Capítulo 14. Ella es fuego

9.3K 548 33
                                    

Lauren

Estaba estancada, completamente estancada, como nunca antes lo había estado. Sentía mucho coraje, porque aunque quería renunciar a mis sentimientos era imposible, más fácil era bajar un pedazo de cielo que Camila me llevara hasta él. Ella era como un semáforo, y me mantenía siempre colgando de un hilo, yo era como daltónica, incapaz de ver en qué color se encontraba, por eso ella tenía el control.

-Definitivamente los rumores son ciertos. – Escuché la voz de Michael en la habitación y saqué mis húmedas narices del cojín intentando disimular mi rostro sollozado. Era muy extraño que mi padre se encontrara en casa, llevaba semanas fuera de la ciudad siguiendo un estricto tratamiento, estaba decidido a luchar hasta el final, no iba a irse sin antes dar la batalla. – ¿Qué sucede, Lauren? ¿Algo va mal con tu vida? ¿Con tu matrimonio? Aunque no lo creas pregunto por ti a la gente de esta casa, excepto a tu abuelo porque nunca da detalles, pero quienes trabajan aquí dicen que te desconocen.

-De repente estás interesado. – Fui sarcástica, no podía evitar mis insolentes comentarios, era una manía que había adquirido desde la adolescencia, el trasfondo de mis palabras siempre era el mismo: demandar su poco afecto y atención hacia a mí, sin embargo eso ahora ya era un tema cerrado. Michael se sentó a mi lado y me tomó la mano, entonces me miró con una expresión que yo reconocía en mí misma, estaba siendo sincero en ese momento.

-Eres parte de mí, Lauren. Es fácil cuando bajas la guardia, descifrarte a través de tu mirada. Nunca voy a olvidar lo feliz que me sentí el primer día que vi esos ojos... No fui el mejor papá, sería un descaro de mi parte no reconocerlo y me entristece pensar en la posibilidad de que lo nuestro no tenga enmiendo, sin embargo quiero que seas feliz, mereces que alguien te de la felicidad que nunca te han dado. Estás sufriendo y lo sé, porque nunca olvidaré tampoco la primera vez que vi esa expresión de tristeza, fue aquella vez cuando entendiste que no podías retener aquella pobre criatura que tanto amabas, tú agonizaste esa noche junto con ella, eras apenas una pequeña niña y a mí se me rompía el corazón, sin embargo no hice lo suficiente para consolarte. - Esa fue la única ocasión en que mi padre fue sincero conmigo, me conmovió tanto que unas cuantas rebeldes lágrimas se escaparon de mis ojos. Yo sabía lo que iba a suceder en un futuro cercano, ambos lo sabíamos, no había necesidad de ser directos, al contrario, resultaría quizás más doloroso.

-¿Qué crees que deba hacer ahora? – Titubeé, él se quedó pensativo.

-Que no se te haga extraño que no tenga una respuesta para ti. – Sonrió tristemente. – En el amor, Lauren, las cosas muchas veces no resultan como uno quiere, si es el caso contrario, considérate afortunada. Alguien ha tocado tu corazón, es una buena noticia para mí, era un poco harto siempre ver tu cara dura. – Bromeó y yo sonreí. – Si consideras que vale tantas lágrimas, ten valentía y nunca flaquees, sigue a tu corazón, porque él te dirá lo que en verdad quieres y necesitas... Tuve que llegar hasta aquí para darme cuenta de que era lo realmente esencial, por favor no repitas mis errores, tienes que ser mucho mejor que yo.

-Creo que el corazón a veces se equivoca. – Dije desesperanzada.

-Lauren. – Me miró con seriedad. – Sé lo que han hecho a mis espaldas.

-Supongo que Carlos ha previsto que tú entrarías en razón y lo apoyarías en cuanto te enteraras de sus planes... él sólo quiere garantizar que lo nuestro quede en nuestra familia... entiendo que te sientas traicionado. – Dije tratando de amortiguar la verdad.

-Si querías demostrar que realmente lo que corre por tu sangre es el legado de tu apellido, has hecho bien, estás siendo muy ambiciosa. – Reprochó.

-¿Es que cuándo me miras no ves tu reflejo? – Reclamé por su cinismo.

-Te me pareces más Carlos, él es mucho más suspicaz, agresivo e inteligente que yo, y a veces no sé dónde están sus límites, ¿Tú conoces los tuyos? – Me preguntó casi con lástima. – No espero que seas como yo, pero tampoco que seas como él... tienes que prometerme que...

No quiero ser tu esposa (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora