Capítulo 15. Sin mirar atrás

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Lauren



-Jauregui, Lauren, ¡Hey, Lauren! – Escuché a lo lejos una insistente voz que pretendía arrancarme de mi apacible sueño, fue cuando entonces empecé a sentir los efectos de la resaca. Mi cuerpo entumecido se intentaba deslizar debajo de las sábanas, las cuales se sentían agradables al contacto, demasiado sedosas como para estar vestida... Mi corazón se aceleró de inmediato y los recuerdos de la noche anterior aparecieron como un conjunto caótico de imágenes, la pereza se había esfumado y la resaca desinhibido. Abrí los ojos paulatinamente como quien no quiere descubrir lo que sigue, pero ahí estaban las marrones y vacilantes pupilas de Camila. No podía verla como antes, no después de lo que había sucedido hacía unas horas, mis mejillas se sonrojaron violentamente, sentía que el rostro me ardía, Camila me observó con reproche. – Oh no... no, no, no, no me mires así Lauren. – Gimoteó cubriéndose el rostro, lo que siguió fue una ansiosa castaña que se paseaba de un lado al otro de la habitación con tan solo sus bragas y una camisa a medio abotonar, su cabellera desordenada caía sobre su rostro, y pensé que nunca la había encontrado tan hermosa como esa mañana. – ¿Por qué me miras de esa manera? Sólo déjalo. – Me habló deteniéndose justo frente de mí, sus ojos encendidos me miraban vigilantes.

-Sólo pienso que eres preciosa. – Musité con sinceridad, Camila suspiró profundamente, parecía como si algo le inquietara sobremanera. – ¿Estás bien? – Indagué.

-¿Te das cuenta lo que está pasando? Detente por un momento. – Habló como si fuera bastante obvio. – Esto se nos está saliendo de las manos. – Un murmuro bastó para que mi corazón empezara a desmoronarse, Camila no parecía feliz ni satisfecha con los últimos sucesos, descubrí entonces en su rostro la vergüenza del arrepentimiento. – Fue un error, Lauren. – concluyó enterrando su rostro nuevamente entre sus manos.

-Tú me trajiste hasta aquí, Camila, iniciaste esto y ahora te resulta una equivocación... eres una cobarde. – no recuerdo cuándo fue la última vez que me sentí tan herida como en ese momento, me deslicé sobre la cama intentando reprimir las lágrimas que se apresuraban por escapar de mis ojos, vestí mis ropas con rapidez entre la congoja que me azotaba el pecho sin misericordia.

-¿A dónde vas? – La escuché interrogarme a las espaldas.

-Lejos de ti. – Espeté dándome la vuelta para enfrentarla, el dolor empezaba a mutar hacia la ira y la desilusión. – ¿No te das cuenta que tu actitud está acabando conmigo? Solo he tratado de demostrarte que te quiero, ¡Te quiero en serio, maldita sea! He lidiado con tu indecisión e indiferencia, lo que sucedió anoche fue porque ambas lo deseamos, pero hoy vienes y dices que es un error ¿Qué hacías anoche, Camila? ¿Estabas usándome? – Le recriminé y me detuve cuando la voz empezaba a quebrarse al final de la frase, Camila permanecía inmóvil mientras una combinación entre sorpresa y negación se apoderaban de sus fanales.

-¿Usarte? ¡Eso es precisamente lo que has hecho tú conmigo desde el principio! – Me reprochó con irremediable apatía, sus pupilas eran dos ráfagas encendidas, yo comprendí que ella estaba tan herida como yo, estábamos en una encrucijada, ella no quería olvidar y simplemente seguir, yo no tenía idea de cómo reponer el mal que había hecho, entonces ¿debía hacerme a un lado y seguir o quedarme y luchar por el débil destello de un sentimiento irreconocible en Camila?

-Entonces... ¿Todo este tiempo se ha tratado de una venganza? – Le pregunté temiendo su respuesta, la miré y no supe si negó con la cabeza o se debatía en decidir si era de ese modo u otro, quizá lo había hecho inconscientemente.

-Lo lamento, Lauren. – Habló finalmente y me miró como suplicando por algo. – Esto simplemente no puede funcionar... sabes que lo que empieza mal termina mal, y vaya que fue un desastroso comienzo, nunca debí permitirme esto, nunca debimos. – Se detuvo porque la voz empezaba a debilitársele, ahora parecía sumamente triste.

No quiero ser tu esposa (Camren)Where stories live. Discover now