Capitulo 29

6.6K 671 261
                                    

Cuando Scorpius desperto a la mañana siguiente, unos debiles y pequeños brazos le rodeaban la cintura con fuerza, como si intentaran impedir que se escapara. Miro al techo por unos segundos, aun sintiendo el aturdimiento del sueño, antes de voltear la cabeza y mirar a Albus. 

El chico realmente es un angel, fue lo primero que penso Scorpius al verlo. Y realmente lo parecía; la luz que entraba a chorros por la ventana le daba de lleno en la cara, tornando sus facciones más suaves y su piel mas brillante. Sus labios gruesos y rojos se encontraban algo humedos, mientras que la sombra de sus largas pestañas se extendian por sus mejillas. Acercandose un poco más, Scorpius logro ver las pequeñas pecas que salpicaban sus mejillas y nariz. 

Le hubiera gustado admirar aquella imagen un rato mas, pero entonces Albus, probablemente por la cercanía, se despertó de golpe. Scorpius gruño de dolor cuando las cabezas de ambos se chocaron y se echo tanto hacia atras que estuvo a punto de caer de la cama.

--¡Lo siento!--exclamó Albus, sosteniendolo justo a tiempo. Scorpius le sonrió, ignorando el dolor, mientras que una cálida sensación se extendía en su pecho ante la preocupación en los ojos de Albus y el sonrojo en sus mejillas. 

--No pasa nada--Scorpius suspiro, sabiendo que se habia salvado de un buen golpe. Se volvio a incorporar junto a Albus, quien aun lo sostenia del brazo mirandolo algo asustado y sonrojado. Scorpius miro su brazo, soprendido por el calor que parecia hacer de repente, y Albus retiro su mano inmediatamente, poniendose aun mas rojo--¿Quieres bajar a desayunar?--le preguntó, sabiendo que, cuando Albus se ponia nervioso, tardaría un rato en calmarse. 

--S-si--asintió el chico.

Se tomaron unos segundos para ponerse presentables antes de salir de la sala comun de Slytherin y comenzar a caminar hacia el Gran Comedor. Al entrar, se encontraron con que las pocas personas que decidieron quedarse en la escuela se encontraban sentados en las mesas de sus respectivas casas; algunos voltearon a mirarlos, otros los ignoraron completamente: de todas formas, Albus y Scorpius estaban demasiado ocupados riendo sobre alguna tontería como para fijarse en los demás.

Ambos ocuparon sus lugares en la mesa de Slytherin y se dedicaron a devorar su desayuno sin detener su entretenida charla sobre el Quidditch. Scorpius descubrió, incluso, que Albus sabia mas del Quidditch que de muchos chicos del equipo; se preguntó, aunque no se atrevió a decirlo en voz alta, por que no se presentó para las pruebas. 

Al finalizar el desayuno, ambos se quedaron con la mente en blanco, sin saber que hacer. Estos últimos dias, al estar casi vacío el castillo, habían decidido aprovechar el mayor tiempo posible y ya se les acababan las ideas. Albus propuso, entonces;

--Podríamos hacer un picnic--a Scorpius se le iluminó el rostro; ni siquiera le importó el hecho de que acabasen de desayunar, asintió con la cabeza con efusividad--. Ya sabes, ir a buscar bocadillos a la cocina, y luego ir al borde del lago...

Luego de tomar los bocadillos de chocolate y fruta que los duendes prepararon para ellos, recorrieron entre risas los pasillos del colegio hasta llegar a la puerta, por la cual salieron al lindo día que hacia fuera. Se ubicaron en el borde del lago, ambos sentados sobre una manta que tomaron prestada del armario del conserje, y extendieron la comida frente a ellos. 

--Esto está buenisímo--exclamó Scorpius, devorando uno de los bocadillos de frambuesa. 

Albus tomó uno con timidez, observó Scorpius. Aun se comportaba así en ocasiones, como si Scorpius fuera a gritarle por hacer algo mal. El no podía evitar desviar la mirada cada vez que esto pasaba, por que aquel comportamiento proveniente de Albus (ademas del hecho de saber que en parte es su culpa) le rompía el corazón. 

--Están geniales, si--comentó Albus, comiendo con ganas uno de chocolate. Scorpius observó como hipnotizado como se pasaba la lengua por los labios, con la intención de limpiar las migas que habían quedado en sus comisuras, antes de desviar la mirada, sintiéndose acalorado.

Scorpius se inclinó hacia delante, dispuesto a tomar uno de los que Albus estaba probando, pero se detuvo a mitad del camino. ¿Por qué debia de tomar uno, cuando tenía otra forma mucho mejor para poder probarlos...?

Albus no habia notado la cercanía, ya que estaba demasiado ocupado limpiando sus dedos como para fijarse, por lo que Scorpius, aprovechando la distracción, lo tomo suavemente de la mejilla y juntó sus labios. 

Albus, como reflejo, le dio un puñetazo.

Scorpius soltó un grito agudo, alejandose de el y tomandose la mandíbula con fuerza, la cual se encontraba roja. Miró a su "amigo", el cual lo miraba con algo de pena, pero, cuando Scorpius supuso que se disculparía, estalló en risas. Albus solía ser aquel que le tiene miedo a todo, la clase de persona que, si golpea a otro en el rostro, incluso sin querer, se disculparía un millón de veces, asi que Scorpius no pudo evitar reír también. Pero que escena más ridícula.

--Por merlín...jajaja, me asustaste.

--Me di cuenta de eso--río Scorpius con fuerza, aunque finalizó con una mueca de dolor.

--Lo siento, lo siento--murmuró Albus, aun con una divertida sonrisa en el rostro. Se acercó y lo tomó por la mejilla, inspeccionando el area donde habia impactado su puño. Scorpius se quedó hipnotizado ante aquellos preciosos ojos verdes--. ¿Alguna vez te han mencionado que tienes pestañas muy largas?--susurró Albus de manera casi inaudible. Scorpius sacudió la cabeza con torpeza, como si estuviera en un trance--. Pues son preciosas. Como... cada vez que se sacuden son como mariposas, cientos de mariposas volando--Albus se inclinó aun mas y Scorpius cerró los ojos al sentir que sus labios se rozaban. Sintió el irrefrenable impulso de hacer desaparecer la distancia entre ambos, pero Albus se movió, antes de que tuviera la posibilidad de  siquiera pensar qué hacer, y junto sus labios. 

Fue un beso lento, con algo de pasión y miedo de por medio. Scorpius lo profundizó unos segundos después, decidido a saborear lo más posible, además del hecho de que, esta vez, no dejaría que los interrumpiese nada ni nadie. 

Albus se separó a los segundos, jadeando. No abrió los ojos, notó Scorpius, sino que se limitó a mentenerlos cerrados y juntar sus frentes.

--¿Que...--preguntó el chico, separándose levemente, para disgusto de Scorpius, para mirarle mejor--que se supone que es esto? ¿Que estamos haciendo?

--No sé--contestó, decidido a ser totalmente sincero. Albus lo miró con los ojos bien abiertos; estaba claro que esa no era la respuesta que esperaba--. Pero, ¿a quién la importa? Es genial, se siente genial estar contigo: eso es todo lo que necesito. 

Albus río, volviendo a juntar sus labios en un beso tierno y suave, un beso que, sin que ninguno de los dos lo supiera o se lo esperara, cerraba una promesa que duraría por el resto de sus vidas.

Holaaa

¿Que les ha parecido?

No hay razón-- SCORBUSWhere stories live. Discover now