Ajuste de cuentas|Cuervo Pt. 1

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Olivia

Estaba segura que llevaba más de tres días metida en aquel sótano sin luz y aire hasta que por accidentes de la vida y cambio de planes, el Cuervo había cambiado de localización para seguridad y beneficio de él, consiguiendo yo ver la luz del día después de lo que para mí habían sido tres días.
Ahora en mi nueva "celda", mejor que la anterior, pude ver que esta vez era una casa más grande y alejada de la ciudad a diferencia de la otra. Todavía no había visto al Cuervo, no había aparecido en ningún momento ni siquiera para darle él la paliza que sus hombres me daban, a quien sí había visto en numerosas y aburridas ocasiones había sido a la estúpida de Sofía.
No parecía estar mal, en realidad disfrutaba de verme y más cuando podía darme ella alguna bofetada que comparada con los golpes que me habían dado años atrás y ahora eran caricias que para ella significaban una satisfacción enorme.

Nunca me queje ni pedí que parasen los golpes. No iba a rogar a personas que no tenían ningún tipo de control en la situación.

La herida que tenía en la cintura no estaba bien curada y menos bien cuidada. Los golpes que recibía la abrían más, ardiendo y potenciando mi dolor. El corte de la mano izquierda a penas lo sentía debido al agarre en puño que hacía para aflojar el cierre de las esposas. Eso era lo peor.
Tener las manos atadas por unas esposas suspendidas en alto era lo peor.

Dolía más cuando venían los golpes y las esposas rozaban mi piel que estaba en constante carne viva

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Dolía más cuando venían los golpes y las esposas rozaban mi piel que estaba en constante carne viva.
Eso iba a dejar marca. Otra vez.

Sangre era lo único que salía de mi cuerpo. No sabía como aún no estaba muerta, la sangre no paraba de salir.
Y que decir de los moratones que aparecían uno tras otro.

No estaba muerta aún por que el Cuervo no lo quería. Quería ser él quien tuviese ese honor pero no sabía cuando ni como y eso me ponía nerviosa y tensa.

Ahora que estaba en constante soledad pensé mucho en todo que me había ocurrido metida en el negocio del narcotrafico. El porcentaje más alto se lo llevaba los recuerdos malos y en su minoría estaban las cosas buenas. Todos en el negocio eramos conscientes de que el dinero que generabamos y teníamos nunca lo disfrutaríamos del todo, valía más vivir poco pero con mucho dinero que vivir hasta morir de viejo con poco dinero.
Era un negocio de muertes, dinero y jóvenes.
Eran muy pocos como el Cuervo que vivían hasta los cuarenta y en ese aspecto era algo a lo que tener que admirar al Cuervo.
Pero eso nunca saldría de mi cabeza. Nunca lo diría en voz alta.

Olivia: Me aburre tanto ver tu cara con tanta frecuencia. Me irritas. [dije mientras veía otra vez a Sofía]

Sofía: Y a mi me molesta tenerte aquí, me molesta que sigas viva, me molesta tu vida.

Olivia: Vaya, y yo que pensé que éramos amigas del alma.  [dije moviendo mis manos]

Sofía: Ya sabes, tú siempre piensas mal. ¿Te duelen las esposas? [preguntó con curiosidad]

Una pareja de NarcosOnde histórias criam vida. Descubra agora