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Él.

La sensación de pesadez me abunda por todo el cuerpo. El recuerdo de pensar que el dicho viaje a la isla Jeju para despejarme por completo haya sido en vano, decae mis ánimos a un nivel inigualable. Sentía la intensa mirada de aquel místico chico llamado Yeesung cada que me lo topaba, cada que salíamos a otra fogata, cada que tan solo respiraba. Pero llegue a aferrarme a mi cordura un poco más, el que me haya dicho que le recordara a una persona en particular solo trajo a Jiwoo a mi mente.
Estaba empezando a odiarla y la chica ya no está entre nosotros, aquello me enferma demasiado.
El viaje en si, me hizo darme cuenta que mi comportamiento era infantil como descabellado. Asustadizo como realista. No tenia un bando al cual aferrarme ya que, dios, aquellos ojos castaños realmente nublaban mi mente a la hora de ponerme firme sobre la tierra.

Después del viaje, tuvimos que hacer dos paradas, una en Seúl y otra en Busan donde descendieron Jinyoung, sus amigos, yo y Yeesung.
Este último había dicho que pasaría unas cuantas semanas en Busan y, por lo que había escuchado, su hogar estaba ahí solo que por cosas personales tuvo que irse.

Después del viaje decidí hablar con Jungkook. Sin peleas, sin demasiadas preguntas. Desde pequeña siempre quise algo de chispa en mi vida, creo que cualquier chica en el mundo desea algo de misterio, peligro, una pizca de tentación y ahora que se me presenta me escabullo por qué es lo que hacen la mayoría de las personas cuando lo desconocido va a tocarles la puerta.
Pero puedo jurar que en este caso, lo desconocido no toco mi puerta.
La derrumbó.

—Y aquí te dejamos, pequeña.
Jinyoung estacionó su camioneta frente a mi casa, sonriéndome de oreja a oreja mientras desbloqueaba la puerta.

—Te agradezco mucho por el aventón.—Agradecí mientras me quitaba el cinturón y me giraba para ver a Jaebum y a Yeesung sentados en la parte trasera de la camioneta—: Fue un gusto conocerlos, espero verlos pronto.

Me despedí y me aferre a las correas de mi maleta descendiendo del auto al ver a Jaebum sonreír y despedirse de mi con un hasta pronto.
Yeesung, de su parte solo me miro a los ojos como si estuviese acuchillándome con ellos.
Aquello me estrujo el estómago por el miedo, por lo que opté bajarme con rapidez y cerrar con cuidado la puerta ajena.

Cuando di media vuelta para dirigirme al pórtico de mi casa, el claxon de la camioneta de Jinyoung llamo por completo mi atención, haciendo que volviera en sí para verla.
Yeesung había bajado la ventana, mirándome con la misma mirada de antes pero esta vez, había una pequeña sonrisa en su rostro.

—Haneul...tengo curiosidad en algo.—Dijo sin rodeos, no podía descifrar cuál era su expresión en ese momento— ¿Conoces a Jung Hoseok y sus amigos? —su pregunta fue demasiado directa, desconcertándome un poco.

Entreabrí mis labios sin saber que decir aunque la respuesta era obvia. Tan solo tenia esta sensación de que no debería revelarle nada. Pero llevándole la contraria a mis pensamientos, asentí en respuesta.
Una risa irónica salió de los labios delgados de aquel chico. Como si la respuesta también fuese demasiado obvia para él.

—Entonces es lo más seguro que nos veamos seguido, Haneul. Me saludas a Hoseok.—Dicho aquello, escuché como Jinyoung y Jaebum gritaban desde el interior del auto un adiós.

El auto emprendió marcha mientras el chico místico subía de su ventana. Dejándome de pie en mi lugar procesando sus palabras.
¿Yeesung conoce a Hoseok? Por la forma en lo que lo había dicho pareciese que fuesen cercanos.
Inhale profundo con el fin de no seguir dándole vueltas a mi cabeza, me di media vuelta y fui a mi hogar.

❖

Los nervios estaban carcomiéndome la piel de manera lenta, sofocante, casi insoportable. Las ansias provocan que mis dedos golpeen repetidas veces la mesa que tengo frente a mi y que mis pies hagan lo mismo con el suelo. No puedo evitar sentirme nerviosa cuando sé que estoy a punto de ver a Jeon Jungkook de nueva cuenta. Sé que se enfadó demasiado cuando acepté ir a aquel viaje, sé que quería que obedeciera sus peticiones –casi órdenes– a toda costa pero, yo no quería eso.