Capítulo 10. La boda

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Camila

-Te he estado buscando por toda la casa, cariño. – Asomé la cabeza por la entrada a la cocina, y me encontré con que Lauren estaba en compañía de Laura, muy calladas por cierto, me pareció de inmediato el remanente de una discusión.

-Me ha despertado el hambre. – Contestó Lauren mientras se acercaba a mí, tomó mis manos, me miró a los ojos con una tierna sonrisa y besó mi sien. – Creo que subiré a tomar una ducha, te espero arriba. – Se retiró.

-Es una ternura esta Jauregui. – Habló Laura y yo fruncí el ceño, sin descifrar la intención de su comentario.

-Lo es cada vez que quiere. – Respondí con dejo mientras me preparaba un emparedado.

-Dime la verdad, Camila, a ti no te gustan las mujeres, ¿qué haces con Lauren? – Me abordó por sorpresa y yo sólo pensé que era una entrometida, ella y yo nunca nos contábamos nada, ahora repentinamente estaba interesada en mi vida.

-Creo que el hecho de que me haya casado con ella responde todas tus preguntas. – Resoplé.

-El hecho de que su familia tenga mucho dinero también dice muchas cosas. – Insinuó y yo me molesté.

-Crees que tu historia es muy parecida a la mía... a ti no te gustan los hombres, y ahora te casarás con uno por su dinero.

-No sabes nada, guarda tus comentarios. – Me advirtió con soberbia.

-Eso mismo te digo yo a ti, sino te entrometes en mis asuntos yo estaré complacida de ignorar tu vida de igual manera.

Ni siquiera fui capaz de terminar lo que había preparado para comer, me había disgustado la corta conversación con Laura que hasta el apetito me hizo perder. Sin más volví a mi habitación y escuché a Lauren cantar desde la ducha, cantaba en español, era la canción que habíamos escuchado en la radio mientras mi padre nos traía hasta la casa, sonreí por lo familiar que se había sentido, por lo general ella sólo hablaba inglés, y usaba el español exclusivamente cuando estaba de mal humor y quería desahogar todas sus groserías. Estaba tan extasiada con la melódica voz de la pelinegra que no escuché en el momento que Lauren cerró el grifo, de repente la puerta del baño se abrió y la vi sobresaltarse al verme en la cama observándola. La había visto miles de veces así, cubierta por una toalla y con las mejillas sonrosadas por el agua caliente, su cabello húmedo y pegado al rosto, esa carita de buena niña que particularmente no me inspiraba cosas tan tiernas cuando descubría en sus ojos toda su picardía, por primera vez me pregunté si sería prudente fantasear una noche entera a su lado... entonces fui yo quien se sonrojó y sacudí la cabeza frenética como intentando despejarme de esos pensamientos.

-No creí que regresaras tan rápido. – empezó a hablar mientras buscaba su ropa. – Hubiese salido desnuda a ver si eso captaría tu atención, tengo potencial como exhibicionista. – Agregó bromeando, yo me hice la indiferente.

-Mi hermana sabe bien cómo sacarme de mis casillas. – Comenté y volví mi vista a Lauren quien ya se había cambiado, entonces ella sonrió y volvió a buscar entre sus cosas.

-Tengo algo para ti. – Habló lanzándose a la cama sin mucha sutileza y entonces me entregó un libro, mis ojos se iluminaron, se trataba del tercer libro de una saga literaria que me estaba leyendo, había planeado comprarlo hace semanas, pero al final no había sacado el tiempo y siempre me arrepentía de ello. – Es un regalo. – Dijo sonriendo al verme tan emocionada.

-¿Andas inmiscuyéndote entre mis cosas? – Jugué acariciando su pelo. - ¿Cómo sabías...? – Le pregunté refiriéndome al libro.

-Soy como una especie de fan y todavía no me quieres. – Hizo un puchero, yo le sonreí y besé su mejilla rápidamente.

No quiero ser tu esposa (Camren)Where stories live. Discover now