Capítulo 3

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Hola chicas me alegra saber que les gusta esta historia...
Aquí un nuevo capítulo, hoy en la noche subo otro ya que este es muy corto

A LERR!!!!!!

¡Pum, pum, pum!

¿Quién demonios…? Sasuke abrió la puerta de un tirón. Luego tuvo que mirar hacia abajo porque su huésped no invitado no era otra que la pequeña fiera que últimamente había estado plagando su mente, invadiendo sus sueños, y haciéndole tomar duchas de agua fría con más frecuencia. Sakura sonrió hacia él.

—¡Buenos días! —Ella fingió no darse cuenta de que a) estaba usando sólo sus bóxers de nuevo, nada más, y b) su pene le estaba diciendo buenos días de la manera más obvia... otra vez. Sasuke estaba rechinando los dientes hacia ella.

Oh, bueno, ¿qué había de nuevo? Ayer, esa mirada como que hacía daño, aunque ella nunca lo admitiría, pero esta vez simplemente lo tomó con calma, sobre todo sabiendo lo que sabía de él. Los ojos de ella se estrecharon cuando notó los círculos oscuros debajo de sus ojos.

—Te ves horrible —murmuró. Sus palabras sólo hicieron que Sasuke rechinara más los dientes.

—Mira, Sakura —comenzó con sarcasmo—. La gente normal golpea así. — Golpeó sus nudillos moderadamente contra la puerta—. Pero los locos tocan así. —Golpeó los puños contra la puerta, recreando el sonido de golpes que lo había sacado del sueño. Por tercera vez consecutiva ya. Ahora que a la banshee parecía importarle. La sonrisa de Sakura ni siquiera se atenuó.

—Es bueno que no estoy loca entonces —pió justo antes de doblarse y retorcerse bajo el brazo para entrar en su habitación. ¿Qué carajos? Sasuke se dio la vuelta para ver a Sakura mirando sus cosas con gran interés.

—¡Sakura!

—Sasuke —lo imitó ella, pero estaba sonriendo de nuevo. Ella se quedó parada en medio de la habitación, una hermosa bruja de pelo rosa, que su polla estaba diciendo tomara contra la pared. Se sentía tan bien tenerla con él en la habitación. Parecía que pertenecía en su habitación, y lo ponía nervioso. Sasuke de inmediato señaló la puerta.

—Fuera. Pero el tono duro y hostil de su voz se perdió para ella. Ella le dio otra sonrisa.

—No. Sasuke no podía creer que estaba ignorando sus órdenes así como así. Antes de que pudiera ladrarle, ella ya estaba hablando de nuevo.—Tu habitación está muy limpia —comentó mientras sus dedos flotaban sobre los lomos de los libros de la estantería, apilados en orden alfabético.

—La tuya es un desastre —respondió Sasuke.

—Lo es —admitió Sakura alegremente. Ella bateó sus pestañas—. ¿Quieres ayudarme a limpiarla? Él la miró como si estuviera loca.

—No. Ella dijo con confianza:

—Lo harás. Apretando los dientes ante su tono de voz, Sasuke señaló la puerta de nuevo.

—¡Fuera! —Él le dio su mueca que daba más miedo, la que hacía que las chicas de su clase inicialmente creyeran que era uno de los miembros extranjeros de la Yakuza, que era básicamente el equivalente de la mafia japonesa. Sakura casi se encogió ante el fruncimiento del ceño de Sasuke, pero se contuvo a tiempo. No, ella no iba a cambiar de opinión acerca de esto. Ayer por la noche, su primera noche fuera de casa y sola en Japón, Sakura había llegado a una conclusión importante. Sasuke iba a ser su amigo, le gustara o no.

Sasuke y SakuraWhere stories live. Discover now