La Decisión.

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NARRA ALEXBY:

Cuando te la pasas enfermo cada dos por tres, una putada tras otra, empiezas a pensar en algunas cosas que tal vez antes no tenías en cuenta. Desde lo jodida que es la vida a veces, a comenzar a valorar a las personas, quienes están ahí y quién no, lo que compartiste con ellas y lo que no pudiste compartir por falta de tiempo o por decir "mejor otro día"...

Yo nunca fui de tener muchos amigos, nunca fui el chico popular en nada, y son contados los que yo considero amigos-amigos, y los demás son amigos sin más, o colegas. Otros, ni siquiera eso. Muchos se alejan por mi carácter, siempre fui de decir la cosas claras, como son, crudas, y al que no le gustaba pues podía comerme los huevos, ala. Y es por esta razón que, a los pocos amigos de verdad que tenía, los valoraba por encima de todo. Porque ellos siempre han estado ahí para mí, al igual que lo he estado yo con ellos. Son los que también iban de frente, sin mentiras ni mierdas, los que marcaban mis errores y resaltaban mis logros. Y cuando uno se la pasa conectado a agujas y tragando píldoras y con la cabeza metida en el inodoro potando la cena, pues te entran ganas de tenerlos cerca y te entra la nostalgia...

Fue por eso que dejé grabados videos como para cuatro días, hice un bolso, cargué el portátil por si acaso, y esperé a que Fran me pasara a buscar.

Él sabía que en los aviones me mareaba un poco, así que aprovechó que tenía que darse una vuelta por Madrid para recogerme. Hace poco acordamos que me quedaría unos días en su casa, yo hace mucho no salía de la mía y, como dije antes, me entró la nostalgia, y a este cabrón no lo veía hasta hace, por lo menos, año y medio. Ni hablar de Willy y Vegetta. También quería verles, es decir, yo empecé en YouTube prácticamente codo a codo con Willy, nos conocemos desde hace años ya, igual que con Fran, y me mosqueaba que estén tan lejos y tan ocupados como para no verles.

Ya la semana pasada había estado malo de nuevo con esta mierda del pie, que por suerte no pasó a peor, y luego de tantos hospitales ya estaba hasta el nabo. Mi madre no estaba muy de acuerdo en que me vaya hasta Andorra, pero le dije que si no salía un poco de casa iba a terminar trepando por las paredes gritando como la niña del Exorcista, y al final accedió, no sin antes armar un enorme kit lleno de medicamentos y mierdas con instrucciones y todo, en plan el kit de supervivencia. Demás está decir que me llamaría a cada rato recordándome qué medicamento tomar y demás. Amor de madre. El azúcar de mi mundo.

Sonó el timbre y fui a atender. El rostro sonriente de Fran apareció en mi puerta.

-¡¿Qué pasa, crack?¡- dio un paso adentro con confianza y se me tiró encima con entusiasmo. Si no fuera porque estoy acostumbrado a ser zarandeado por los parguelas de mis amigos (más corpulentos que yo), me habría quebrado una costilla.

-¡Hombre, Franker!- definitivamente le había echado de menos a este capullo. Le palmee la espalda y le abracé con cariño. Sentí como su mano me revolvía el pelo mientras reía con suavidad. Sep, de verdad le había echado de menos.

-¿Ya estás listo?- nos separamos y me miró de arriba a abajo.

-Sí, deja que apago las luces de la casa y ya.

-Vale, te llevo las maletas al auto mientras.- dijo y se agachó a recoger las que había dejado junto a la entrada.

-Vale.- al trote fui apagando una a una las luces de la cocina y la sala, pasando de paso por cada rincón por si me olvidaba de alguna cosa o si quedaba alguna ventana abierta. De hecho dejé entreabierta la ventana del lavado para la salamanquesa. Ese pobre bicho no puede estar encerrado en casa sin más; si se cuelan insectos por la ventana pues se los comerá o al menos saldrá a buscar qué comer, no lo sé. Pero no me quedaré tranquilo si la dejo encerrada a la pobre.

Una vez tuve todo listo, cerré la casa y me dispuse a comenzar el viaje con Fran. Durante todo el trayecto charlamos de todo un poco y algunas cosillas personales.

-No lo sé, tío. Igual no estoy aquí mañana, ¿sabes?- veníamos hablando de los análisis que me había hecho en las últimas semanas y de la operación del talón en la que tuvieron que anestesiarme entero. Le había tenido mucho miedo al quedarme dormido y no despertar. Puede que sea exagerado pero mucha gente se ha quedado ahí en la camilla por mucho menos.

-No digas eso, tío. Que mal rollo...- Fran se movió incómodo, con las manos en el volante y tratando de concentrarse en la carretera.- Mas te vale que ya en mi casa no empieces a pensar en esas cosas, chaval. Que para eso te traje, para que dejes de llamar a la mala suerte.-se permitió sonreír, como siempre trataba de hacer ante las malas situaciones, forzándose a sí mismo a contagiar el positivismo a los que lo rodeaban, haciendo a un lado hasta a sus propios demonios. Y lo logró, me hizo sonreír.

"La Cura Perfecta". *( #VEGEXBY )* - #FBLA19 -Where stories live. Discover now