Capítulo 6

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Seokjin se dirige fuera del hotel, enojado y dolido por las palabras de Yoongi. No podía creer que el pelinegro había sido tan vil de usar una de sus mayores tragedias en su contra, y no puede no pensar en Anteros cuando el recuerdo viene a él con tanta intensidad.

Su hijo pequeño, siempre alegre y sonriente, tan leal a él como a su hermano gemelo y a todos sus hermanos. Siempre buscando la felicidad para todos aquellos que lo rodeaban, incluso para aquellos que no la merecían, Anteros era capaz de desearle el bien a todos e incluso ayudarlos a llegar a esa deseada felicidad.

Eran idénticos físicamente con Eros, paro tan opuestos como el día y la noche. Mientras que Eros era egocéntrico, fuerte y feroz, Anteros era amable, dulce y tranquilo. Se complementaban, eran el uno para el otro, y Jin sufría no solo por haber perdido a un hijo, sino porque sabe lo que esa pérdida hizo en Eros.

Lo que rompió su corazón.

Cuando llegó a las escaleras del Radisson Fort, miró la lluvia caer, de forma más moderada que el día anterior, pero todavía seguía constante, y por eso, se les hacía imposible volar hasta el Cayo Ambergris, y ponerle fin a ese espantoso viaje, y a esa ahogante compañía.

Decidió que a pesar de la lluvia, prefería mojarse un poco y salir del hotel rumbo a la costa. El mar se encontraba a menos de cien metros de dónde estaba, así que empezó a caminar ignorando la lluvia.

El hotel se encontraba en una zona bastante concurrida de la ciudad, pero alrededor del mismo, solo había casas particulares que le daban un toque rústico y cálido a ese lugar de Belice. Al ser solo un lugar de residentes, y encima estar lloviendo, la playa era amplia y tranquila, con el mar de un turquesa profundo oscurecido por las nubes del cielo, que lo hacían parecer eterno.

Se sentó en la arena, a pocos pasos del mar, y se quedó observando el romper de las olas por lo que le pareció horas. El sonido lo calmaba, siempre lo hizo. Por eso adoraba pasar tiempo con Poseidón, antes de que su relación terminara espantosamente. Era tranquilo y el mar se arremolinaba a su alrededor al antojo del dios, y lo hacía sentir querido y sereno en partes iguales.

Pero ahora, frente al mar, se sentía tranquilo, pero también solo y dolido. Y que a pesar de lo divertido que era jugar con hombres y mujeres, al final del día, todos ellos terminaban con él para eso, para jugar, pero cuando se cansaban de él, tenían un lugar dónde ir.

Dionisio había ido a parar a los tiernos brazos de Ariadna que lo adoraba con locura, Hermes tenía a Dríope, que le había dado su hijo más querido, Pan. Poseidón estaba casado con Anfítrite, y a pesar de sus indiscreciones, la amaba y jamás la abandonó en más de seis mil años. Ares y Hefesto, si bien lo querían, eran por motivos egoístas y oscuros.

Mientras que Ares lo amaba porque lo hacía sentir vivo, dominante y poderoso, Hefesto lo adoraba porque era la criatura más hermosa de la Tierra, y él quería poseer esa belleza, sino era para sí, al menos, a su lado.

Los mortales con los que estuvo, solo adoraban su nombre, su cuerpo y su estatus, pero jamás pasaron a amarlo realmente a él. En miles de años, estuvo solo y lo sigue estando. Y el solo pensamiento lo deprimía.

El plácido sonido del mar fue interrumpido por un chirrido estridente que taladraba sus oídos, fue tan fuerte que lo hizo temblar en su lugar e intentar acallar colocando sus manos en sus oídos. Pero era imposible, era como el sonido de un halcón, pero cien veces más fuerte y horripilante.

Detrás de las olas las vio, e intentó correr pero eran demasiado veloces para sus piernas humanas. Las Keres se encimaron sobre él, con sus alas negras y largas como las de un murciélago, que se batían frenéticas sobre su cabeza, causando un remolino de arena que lo enceguecen por momentos.

• Garden of Loneliness  • | AU Greek Gods #1《Yoonjin/Sujin》[FINALIZADA]Where stories live. Discover now