Capítulo II: Gracias, Scorpius...

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Capítulo II:

Actualmente, la palabra muggle se había extinguido. Sin poder realizar magia, ni cualquier otro acto relacionado a eso, todos éramos prácticamente iguales.

Yo ya estaba acostumbrada a ello, nunca había tenido una varita, y sólo presenté magia involuntaria en su debido tiempo, cuando era pequeña.

-Nos vemos en la salida.-alcancé a decirle a Lily, quien sólo atinó a despedirse alzando una mano.

-Rose, le dices a tía Ginny, que no llegaré para el almuerzo...-me dijo mi hermano Hugo.

-¿Adónde vas?-le pregunté de inmediato.

-¿Tengo que decirte todo? Ya tengo catorce.-me contestó fastidiado.

Entrecerré los ojos y me crucé de brazos.

-Sólo responde la pregunta....-le ordené.

-Voy a casa de un amigo. Estaré a las seis para la cena...-respondió finalmente.-¿Feliz?

-No te demores o tendré que ir a buscarte... -le dije mientras sentía que Albus me jalaba del brazo para ingresar a nuestro salón.

Hugo, rodó los ojos, y se fue diciendo algo por lo bajo.

Sonreí para mis adentros, habían veces, en las que me gustaba sacarlo de sus casillas, pero en verdad lo hacía, porque no quería que nada le pasara. 

En cuanto ingresamos al aula, notamos que estaba casi llena. La mayoría de alumnos, sólo iba para hacer bromas o pasar el rato, pero nadie iba porque en verdad, deseaba aprender.

Para ellos, con saber leer, contar y escribir, ya era suficiente.

Planeaba sentarme adelante, pero todos los sitios estaban ocupados y cuando al fin, creí obtener un asiento, alguien fue más rápido y me lo arrebató.

Así eran los modales en el distrito doce, completamente inexistentes. 

-Gracias...-dije sarcásticamente.

-Aquí, Rose.-murmuró Albus llamándome desde el fondo. Noté, que estaba al lado de su mejor amigo, Scorpius Malfoy, con quien crucé un par de miradas. 

Finalmente, conseguí sentarme al lado de mi primo, y sin muchas ganas, le di un vistazo a mi cuaderno, pero era imposible concentrarse con todas esas voces en el salón. Todo el mundo hablaba y se lanzaba papeles entre sí.

Sin embargo, todos se callaron, en cuanto la puerta se abrió e ingresó la profesora, quien para variar, no estaba de buenos ánimos.

-¡Presten atención, porque no pienso volver a repetir!-gritó la mujer de aspecto desdeñoso.-Espero, que no hayan olvidado el examen que teníamos programado para hoy. -sentenció, mientras más de uno se enteraba y repartían las hojas.-Será de unos quince minutos... Prohibido copiarse, prohibido hablar...

Y bla, bla, bla...

Esto no es difícil, pensé respondiendo las preguntas, que me parecían tan fáciles como darle en el blanco a un cervatillo. No había estudiado, pero por alguna razón, recordaba las clases. 

La mayoría de mis tías, decían que era tan inteligente como lo había sido mi madre, pero yo no les creía, pensaba que mi madre debió serlo mucho más, con todas las experiencias que había pasado.

Aunque, si ella estuviera viva, seguro que me diría lo contrario.

Pero, me desconcentré al ver que alguien intentaba llamar mi atención.

Los juegos del Hambre, por Rose Weasley. (SCOROSE COMPLETA)Where stories live. Discover now