Capítulo 10

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Descubrí dos días despues de que se trataba la pregunta de James sobre el equipo de Quidditch de Slytherin.

Al parecer, ambos equipos habían echo una apuesta al comienzo de año y ahora estaban más que decididos a ganar. O, al menos, eso era lo que había escuchado Albus de la boca de sus compañeros. Pero no decididos a ganar de forma limpia, como entrenando más y esforzándose muchísimo en encontrar jugadas increíbles que podrían ser impensables para el otro equipo, sino que sus formas de ganar eran un poco salvajes, a decir verdad. Hasta donde Albus sabía, el lunes habia ingresado un chico de sexto año, golpeador del equipo de Gryffindor, a la enfermería ya que había sufrido un accidente con algunos hechizos de "blandura y fuerte", pertenecientes a uno de los más viejos libros del estafador de Gilderoy Lockhart, un "escritor" muy conocido que solía robar relatos a oro magos. El hechizo consiste en decir algunas palabras y apuntar con la varita a alguna zona de tu cuerpo para tonificarla y de esta manera tener más fuerza, pero, al parecer, ya sea por que el hechizo no era del todo funcional o por que fue echo con otra intención, a aquel pobre chico, que recibió el conjuro desde detras de una estatua, donde se encontraba escondido Goyle, el golpeador de Slytherin, los brazos se le habían ablandado de tal manera que ya no podía siquiera levantar la mano. Madame Promfey había asegurado que lo podría solucionar, aunque no antes del partido de Quidditch. Luego, tambien estaba el Buscador del equipo Gryffindor, quien recibió una poción de locura extrema, uno de los nuevos productos de Sortilegios Weasley, y que ahora se encontraba gritando incoherencias sobre una nube roja en la enfermería. Aunque, por suerte, éste último se recuperaría en unos días.

No es como si los de Gryffindor se quedaran atrás. Cuando llegó a la sala común el lunes por la noche, Albus se encontró con una masa de alumnos rodeando algo que no alcanzó a ver y que, sinceramente, no le interesó mucho (no le gustaban los lugares tan abarrotados por personas). Así que se fue a la habitación, aunque pudo oír algunos retazos de la historia: al parecer, a Jackson, uno de los cazadores más violentos de los últimos años, le habían lanzado un hechizo mal echo y la nariz le habia crecido tanto que casi no se le podian ver los ojos. Albus se alegró tanto que después se sintió terriblemente culpable. Tambien había una chica a quien le habian salido garras en los pies en lugar de uñas, aunque con algunos de los corta-uñas mas fuertes Madame Promfey pudo solucionarlo al instante.

Aunque tambien había otras cosas que tomar en cuenta, ademas de los hechizos que se lanzaban los unos a los otros. En realidad, creo que lo únicos que tienen un momento de paz son los Ravenclaw y Hufflepuff, quienes parecian disfrutar abiertamente de nuestro enfrentamiento.

Ahora, si pertenecias a Gryffindor o Slytherin, incluso al no ser del equipo, eras insultado o golpeado en los pasillos por el bando opuesto, sin falta. Quizá te encuentras leyendo un libro tranquilamente en la biblioteca y, de repente, un líquido verde te cae por el pelo y las risas invaden el espacio. O pasas por los pasillos en el Gran Comedor y te lanzan comida, procurando, claro, que los profesores no los observaran.

Era algo tan absurdo que hagan todo este barullo solo por un deporte que Albus odio el Quidditch un poco más. Aunque, en realidad, las tercas eran las personas que se ponían a discutir o insultar por ello, pero sabía que, si abria la boca, las cosas serían peores.

Aunque todo empeoró, incluso sin que nadie delatase a ninguno de los equipos ante los profesores. Una tarde, McGonagall citó a los capitanes (Scorpius y James. Albus, cuando los vio salir, no pudo evitar preguntarse como era posible que la habitación no hubiese estallado en pedazos) de ambos equipos y se mantuvieron en la oficina por más de una hora antes de que estos dos salgan, furiosos.

Justo en ese momento, me encontraba pasando por allí, a pesar de que era un pasillo poco usual, para llegar a Defensa Contra Las Artes Oscuras sin ser molestado, ya que los otros miembros del equipo, al parecer, estaban demasiado nerviosos por lo que diria McGonagall y lo solucionaban molestandose el triple de lo normal.

Los ojos marrones y oscuros de James me detectaron al instante y yo no pude hacer más que quedarme helado por la furia que llameaba en ellos.

--Fuiste tú, ¿No?--espetó, escupiendo saliva a todas partes.

Scorpius tambien se congeló a mitad de camino y se volteó sorprendido, ya que por su furia no había notado mi presencia.

--¿Q-Qu-Q...? Yo no...

--Te crees muy listo--replicó, acercándose y yo me aleje de el instantáneamente. Scorpius aún no se movía de su sitio, observando la escena como paralizado--, ¿No? Engañándonos a todos con tus estúpidos tartamudeos...

--James, no creo que el...

--¡Cállate!--le espetó al otro--. No sabes de lo que capaz. Se que fue el, siempre lo arruina todo...

Y entonces lanzó un puñetazo que me dio de lleno en la mandibula. Estuve a punto de caer al suelo, pero logré sostenerme justo a tiempo del muro detras de mi. Tuve tiempo suficiente para mirar a mi hermano sorprendido antes de que otro puñetazo volará en mi dirección y me derribara por completo.

Entonces, James comenzó a pegarme  sin control. A pesar de que tenía los ojos casi cerrados por el dolor, pude ver claramente como Scorpius abandonaba el pasillo.

Horas más tarde me enteré de que la profesora McGonagall suspendió el partido de Quidditch.

De alguna forma, logre pensar en que todo fue mi culpa.

De alguna forma, logre pensar en que todo fue mi culpa

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Espero que les haya gustado

No hay razón-- SCORBUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora