☆Capitulo 18: Reconciliación.

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Enfermos Mentales. Capitulo 18: Reconciliación

—Ya le dije, decano —repitió Sheyla al Sr. Goldman, quien la interrogada acerca de lo sucedido—. Salimos a tomar aire y de pronto ese loco vino de la nada. La única ruta de escape era el bosque a nuestro lado. Erick, Liza y yo tratamos de huir pero tuvimos que separarnos. Liza tuvo la peor suerte. Cuando vi que estaba frente a ella, tomé lo primero que vi en el piso y lo golpee, como se habrá dado cuenta. No sé de dónde habrá salido o quien era. Le juro que no sé nada más.

El decano se quedó pensativo durante unos segundos. Luego inhaló y exhaló hondo. Parece que se lo había creído. Las personas seguían llegando y acomódandose un en círculo a nuestro alrededor, tratando de enterarse de lo que pasó. Yo hacía todo lo que Sheyla me había indicado minutos atrás.

"Hazte la nerviosa e impactada. Actúa lo más shockeada que puedas y no digas una sola palabra"

Intentaba ser lo más creíble posible. Me habían cubierto la espalda con una manta que sostenía con mis manos. Temblaba y respiraba forzadamente. Me había corrido el maquillaje para hacer la escena más dramática, aunque mi pelo húmedo por el sudor y el lodo en mis pantalones ya eran suficiente para hacerme ver como un desastre.

Le debía la vida a Sheyla, literalmente.

—Bien, según me informaron hubo una falla eléctrica en el Edificio de tratamiento intensivo número dos. El que los atacó se llama Carl Wilson, un pedófilo que ha estado aquí por más de 3 años. Aprovechó el fallo de electricidad para golpear a un guardia y escapar. Habrá conseguido la máscara de alguna habitación o de la boutique. Seguro las vio y fue directo hacia ustedes. Han sido muy valientes las 2 por enfrentarlo, les prometo que esto no volverá a pasar —dijo tratando de calmar a Sheyla—. Nos llevaremos a la señorita Elizabeth para hacerle unas cuantas preguntas y algunos estudios. Puede que esto le haya dejado un trauma...


—¡No! —se apresuró a interrumpir—. Es decir... no. Ella solo está un poco shockeada por lo que sucedió. Es una chica fuerte, solo necesita descansar y asimilar lo que pasó.

—Aun así tenemos que llevarnosla, Srta. Rizzo. Debemos preguntarle qué es lo que recuerda —se cruzó de brazos.

—Esta bien, señor. Solo le pido que la deje descansar, luego estará como nueva y podrá preguntarle lo que quiera —suplicó Shey tratando de converserlo.

Él lo pensó unos segundos en los que me volteó a mirar. Me hice la ciega, muda y sorda. Dejando mi vista enfocada en un punto fijo en el suelo para parecer lo más lejana a la realidad posible.

—Bien, ¿Necesitas ayuda para llevarla a su habitación? —preguntó. Sheyla negó con la cabeza—. Vale, mañana temprano la irán a buscar para llevarla al interrogatorio.

—No hay problema. Vamonos, Liza —dijo ella levantandome del tronco donde estaba sentada.

Parecía que todo había salido bien, hasta que el decano carraspeó a nuestras espaldas.

—Señoritas —llamó nuevamente, haciendo que Shey de la vuelta para que lo volteemos a mirar—. Este es el segundo lío en el que se ven envueltas. Uno más y comenzaré a creer que no son simples coincidencias.

—¿Intenta insinuar que nos metimos en esta situación a propósito?

A este punto se me hacía casi imposible ocultar mi expresión de sorpresa.

—Eso no fue lo que dije.

—Genial, porque tiene suerte de que no decida llamar a mis padres para que le cuenten a toda la prensa que este internado no es un lugar seguro para los jóvenes, y que encima el decano acusa a las víctimas de ser atacadas por elección propia.

Enfermos Mentales [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora