Ellos.

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Mis piernas se sentían extremadamente pesadas por la larga caminata en la que me había sometido con tal de huir de aquella fiesta o más bien con tal de huir de aquellos chicos, especialmente del castaño.
Aferre mis manos a mi cuerpo, abrazándome a mi misma para proporcionarme el calor suficiente para antes de encontrar un taxi que me llevase de vuelta a casa.
Aquello lo veía algo difícil, pues la noche había caído y el lugar donde me encontraba se hallaba completamente situado en la nada, maldición.

La realidad aún estaba golpeándome internamente. La resolución de saber que había caído fácilmente en las manos de Jeon, llegó a enfermarme a mi misma. La resolución que estaba sumida en el juego de una chica que seguramente tuvo algo que ver con Jungkook, aquel que me ofrecía todo...
Llegó a hacerme cuestionar ¿en donde diablos se encontraba mi dignidad? ¿aceptaba todo esto solo por tener un corazón roto?
Solté una bocanada de aire pesada mientras caminaba aún por la acera.

Una cosa sabía muy bien.
Los sellos para aquellos chicos, son objetos.
No puedo verlo de otra manera.
Y definitivamente no quiero ser objeto de nadie, por el simple hecho de que me haga sentir extremadamente bien.

Mi celular por décima vez volvió a sonar. Sabía muy bien que no era Erin, pues había dejado un mensaje de texto en su celular hace más de media hora que partí.
Sabía, que era el castaño el que llamaba.

Debo de dejar de hacer coraje y simplemente hacer algo al respecto con esto, pensé.

Tomé mi celular y contesté la llamada sin pensarlo una vez más.
-¿Diga?

-¿Donde demonios estas? ¿Por qué te fuiste así? -La voz masculina de Jeon sonó tras la vía con tensión.

Cerré mis ojos por un momento, tratando de aferrarme a la realidad que Dayoung me había aclarado.
-Estoy camino a casa.-Contesté, mordiéndome la lengua- Yo...realmente quiero salir de esto ¿de acuerdo?

-¿De que hablas?-Lo escuché decir, la música sonaba ligeramente de fondo, por lo que deduje que se encontraba lejos de la fiesta.

Me prepare para decir:
-Jungkook, realmente quiero salirme de su tradición.-Deje salir las palabras como si fuese agua- Yo...no quiero ser tú sello.

En otras palabras, no quiero ser tú objeto.
Hubo un silencio entre los dos después de que yo hablara, sabía perfectamente que no esperaba eso de mi.
No después de su que había correspondido estupida y fácilmente su beso.

-¿Donde estás ahora, eh? Necesito verte.
La insistencia de sus palabras me estrujaron el corazón.

Me aferré a mi coherencia, aquella que me había faltado todo este tiempo, dije:
-Solo...borra mi numero, Jeon.-Lleve mi palma a mi frente, masajeando un poco mi sien- Yo..lo siento, solo...

Las palabras se atascaron en mi garganta y me fastidie por ello.

Tras la vía, lo escuché sisear.
-Por un demonio, Haneul...¿donde carajos estás?-Escuché un golpe sordo, que me hizo deducir que había golpeado algo.- Tú no puedes solo decir que te quedas e irte al día siguiente, joder.

Me detuve unos segundos a procesar sus palabras que de alguna forma me hicieron sentir culpable. ¿Pero por qué demonios yo era la culpable?

-No puedes utilizarme, Jeon.-Espeté, viendo de lejos las farolas de un taxi- No soy tuya, no soy tu sello, no soy tu maldito objeto. ¡No soy nada! -Exclamé, sacando toda la tensión de mi cuerpo en la pesadez de mis palabras.- Lamento no ser el...sello que esperabas, puedes encontrar otra chica ebria en cualquier bar con el corazón roto otra noche.

-¿Puedes dejar de decir estupideces por un segundo?-Lo escuché decir, hirviéndome el cuerpo por ello- No eres un maldito objeto, Haneul, no eres un maldito objeto para mi. ¡Joder yo no soy los chicos!

Under ;; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora