24.- 체스.

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Sanae se había acostumbrado a pasar la mayor parte de su tiempo junto a Jimin, incluso temía haberse vuelto una mujer dependiente y aunque se había planteado mil veces la posibilidad de alejarse del muchacho, regresaba al mismo lugar tan pronto como lo intentaba ¿Cómo había hecho el chico para enamorarla de esa manera? Estaba perdida y le dolía admitirlo.

Ese día, Jimin llegó al departamento de su novia tan puntual como de costumbre, vestido con unos jeans rasgados, una camiseta color negro y unos puma deportivos del mimos color. Tocó la puerta y espero la respuesta de su chica. El joven se encontraba especialmente animado, pues sería la primera vez que acompañaría a Sana a su editorial para entregar el avance de su nueva novela.

La chica abrió apresurada, alineando su desteñido morral en su hombro. Acomodó sus anteojos y quitó el cabello de su rostro para mirar al muchacho y sonreír. Jimin le devolvió la sonrisa y se inclinó para besarla en los labios fugazmente. Sanae era una mujer distraída, pero había aprendido a desarrollar un eficaz método para sobrellevar su caótica vida y todo lo que ameritaba ser una escritora en ascenso. Llevaba puesta una falda de tela muy opaca, junto a una blusa blanca con un crop deportivo color negro debajo. Un chaleco vintage lograba darle un giro al atuendo y las botas UNIF comando, le concedía un excéntrico porte difícil de encontrar.

Jimin se había acostumbrado a la extraña manera de vestir de la muchacha y al decir verdad, había comenzado a apreciarlo. Se tomaron de las manos para salir del edificio, mientras entablaban una pequeña y trivial conversación. Al llegar a las escaleras, Sanae miró a Hoseok acompañado de una mujer occidental con piel morena y un cuerpo exageradamente envidiable. Ambos reían de quien sabe que cosas y cuando su mirada chocó con la de su viejo amigo, Hoseok se giró para continuar con su camino sin siquiera prestarle atención.

Jimin puso los ojos en blanco y negó. Por su parte, Sanae no pudo sentirse de peor manera, cada vez que por casualidad se encontraba a Hoseok, este continuaba con su camino como si nunca hubieran sido amigos y aunque dolía, tenía que afrontar su decisión y sobre todo respetarla, pues lo había herido demasiado y no podía darse el lujo de quejarse.

Así pues, mientras la jovencita se encontraba sumida en sus pensamientos, siguiendo la conversación sin prestar atención realmente. Llegaron al estacionamiento. Sanae no se detuvo, se había acostumbrado a ir a pie o a viajar en bicicleta, pero Jimin la tomó por el brazo para inhibir su camino. El joven sonrió y la guío hasta el aparcamiento de autos, mostrándole un Jetta 2005 color gris.

— ¿De quién es ese auto? — preguntó, frunciendo el ceño.

Jimin sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta.

— Mío — respondió —, casi no lo uso, pero es completamente mío.

La chica asintió y entró al vehículo. Jimin rodeo el auto para subir al asiento de conductor y encender el ruidoso motor del cacharro. Sanae comenzó a reír al ver como Jimin se quejaba por los problemas que le daba el coche. Negó con la cabeza y suspiró cuando el carro se animó a avanzar.

El equipo de audio, a diferencia del resto del vehículo, era súper nuevo y se escuchaba a la perfección. De pronto comenzó a sonar una melodía de Bruno Mars y el joven empezó a mover su cabeza dejándose llevar por el ritmo de la música. Sana decidió seguir con el juego de su novio y mientras continuaban con su camino hasta la editorial, ambos se movían con ritmo dentro del auto.

El viaje fue en realidad demasiado ameno, tanto que llegaron al sitio sin darse cuenta. Bajaron del auto riendo como dos chiquillos y se dirigieron al gran edificio sin prestar atención en su alrededor.

Cuando se percató, Jimin quedó impresionado al conocer por fin la gran editorial en la que trabajaba su novia. En todo el sitio había un gran movimiento y todo el mundo parecía estar demasiado ocupado. Subieron al ascensor y Sanae marcó el número de piso, una pequeña melodía de kpop se escuchó por la radio, Jimin no puedo evitar tararear. Al detenerse, la puerta del ascensor se abrió y el joven quedó atónito al mirar a la cantidad de gente en aquel departamento. Un sinfín de personas corrían de un lado para otro, había humo de cigarro por doquier y el aroma a expreso había comenzar a fastidiar su nariz.

Jeongsin. pjm BTSWhere stories live. Discover now