Capítulo IX: Los trágicos amantes del distrito doce...

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Capítulo IX:

Pusieron a todos los tributos en orden, hasta formar una media luna.

-Escúchenme bien...-nos pidió una encargada del centro.-La regla número uno, es no pelear con otro tributo, ya tendrán tiempo en la arena para eso... Luego, aprovechen en practicar todas sus habilidades en este gimnasio equipado... Finalmente, recuerden que hay patrocinadores observándolos... -hizo una pausa observándonos con frialdad.- No olviden, que dentro de dos semanas, veintitrés de ustedes ya estarán muertos. Diez por ciento, a causa de infección, veinte por ciento, por picaduras de insectos, treinta por ciento, por hipotermia, cuarenta por ciento, por deshidratación, y sesenta por ciento, por otro tributo. -Sonrió algo maquiavélica- ¿Entendieron?

Todos asintieron.

-Pues bien, que empiece el entrenamiento...-finalizó retirándose.

Haymitch nos había pedido no demostrar todas nuestras habilidades, por lo que me alejé de la cola de los arcos y cuchillos, y preferí ir con los de agilidad mental.

Más allá. Una chica de cabello azabache, lanzó miles de dagas, dando en todos los blancos.

Diablos, pensé. Ella debía ser del distrito uno o dos.

Busqué a Scorpius con la mirada, pero no lo encontré.

Me distraje mirando a un profesional. Lo supe por el arma que llevaba en las manos, una espada, y por como apuntaba a otro tributo con el.

Luego de agilizar mi mente con retos mentales, me adelanté a una prueba de obstáculos, que la realicé sin dificultad.

Así estuvimos todo el día, ante la mirada atenta de los patrocinadores.

-Eh, Rose...-me llamó una voz conocida.

-Te estaba buscando, Scorpius...-le dije ni bien lo vi.

-¿A mí?- preguntó alzando una ceja.

-Sí, quería saber con qué entrenabas...-le expliqué.

-Estaba entrenando con las hachas, pero definitivamente, no es lo mío. -sentenció.

Aquello, me sorprendió, pues él era alto y se le notaba que tenía buena musculatura, como para ser bueno con las hachas.

-¿Haz intentado con trepar o algo parecido?-le pregunté.

-No, eso lo haré mañana... Quería practicar con los cuchillos...-me decía algo aburrido.- Cuando, era niño, mi padre me enseñó a tener buena puntería...

-¿Ibas al bosque con tu padre?-le inquirí.

-No. Me enseñó a lanzar dardos...-contestó riendo.-Siempre me decía, que él tenía la mejor puntería al lanzar sus hechizos, y que yo debía tenerla también... Él tiene la esperanza de que algún día, aprenderé magia... Lo cual, me parece una perdida de tiempo, porque sé que eso nunca ocurrirá.

-¿Aprender magia?

-Sí...

-Tu padre, sólo tiene esperanzas, Scorpius...-le dije recordando aquello que alguna vez, había dicho mi abuelo cuando éramos pequeños.

Todos ellos, ancianos y adultos, ansiaban volver a tener la varita que les había sido arrebatada, muchos años atrás.

-¿Por qué me pediste que me quedara a las celebraciones luego de la cosecha?-le pregunté tocando ese tema por primera vez.

Definitivamente, no se lo esperaba, pareció palidecer, pero luego, sonrió.

-No lo sé, yo...-iba a decir, pero una discusión entre dos tributos, se salió de control, y varios agentes pusieron orden en el centro.

Los juegos del Hambre, por Rose Weasley. (SCOROSE COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora