necesitaba verte, Haneul.

Sus ojos brillaban, tal como siempre lo hacían cuando se encontraba preocupado y ansioso, aquello me estrujo el corazón con fuerza.

-Ya estás viéndome.
No quería sonar dura, esa no fue mi intención. Pero por dentro sigo enfadada con él, sigo recordando como dejo mis sentimientos de lado todo el tiempo.

Pero no podía culparlo de todo, y eso me enojaba aún más. Este saco las manos de los bolsillos de su sudadera azul, tratando de acercarse y tomar los costados de mi rostro, obligándome a sostenerle la mirada.
Y esta vez yo no objete.
Con el corazón echo un torbellino de emociones repentinas hacia la visita de Taecyeon.
Esto está muy mal.

-Ya no quiero que te alejes de mi, Neul.-Sus ojos nunca se separaron de los míos y acaricio mis mejillas- Quiero a mi Neul de vuelta, la quiero de vuelta...
Esto último lo susurró, como en una súplica.

Bajé un poco la mirada de sus ojos, centrándome en otro cualquier punto del lugar. Mi chica interior estaba entrando en un pánico inesperado, gritándome que no sea débil, que retroceda en ese mismo instante.
Pero mis pies seguían clavados en la tierra sin querer moverse ni un centímetro.

Inhalé lo suficiente para decir.
-En verdad, Taec. ¿Qué es lo que realmente necesitas de mi?-Tomé la última fuerza interior que me quedaba para afrontarlo, una vez más- ¿Quieres que siga corriendo detrás de ti? Ya me cansé de eso.
Ya me cansé de decirte lo mucho que te quiero y que al día siguiente estés besando a una chica mucho mejor que...

No me dejo terminar.
Me envolvió con firmeza en sus brazos y acortó la distancia entre nosotros para abrazarme. Sentí su respiración chocar contra mi frente y sentí su corazón palpitar como cada que lo escuchaba cuando me abrazaba. Esto estaba tomándolo como una tortura, el grisáceo conoce exactamente mis puntos débiles y puede manejarlos a su antojo.
Lo peor de todo es que yo lo dejaba, pero en ese momento...estaba comenzando a cansarme de dejar que todos atacaran aquellos puntos débiles que desprotegía ante su presencia. Estaba cansándome.