El Silencio.

687 73 0
                                    



NARRA ALEXBY:

Creo que nunca me acostumbraría a despertar y ver a Samuel dormido a mi lado.

Luego de años siendo amigos, el que ahora cambie mi perspectiva no solo de él, sino también de mí, me descolocaba. En cuanto me movía, su brazo me aferraba un poco más a él, y cualquiera diría que estaba acostumbrado a dormir con alguien al lado, como si durante toda su vida el lado derecho de su cama hubiera estado ocupado, pero no era así. Yo le había conocido muy pocas parejas, que por cierto no le duraban mucho tiempo debido al trabajo, y todas ellas fuera de casa. Por ende, él casi nunca compartía cama y por eso me sorprendía el cómo se amoldaba a tener una persona a su lado. Tenía el sueño liviano, así que yo tenía que procurar no moverme demasiado brusco o sino despertaba en mitad de la noche y, una vez que se aseguraba que yo estaba más cómodo entre sus brazos, volvía a enroscarse a mi alrededor como una enredadera. En serio, tío...era ya hasta meloso, era como tragarse un tarro de azúcar del tirón...algo a lo que yo no estaba acostumbrado. Pero curiosamente...no me molestaba. Apenas me daba un pellizco de fastidio, pero nada más que eso. Y por otro lado...aquello me abrumaba, me avasallaba tener ese tipo de atención puesto que yo también estaba habituado ya a la soledad de un lecho frío y en un momento llegaba a ser hasta incómodo dormir con alguien que además de ser un tío enorme (y justamente un tío) que se te tiraba encima, también era así de...¿romántico? No sé si era esa la palabra, directamente porque no sabía qué tintes tenía nuestra relación...

Joder... Teníamos una relación.

O al menos teníamos algo, pero no sabía qué nombre darle...y supongo que él tampoco.

Nuestra mañana fue como la anterior, sólo que entre los dos hicimos el desayuno, luego de alistarnos. En realidad, yo quise hacerlo solo, pero él me ayudaba alcanzándome alguna que otra cosa puesto que yo no sabía dónde guardaba todo. Estaba acostumbrado a hacerme de desayunar y cocinar, así que él sólo me observaba un poco apartado mientras me movía por la cocina como si fuera mi casa. Llegado un momento, le pedí que se vaya, porque me incomodaba que se me quedara viendo como un halcón todo el rato, como si no quisiera perderse de ningún detalle, desde cómo yo freía los huevos a cómo preparaba el café. Sólo me sonrió con cara de nunca haber roto un plato y se fue a su estudio. Era demasiado pronto para que actuáramos como una maldita pareja de recién casados...

Lo bueno de todo esto era que al momento de hablar y esas cosas, estábamos como siempre, charlando de cualquier cosa y riendo de gilipolleces. Pero de vez en cuando parecía pensativo, entre sorbo y sorbo de café, como si al tragar también se tragara parte de unas palabras que nunca decía o evitaba decir. Él siempre se medía antes de hablar. Y por un lado lo agradecía, evitaba algún comentario incómodo, tal vez. Pero por otro lado no me gustaba, porque pareciera que se guardaba mucho de lo que quería decir y era como si no pudiéramos ser sinceros respecto a todo esto...

Supongo que era mejor así, dejar las explicaciones para luego. Disfrutábamos del momento, nos contentábamos con el presente, porque ambos sabíamos muy bien que no podíamos adivinar el futuro.

Si es que teníamos un futuro...

Fran vino por mí a media mañana. Creo que seguía desconcertado conmigo porque, aunque se hubiera creído el cuento que Samuel le había soltado cuando fue a por mí a la disco, todavía estaba intrigado por la supuesta pelea que Vegetta y yo habíamos tenido. Ambos acordamos que esa discusión rondaría en torno a una conversación por mis problemas de salud, así Fran no preguntaría demasiado...o eso esperábamos. Tampoco es que fuera totalmente mentira. Me mosqueaba estar ocultando cosas, pero de ninguna manera quería que alguien se enterara de lo nuestro, por más amigos que seamos Fran y yo.

"La Cura Perfecta". *( #VEGEXBY )* - #FBLA19 -Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora