Capítulo 11

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Definitivamente no le gustaba El Cairo. Pese a la creencia popular del Inframundo, que es un lugar árido y caluroso, tiende a ser todo lo contrario, salvo el Tártaro, es un lugar un poco frío y llegados algunos meses del año, hasta húmedo y oscuro. Y a él le gustaba ese clima agradable, en el que no te sofocas de calor, que sentías que dentro de tu boca había un arenero y expulsas tu peso en sudor .

Así era El Cairo, y lo odiaba. Quería salir de allí cuanto antes, pero cuando Jin le dijo que la ciudad solo era una parada, ya que de allí, tenían que ir hasta Sanhur, una ciudad al suroeste de la capital, a unos noventa kilómetros de distancia, se sentía completamente irritado.

No había aviones posibles que fueran hasta allá, así que ambos se subieron a un micro, que se detuvo unas cien veces en todo el recorrido, y que los dejó en Sahur a la anochecer, después de sietes horas de un exhaustivo viaje.

—Odio este lugar.

—Es bastante pintoresco si vienes de turista. Las pirámides egipcias son muy bonitas.

—No me gusta estar en un país donde hace un calor espantoso, y encima, siento la estúpida presencia de otro dios.

— ¿Otro dios? Yo no siento nada.

—Luego de la caída de su Imperio, Osiris dejó de ser tan adorado y pasó a ser un dios menor, pero sigue teniendo su parcela divina, con respecto a las almas egipcias que lo adoran.

— ¿Hay más dioses de la muerte? ¡¿Por qué no le pediste ayuda a uno de ellos?!

—Osiris, como yo, solo reinaba en su pequeño Inframundo, que en realidad, era un pedazo del mío, que dejé que gobernará por mayor practicidad, ante la disparidad de cultos. Pero él tampoco puede atrapar almas humanas, solo Tánatos puede. Incluso Tánatos iba a buscar las almas egipcias y las llevaba hasta Osiris.

—Nunca presté atención a otros dioses de otras culturas. Creí que eran inventos.

—Fuimos los primeros, y detrás de nosotros, cada pueblo creó su propia versión de los hechos que hemos acontecido. Las creencias humanas son tan fuertes, que a pesar de que todos sus dioses fueron creados a semejanza de todos nosotros, ellos les dieron un nombre, y una historia, y los formaron.

—Solo existimos mientras los humanos crean en nosotros.

—Exacto. Es por eso que Osiris sigue vivo, pero no es el dios que era, cuando el Antiguo Egipto seguía en pie. Su culto fue lentamente olvidado, y los humanos no lo mencionan.

—No todos pueden tener un bonito planeta verde, como yo. —dice Jin, haciendo a Yoongi reír. —No seas envidioso, Min Yoongi. Estas celoso porque los humanos te dieron un planeta, que al final, ni siquiera es tal.

Yoongi rueda los ojos, irritado, mientras caminan debajo de la luna, por una de las calles principales de Sanhur, buscando un taxi que los llevaría supuestamente, a dónde Hécate residía.

—Los humanos adoran a una cara bonita, en vez de al dios, al que van a verle la cara cuando mueran. Tan estúpidos.

—Si fueras humano, también adorarías mi bonita cara. —dice él, dándole un corto beso en los labios, mientras detiene un taxi con su brazo.

El taxi los llevó a las afueras de Sahur, dejando la pequeña ciudad detrás de ellos, para embarcarse en un camino de tierra y arena, con pequeños árboles creciendo de forma dispar, y un terreno que se extendía delante de sus ojos, de solo arena y cielo, que parecía infinito.

El taxista les dijo algo, que solo Yoongi parecía entender, y con un suspiro, le dio un puñado de monedas de oro que el hombre aceptó gustoso, para luego marcharse y dejarlos varados en el medio de la nada. A lo lejos, se podía ver una construcción precaria adornada con pequeños arbustos y nada más, pero Jin se puso a caminar hasta allí, pareciendo seguro de a dónde se dirigía.

• Garden of Loneliness  • | AU Greek Gods #1《Yoonjin/Sujin》[FINALIZADA]Where stories live. Discover now