La Locura.

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NARRA ALEXBY:


Es que no me lo benditamente creía... Lo que acababa de pasar...yo... Cerré los ojos con fuerza, pasando del cosquilleo y del placer de hace un minuto. Vegetta...él había...me había...

Sentí sus pasos acercándose a la cama y era en ese momento en el que me hubiera gustado ser invisible, que la cama me tragara así él no pudiera verme. Es que, joder, ¿cómo había podido hacer eso? ¡Soy un tío! Y por sobre todo...no podía creer que yo me...me había venido...en su mano...

Calor, tenía mucho calor. Estaba agitado todavía, con el pulso a mil, con un hilo de saliva recorriéndome la comisura de la boca y una calentura que no se iba. Le estaba dando la espalda y sólo ese simple hecho, el pensar que me veía desnudo...que me había tocado... Hasta podía sentir sus manos todavía, su respiración en mi cuello. No, tío. ¡Definitivamente no me pudo haber excitado eso! ¡Era asqueroso! ¡Éramos hombres, joder!

-¿Estás mejor?

Su voz...La noté distinta, como contenida y más profunda. Puto cabrón, ésta se la iba a cobrar. Me di un poco la vuelta para mirarle, ahí parado justo a mis pies...y su mirada me paralizó; completamente serio, con sus grandes ojos pardos fijos en mí, las pupilas dilatadas, brillantes, casi como si fuera un animal salvaje alumbrado por una linterna en la noche...Podía oírle respirar pesadamente, como un depredador listo para el ataque. Se me erizó la piel sin poder evitarlo. Me sentí demasiado expuesto y, contrariamente a lo que hubiera creído, no me causó repulsión, sino más bien como...un escalofrío. No sabría cómo explicar la sensación. Y allí estaba yo, todavía palote y servido en bandeja para este hijo de puta que parecía...parecía...pensársela y ¡es que yo no me lo benditamente creía que él hubiera hecho eso!

Vegetta se acercó despacio a mi lado y se sentó en la cama sin dejar de clavarme esa mirada dominante. Intenté alejarme de él, pero caí de lado en la cama. Sentí sus fuertes manos darme la vuelta, levanté las mías para apartarlo de mí, y es que debería gritarle y partirle la cara, pero no tenía ni puta fuerza. De vuelta boca arriba, vi que me pasaba una toalla por el vientre con delicadeza, y es que hasta eso me produjo un cosquilleo allí.

-¡QUE NO ME TOQUES, COÑO! -al fin pude logar decir algo. La situación era de lo más extraña que me había pasado, era algo desconocido y por un momento me dio miedo el no saber cómo reaccionar, pero como humano que era, reaccioné a lo desconocido de mala manera. No era enojo, era miedo, vergüenza y no sabría decir qué más porque el efecto de la mezcla de las pastillas todavía me tenía medio idiota, sin mencionar la calentura. Me logré sentar y tenerle casi a la misma altura. Su mano se detuvo en mi estómago; podía sentir su calor a través de la toalla.

-Sólo quiero...ayudarte. -casi fue un susurro aquello, uno que me dejó imbécil, no sé por qué. Incluso con mi grito se mantenía sereno y expectante...Estaba demasiado cerca.

-Ya v-vale, Vegetta. A-a-aparta, tío. -intenté mirarlo de mala manera pero mi cabreo chocó de lleno con una mirada que podría dejarme clavado a la pared, una mirada decidida...¿decidida a qué? Resoplé cuando no sentí la toalla, sino su mano recorrerme el pecho con delicadeza, pero a consciencia. -¡Vegetta...!

-Shhh, tranquilo. -su voz era hipnótica, atrayente, el aire a su alrededor era sedante, su perfume me dejó atontado, cada receptor olfativo pendiente del aroma que despedía su cuerpo. Me tenía sujeto con la otra mano para evitar que me tambaleara de nuevo, un agarre firme pero delicado. Una descarga eléctrica me pinchaba allí donde sus dedos tocaban mi piel y mi cuerpo no podía ser indiferente. -Todavía no se te pasa el efecto... -el tono sugerente con el que me habló a partir de entonces me dejó descolocado. Esta parte de Samuel no la conocía y me ponía muy nervioso.

"La Cura Perfecta". *( #VEGEXBY )* - #FBLA19 -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora