22. Jamás podría hacerte daño

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Estado: California, Los Ángeles. Hora: 08:09 a.m
04 de Marzo, 2014.

Omniscient.

Los primeros rayos de sol que asomaron en la habitación lograron despertar a Justin, definitivamente había extrañado conciliar el sueño y eso solo lo lograba cuando Kylie estaba cerca. En cuanto se percató de que sus brazos rodeaban la cintura de la pelinegra una sonrisa apareció en su rostro, con su mano izquierda quito un mechón de cabello del rostro de ella y comenzó a dejar un caminito de besos, desde su mandíbula hasta su hombro desnudo.

—Vaya... Buen día para usted también, Señor cascarrabias —susurró Kylie mientras soltaba una risita leve.

—¿Señor cascarrabias? —cuestionó el castaño en medio del camino de besos que iba dejando sobre el cuello de ella.

—No conozco a nadie más que se enfurezca con tanta facilidad —ella se dió la vuelta y cuando iba a abrir sus ojos sintió los labios de él sobre los de ella, por lo tanto decidió seguirle el beso.

Beso que duró justo lo necesario antes de separarse, Justin le indicó que debía estar lista lo más antes posible ya que hoy mismo regresarían a Malibú.
Una vez que él salió del baño y posteriormente de la habitación, Kylie ingresó a la ducha. Mientras enjuagaba los restos del jabón noto unos cuantos chupetones en sus senos, suspiró al recordar la increíble noche que tuvieron y finalmente salió de la ducha.

Al bajar a la primera planta se dirigió a la cocina de la casa, ignorando por completo a las chicas semidesnudas que estaban en el living. Al entrar en la habitación notó una perfecta línea en el comedor con distintos tipos de desayunos y todos tenían una etiqueta con el nombre de cada miembro de la pandilla.
Se sorprendió ya que con ellos no habían venido los cocineros de la mansión de Malibú, pero sin darle mucha importancia tomó su tradicional batido verde y al girar sobre sus talones para salir del lugar se topó con su hermano mayor.

—Buenos días enana... ¡Ay por favor! ¿En serio tienes que andar mostrando por ahí que tuviste una buena noche? —exclamó Christian, el castaño caminó hasta el comedor donde había un rollo con toallas de cocina y tomó tres, se acercó a su hermana menor y las colocó donde terminaba su escote.
Entonces ella comprendió todo, los chupetones se seguían notando en el valle de sus senos, la pelinegra carcajeo y se quitó las toallas de encima.

—Pues al parecer yo no fui la única que tuvo una buena noche, eh —respondió ella mientras señalaba el lado derecho del cuello de su hermano, logrando así que él se sonrojara—. Sin olvidar que probablemente fue con mi mejor amiga, ¿cierto?.

—¿¡C-cómo sabes de eso!? —Christian sonrió de manera inocente.

—Yo lo sé todo Jacob.

—De cualquier manera, tú coges con uno de mis mejores amigos y no me quejo. Al igual que Caitlin —él se encogió de hombros y Kylie rompió a carcajadas, sin excusa alguna, Christian tenía toda la razón—. Pero por amor a tu hermano mayor, cuídate por favor. No quiero ser tío tan joven.

Ella carcajeó con más ganas y antes de salir de la cocina, respondió—. ¡Oh vamos Chris! Cierra la boca.

De camino a las escaleras se topó con Yovanna quién iba con rumbo al gimnasio, Kylie no dudo en unírsele sin importar que no tuviera ropa acorde a la situación, al ingresar al gym de la casa las demás chicas ya es encontraban allí.

—¡Pero miren quién llegó! —chilló Chantel mientras la señalaba de arriba a abajo—. La campeona del gang.

—¿Disculpa? —la pelinegra frunció el ceño.

Bizzle Gang » +18Where stories live. Discover now