Capítulo III: Esto no está bien...

1.3K 98 8
                                    

Capítulo III:

La vida solía ser tranquila todos los domingos, cuando nadie trabajaba y sólo nos dedicábamos a pasar el tiempo libre.

Normalmente, en esos días mis primos y tías, venían a comer a nuestra casa, por lo que teníamos tiempo de charlar y ponernos al tanto de todo lo que había ocurrido durante la semana.

Pero a mí eso me aburría. Me aburría, porque casi siempre fingían que todo estaba bien, cuando en verdad, no era así. Apenas, si nos alcanzaba para comer saludablemente.

Levanté la vista, y noté que James hablaba con Leah, su novia desde hacía un par de meses. A todos nos sorprendió cuando él había confesado que estaba saliendo con alguien por primera vez.

-¿Quieres que te ayude?-le pregunté a Albus, quien estaba sacando agua del pozo frente a nuestra casa.

-Ya casi termino...-me dijo un tanto cansado.-Mamá me envió a traer seis baldes de agua, y estoy tan cansado. Este es el último.-contestó riendo.

-Ya estamos acostumbrados a eso...-dije sonriendo y jalando la cuerda para sacar los recipientes.

-Gracias.-me respondió en cuanto le entregué el balde.- ¿No vienes adentro? Ya van a servir la comida.

-En un momento.

-Está bien.-me dijo sin interés.

Sólo sonreí en respuesta, y volví a lo mío.

Metí la mano a mi bolsillo y saqué una pulsera que me habían dado en el Quemador a cambio de una ardilla. Había olvidado dársela a Lily, por lo que se la entregaría de una vez por todas, pero andaba tan distraída que se me cayó al suelo.

-Rose...-exclamó una pequeña y dulce voz.

Unas pequeñas manos me tomaron uno de los mechones de mi cabello, y me olvidé completamente de lo que hacía.

-¿Qué haces aquí?-le pregunté sonriendo a la pequeña niña que me miraba con una enorme sonrisa.- ¿Por qué no estás con tu mamá?

Era Violet, la pequeña hija de Victorie y Teddy. Apenas tenía dos años, y era tan rubia como mi prima, pero tenía los mismos ojos verdes que su padre.

-No...-dijo sonriendo y jugando con mi pelirrojo cabello.- Mamá...en la cocina...-me respondió como pudo.

-Ven aquí.-insistí cargándola y llevándola hasta la casa.

Cuando Victorie y Teddy se casaron, no hubo ningún problema, el problema vino cuando nos enteramos que ella estaba embarazada. Su madre, la tía Fleur, se molestó con ellos durante algún tiempo, pues apenas si tenían dinero para alimentarse ellos mismos, y luego tendrían otra boca a la que dar de comer.

Sinceramente, yo no pensaba en tener hijos. Tenía muy claro que jamás los tendría. En un mundo como este... ¿A quién se le ocurría traer niños?

-Crecen tan rápido...-me dijo tía Angelina en referencia a la pequeña.

Sólo sonreí.

-¿Cómo van en la escuela?-me preguntó poniendo unos vasos en la mesa.

-Bastante bien.-contesté mientras bajaba a Violet.

-Ginny, me ha dicho, que han estado yendo al bosque.-soltó a modo de regaño.- Saben lo peligroso que es.

-Tía, lo que cazamos nos ha ayudado bastante... Sabes que con el sueldo de la tía Ginny, apenas nos alcanza, y James recién ha empezado a trabajar en las minas.-le expliqué.

-Cariño, sabes que puedes contar con nosotros. No es necesario que sigan yendo a esa zona restringida.-me dijo.

Pero no sólo íbamos de cacería, ese lugar también era nuestra única distracción y donde podíamos ser nosotros mismos.

Los juegos del Hambre, por Rose Weasley. (SCOROSE COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora