La Caída.

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Cap 3.

NARRA VEGETTA:

La primera parada de nuestro paseo era un mirador en las montañas. Él era un amante de la naturaleza y estaba seguro que le gustaría. Era un lugar con unas vistas muy bonitas hacia verdes colinas llenas de árboles frondosos que daban a una llanura atravesada por un arroyuelo que bajaba desde las montañas nevadas, un poco más al norte. El mirador tenía un bar no muy concurrido pero guay en el que servían un café delicioso. No tardamos mucho en llegar a pesar de que estaba bastante aislado del centro. Al entrar al bar, el olorcillo a café me hizo suspirar y babear también.

-Buaaa, chaval. Huele eso. - dejé la puerta abierta para que pasara Alex, que venía detrás de mí.

-Mmmmm...-Alex olfateó el aire y me sonrió en aprobación.

Charlamos tranquilamente de cosas banales y sin demasiada importancia en una mesita junto a la ventana en donde el aroma de los árboles y del césped se combinaba con el de nuestros cafés.

Había un tema del que sabía que no debía de indagar mucho, pero aun así quería sacarlo a colación, porque me preocupaba. El ver a Alex tan menudito y a veces enfermizo con sus mareos, sus desmayos, o cayendo con fiebre cada dos por tres, muchas veces de las cuales yo había sido testigo, me hacían estar más atentos que con otros amigos. Muchas veces hemos estado un buen rato hablando no solo de sus malestares sino también de problemas personales y yo siempre traté de contenerlo de alguna manera; a veces todo lo que necesitamos es que nos oigan. Era lo mínimo que uno debe hacer por sus amigos. Además, habiendo sido pasante de enfermería entendía del tema. Y claro que él también me ha ayudado en muchos aspectos; no mucha gente sabe que él me ha escuchado cuando yo necesitaba una mano amiga que me comprendiera o soportara mis quejas, y durante alguna partida sin cámaras de por medio él había estado ahí sin rechistar, oyendo mis rabietas con mucho aplomo, para luego darme un concejo desinteresado. Uno lo veía tan delicado que casi olvidaba que era una de las personas con el carácter más fuerte y empecinado que había conocido en la vida, y también con una sabiduría cruda y sencilla que no encajaba con su edad. Y si bien es cierto que en un principio Alex y yo no nos llevamos muy bien, a medida que le conocía le tomé un gran cariño. Era por eso que cuando me dijo que pasaría por Andorra traté de hacerle un huequecito en mi agenda y volver a verle después de poco más de un año y pico.

-Oye, ¿qué tal estás de aquello, tío?

No me contestó enseguida, tal vez esperaba que no mencionara el tema. Pero le conocía lo suficiente para saber cómo y cuándo preguntarle cosas. Siempre habíamos sido honestos el uno con el otro.

-Mucho mejor. -le dio un sorbo a su cappuccino y se relamió el labio superior para quitarse la crema- Francamente creí que no la contaría, macho...

Por lo general yo era el que llevaba el ritmo de las conversaciones, no se me daba mal, pero con Alex tenía que contenerme y callar la boca porque él era de los que se tomaban su tiempo para desahogarse. Así que sólo me limité a mirarle con tranquilidad, esperando que continuara.

-Mi madre la ha pasado peor, creo. Estuvo muy nerviosa todo el tiempo, durante los exámenes, la espera de los resultados, el pre quirúrgico y durante la cirugía. Yo sólo podía ponerle mi mejor cara de "no me duele, máma", mientras le miraba por entre las puertas que daban al quirófano...- su mirada quedó fija en un árbol de afuera y supe que estaba reviviéndolo todo. Yo casi podía ver esas escenas bailando en esas pupilas café, decoradas con unas ojeras que nunca se le iban, y que contrastaban con su piel pálida.

Aun así, le notaba relajado; sus manos, casi siempre nerviosas, sostenían con delicadeza la taza. Tenía unos dedos finos y largos de pianista, o eso nos decían a todos los que teníamos manos como esas, para no decir que teníamos manos de mujer. Una brisilla le acarició el pelo del flequillo y él se lo apartó de los ojos con un movimiento de la cabeza, y pareció que ese gesto también apartó los malos recuerdos de su mente.

-Sólo espero dejar de tomar tantas porquerías y terminar con esto. -agregó, de nuevo con una suave sonrisa en la cara- Estoy hasta los cojones de los hospitales...

-¡Pues hoy te vas a hartar de buena comida porque de aquí nos vamos a uno de mis lugares favoritos a cenar! - dije con entusiasmo. -Que siempre te veo toh delgadito, tío.

-Tira por ahí, anda. -chasqueó la lengua y sonrió abiertamente. Así quería verle.

Ambos nos partimos de risa.

Dejamos la cafetería atrás luego de un buen rato. Eran ya las nueve de la noche cuando llegamos al restobar. No era ni muy elegante ni muy cutre, acogedor, decorado con un montón de cosas como placas de autos, letreros, carteles y posters de películas y series de los noventa y muchas lucecitas. Yo había reservado una mesa en la terraza, aprovechando el tiempo favorable. Comimos muy a gusto y hasta me sorprendí de ver a Alex beber de más. Pero por más que el instinto paternal me estrangulara la garganta, le dejé ser. En primera porque ya estaba bastante grandecito para que le controlara, y en segunda porque ya suficientes prohibiciones habrá tenido con tanto hospital. Yo sólo me permití un par de chupitos pero nada más.

De haber sabido que luego se pondría muy mal, le habría quitado el alcohol... Bastó llegar a casa para que corriera al baño de la sala para potar toda la cena. Un mareo así de la nada a penas bajar del auto y ya. A tomar por culo su salud.

Por un momento me quedé mirando la puerta del baño, incluso con su bolso y las llaves de la casa y del auto en las manos, por si necesitaba algo, un poco angustiado la verdad. Traté de calmarme y me entretuve un poco con atender a Kira; le había dejado comida suficiente para que tirara durante el tiempo que estuve afuera y nos esperaba durmiendo en el sillón, tan tranquila.

Había pasado un buen rato en el que yo me puse más cómodo y esperaba a que Alex saliera del baño, cuando le escuché tirar de la cadena y luego abrir el agua del grifo. Sentado con Kira en la sala esperé un rato más...y pasaba y pasaba y pasaba el tiempo... Luego de media hora más ya no pude con mi genio, dejé a Kira en el sillón y toqué la puerta del baño.

-¿Alex, estás bien, tío? ¿Necesitas algo?

Nada...

-¿Alexby? -el silencio me puso nervioso. -¡Ey, Alex! -aumenté el volumen por si no me había escuchado pero...nada. Un miedo horrible me apretó el estómago y sólo atiné a abrir la puerta de sopetón, sin importarme si luego me llevaba un puño en toda la cara. Me quedé helado por un momento, allí de pie y conteniendo el aliento al ver a Alexby desparramado en el suelo, inconsciente...

"La Cura Perfecta". *( #VEGEXBY )* - #FBLA19 -Where stories live. Discover now