I

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Dadas las circunstancias, había que seguir el protocolo, y con eso venía conocer a los afortunados jóvenes.

El primero se llamaba Bakugō Katsuki, cabellera rubio cenizo, ojos rubíes y una actitud que sin duda era de todo menos calmada -al menos en opinión suya, aunque no negaba que era divertido-

El segundo se llamaba Todoroki Shotō, alguien increíblemente peculiar, heterocromático, con una cabellera bicolor y una actitud muy reservada.

"—¿Cómo están destinados?— le preguntaba a su madre —Son tan diferentes.

—El amor no ve esas cosas cariño— respondió alegre —Al parecer ellos solo necesitarán un pequeño empujón para darse cuenta."

Mientras veía como ambos se reunían con sus respectivas amistades formulaba un plan.

Porque más que un ligero empujón, ellos parecían necesitar una 'suave patada' y no era por ser grosera.

Es que, la situación era demasiado irónica.
Ambos estudiaban en la misma academia, tenían un amigo/conocido en común y podría jurar que también estaban en el mismo salón.

¡¿Cómo no se percatan de la existencia del otro?!

—Es que no logro comprender Tsuyu ¡Incluso van a la misma estación de tren luego de clases!

—¿Cómo piensas ayudarles Ochaco-chan?

—No estoy muy segura, tenemos un límite con respecto a esto, la verdad no sé como iniciar.

—Bueno, tu mamá tuvo una misión similar ¿No?

Lo que decía su amiga no era mentira, ese par de chicas eran vecinas en el mismo piso, algo ligeramente similar a lo de ahora.

—Si, actualmente tanto Yaoyorozu como Jirō están muy bien.— murmuró sin poder evitar uno que otro suspiro —Lo primero será que estos dos descubran la existencia del otro.

Asui observó un momento a su compañera quien reunía una que otra idea, antes de fijar la vista en lo que ocurría abajo.

Se notaba los tonos naranjas del cielo, dando bienvenida a la noche y con esta la llegada de aquel rubio quien escuchaba música en su celular antes de apoyar su cuerpo contra uno de los postes cerca a la estación del tren.

5 minutos después el bicolor llegaba con algunos papeles, probablemente trabajos; todo estaba normal.

—Ochaco-chan.— llamó la peliverde captando la atención de la mencionada —Mira.

Las dos chicas analizaban el panorama, una corriente de aire acababa de desparramar gran parte de los papeles que traía el heterocromático, quien ni corto ni perezoso empezaba a recogerlos con prisa.

El ojirubi estaba concentrado en su música hasta que divisó una hoja de papel que yacía bajo sus pies antes de levantarla y girar su cuerpo al mismo tiempo que el otro levantaba la vista en busca de su último trabajo.

Uraraka calló un grito, estaba pasando.

Los dos chicos se miraron, sin pronunciar palabra alguna, Katsuki por inercia se acercó a Shotō para darle lo que al parecer le correspondía.

Ese ambiente relajante combinado con la recién llegada de la noche mostraban un escenario encantador pues el hilo entre sus dedos brillaba con un poco más de fuerza.

Pero, cuando por fin Bakugō iba a decir algo el tren llegó cortando todo de raíz y el bicolor le susurró un gracias antes de abordarlo.

—¡Joder!— gritó la ojicastaña antes de recostar su cuerpo —¡Estaban tan cerca!— seguiría así de no ser porque al sentir la mirada de reproche de su progenitora pidió varias veces perdón.

Al menos las cosas parecían estar saliendo bien.

❛Angel of Love ; [ᵏⁱʳⁱᵈᵉᵏᵘ/ᵇᵃᵏᵘᵗᵒᵈᵒ]❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora