49: La feria esta en la ciudad.

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—Gracias por acompañarme Aries—Ofiuco abre la puerta con la tarjeta que le dieron en la recepción y se hace a un lado para que Aries pase primero.

—Ah, está bien, fue divertido y esa universidad tiene muchos programas—ella deja su mochila sobre un muebles dónde está una televisión.

—Verdad, sólo me falta donde vivir, no me gustaría vivir en los dormitorios, no he escuchado buenas cosas.

—Nunca sabes con quién te va a tocar vivir—Aries ríe levemente—. Ahora, solo hay una cama, es lo suficientemente grande para los dos y hay muchas almohadas así que pondremos unas en medio.

—Si y yo dormiré de ese lado—Ofiuco señala la cama—. Muy bien, iré a darme una ducha.

—Claro, yo vi una tienda aquí a la vuelta, iré por algo para beber y comer—dice la chica sacando algo de dinero de su cartera mientras Ofiuco se mete al baño.

Cuando Aries vuelve con las compras de la tienda Ofiuco ya está acomodado en la cama con ropa cómoda mirando algo en su celular.

—Oh, volviste, ¿que trajiste?—se levanta enseguida a revisar las bolsas como niño pequeño.

—Solo encontré hot dogs, agua y frituras.

—Perfecto, ya tenía hambre, vamos a comer.

Ambos se sientan a comer cuando de pronto comienza a escucharse como los huéspedes de la habitación de enseguida se la están pasando.

Aries hace un gesto de asco y baja su hotdog antes de darle una mordida. Ofiuco trata de ignorar eso y sigue comiendo mirando de reojo a la chica tratando de pensar en algo que haga el ambiente menos incómodo.

—Creo que está mi programa favorito en la televisión, podrías encenderla?—el le pregunta después de aclarar la garganta.

—Claro—ella dice rápidamente y enciende la televisión haciendo que la habitación se inunde de fuertes gemidos.

Ambos chicos quedan pasmados y Aries le cambia torpemente pero no logra conseguir nada diferente al canal anterior, a excepción del número de participantes.

—Creo que es para el otro lado—Ofiuco suelta una risa nerviosa.

—¡Lo tengo, lo tengo!

—Oh no, ahora solo son hombres ¡Cámbiale! ¡Mis ojos! ¡Mis ojos!

—¡Eso hago! ¡Pero solo hay porno!

—¡Yo lo hago!

—¡No! ¡Espera!

Ambos comienzan a forcejear por el control haciendo que éste termine por caer debajo del mueble de la televisión.

—Espera, yo lo saco—dice Ofiuco rápidamente acostándose en el piso y estirando su mano debajo del mueble—. Creo que está hasta el fondo.

—¡¿Dónde tiene los botones está cosa?!—Aries se queja buscando torpemente en las orillas de la televisión para apagarla.

Entonces alguien toca su puerta y ambos se voltean a ver alarmados

—Tú trata de apagar la televisión, yo iré a ver quién es.

Aries asiente y Ofiuco se levanta y camina hacia la puerta, al abrirla se encuentra con un tipo alto y moreno con solo una bata negra puesta y una expresión poco amigable.

—¿Podrían dejar de hacer tanto ruido? Estamos en la habitación de a lado.

—Si, sobre eso—Ofiuco se cruza de brazos—, si pudieran hacerlo menos escandalosamente se los agradecería.

La casa del Zodiaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora