Capítulo III

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Hinata y Kageyama coordinaron una reunión en la biblioteca después de las clases al día siguiente.

Buenas, Kageyama. — le dijo Hinata molesto hablando en lengua de señas. Se sentó en frente del pelinegro. Sacó el cuaderno y el birome. El pelinegro hizo una mueca y no le tenía mucha paciencia, pero tenían que cumplir el reto de Daichi para volver a entrar el club.

¿Empezamos? — golpeó con la mano en la mesa Tobio estando impaciente.

Sí, vamos a empezar con el abecedario. — le dijo Hinata al pelinegro. Empezó a deletrear las letras del abecedario y lo repitió en lengua de señas.
H-I-N-A-T-A.— dijo su nombre deletreando. Kages suspiraba mientras el pelinaranja hablaba y se le notaba desinteresado. Prefería jugar el voley que aprender la lengua de señas.

Es tu turno. — le ordenó Hinata ansioso.

No me interesa. Sólo me interesa jugar el voley. — lo dijo sin pelos en la punta de la lengua el pelinegro.

¡Lo sabía! Yo también quiero jugar el voley. Por favor, hazlo por Daichi y por Karasuno. — suplicó el pelinaranja. Kages suspiró. Tardó en aceptar y aprendió el abecedario y dijo su nombre en lengua de señas. Falló en varias ocasiones y repitió muchas veces el abecedario y los números, también durante una hora.

Bien, le vamos a decir a Daichi. — se levanta de la mesa Kageyama.

No, todavía no, te falta más. Nos vemos a la noche en la plaza. — le dijo Hinata. Kages tenía que aprender más las señas del voley, los días de la semana y los meses. El pelinegro suspiraba y se irritaba. Miraba de reojo al pelinaranja mientras le anotaba todo en los apuntes. Se largaron a sus casas. Tobio estaba practicando el abecedario y los números sin parar. Investigó y miró en youtube los vídeos sobre las señas del voley y practicó toda la tarde. Llegó la noche, Shouyou vió a Kages en el banco practicando las señas y se emocionó. El pelinegro escuchó el ruido que hacía Hinata en la boca y dejó lo que estaba prácticando

¡Hola! — habló con las señas el pelinegro.

Hola, Kageyama. — lo saludó el pelinaranja impaciente.

Acá estamos, debes tener un apodo y lo tengo pensado para vos. Tu apodo será la letra K. — le enseñó el pelinaranja apoyando las yemas arriba de las cejas con suaves golpecitos. Es porque llevas el flequillo. — continuó explicando al pelinegro.

Mi apodo es la letra H. — le mostró Shouyou tocando la nuez de la garganta con suaves golpecitos. Tengo voz y puedo hablar. — se levantó la cara. Kages se quedó mirando un rato al pelinaranja y se sonrojó.

¿Para qué necesito un apodo? — le preguntó Tobio.

En la comunidad sorda, es muy importante tener los apodos. Es para identificar a las personas y saber quién es. — le explicó el pelinaranja emocionado. Kages vió a Hinata en el interior del más allá y se irritó dentro.

¡Vaya, vaya! — dijo Kageyama. Hinata le sonrió. El pelinegro saltó del banco y le hizo revolotear el pelo de Shouyou. Practicaron las señas.

Sos muy ágil. Vas mejorando con las señas, me sorprendes. ¡Estoy feliz! — se emocionó hablando con señas el pelinaranja. Tobio chasqueó la lengua y evitó la mirada. Sintió escalofríos.

Ya, ya, ya. No es para nada. Sólo quiero jugar voley, es el que me interesa más ahora. — dijo articulando el pelinegro. Hinata reaccionó. Tuvo una sensación en el pecho y le dolió.

*** *****, ***** ****** (Nos vemos, hasta mañana). — habló despacio el pelinaranja.

***** ****** (Hasta mañana). — lo despidió Tobio.

Después del día, se cruzaron en el camino hacia la Preparatoria.

Hagamos una carrera. A ver quién llegará primero. — apostó Kages. El pelinaranja aceptó enseguida y se fueron a correr.

Llegaron Daichi, Sugawara y Tanaka. Vieron a los chicos en el suelo agotados.

¡Buenas, chicos de primer año! — habló entusiasmado Daichi. ¿Pudieron colaborar entre ustedes? — continuó cuestionando el capitán.

¡Sí! — exclamaron los chicos al mismo tiempo.

Bien, bien. Ven, hablá con señas lo que sabés. — le ordenó Sawamura a Kages. El pelinegro habló con señas nervioso con pausas y tardaba en decir las palabras.

Te falta un poco más. Así que no estás listo para volver a jugar. — le dijo enseguida Daichi. Tobio se enojó y se puso a gritar.

Eso no me gusta para nada, no vas a ingresar hasta que cambies tu actitud. — se lamentó el capitán. Le señaló a Hinata. Vos, tampoco hasta que Kageyama cambie la actitud. Hinata admitió lo que sucedió y se fue agarrando la mochila.

¿Por qué eso me pasa? Siempre quise jugar en Karasuno, el estúpido de Kageyama me quiere arruinar. ¡No, no, no! Lucharé para cumplir mi sueño. — se dijo a si mismo angustiado el pelinaranja en el pasillo.

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Aclaración: * (los asteriscos), se refiere al punto de vista de Kageyama.

El Voley del Silencio Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora