7

8K 475 785
                                    

Dadas las diversas reacciones que tuvo este capítulo, me veo en la obligación de ponerles una advertencia; si a algunx de ustedes le afecta que a un personaje le gusten personas de su mismo género, lxs invito a retirarse.

No tolero sus comentarios ridículos diciendo cosas como que no vinieron a por eso, o que se quieren ir de la historia. No escondan su homofobia con excusas, háganse cargo.

Sin nada más que decir, disfruten del capítulo<3

PD: Como dijo Dua Lipa, si te sentís ofendidx, es porque sos parte del problema.

Narradora's Pov

Una vez que Sarah se encontraba cenando con su madre, ésta le comunicó que se iría dos días a una junta de trabajo en otro estado, permitiéndole invitar a sus nuevos amigos —y futuro novio, según ella—, haciendo que la chica se aferrase al teléfono para llamar a sus amigos.

«¿A quién debería llamar primero?» se preguntó con duda

—¿Hola, Bev?

—Hey Sarah —se escuchó a través del telefono—, ¿pasa algo?

—Santa madre, pensé que eras tu padre —suspiró la castaña con alivio haciendo reír a la pelirroja—. ¿Quieres venir a mi casa mañana, con los chicos?

Marsh pareció meditarlo por unos segundos, poniendo nerviosa a Sarah, hasta que volvió a hablar:

—Claro, Sarah —sonrieron ambas—. Te veo mañana, linda —se despidió bajando la voz a lo último, pero Mendes pudo escucharlo igual.

—A-adios, Bev —saludó la castaña, con la cara completamente roja.

Tenía que ponerle un freno a todo esto, ¿que mierda le pasaba? ¿Por qué se estaba poniendo nerviosa al ver a la pelirroja? ¿O al escuchar su voz?

Pensó, y pensó duramente por varios minutos, intentando descifrar que le estaba pasando, hasta que notó algo.

«Me gusta Beverly» concluyó con temor.

Era imposible, no podía pasarle esto. Ella no podía gustar de una chica, estaba completamente mal. No podía pensar en lo que la gente del pueblo pensaría de ella, sus amigos, su madre. Sentir algo que no fuese amistad por otra fémina no estaba bien, en lo absoluto.

Sin embargo, otra persona apareció en su mente, Bill Denbrough.

«No me jodas, ¿me gustan dos?» se preguntó, más preocupada todavía

Eso estaba mal, pero no tanto, ¿verdad? William era el que en verdad le gustaba, ¿no? Lo de la pelirroja era solo atracción física, y ella estaba segura de eso.

Intentó quitar esos pensamientos de su mente, para luego llamar a el resto de sus amigos, quienes aceptaron gustosamente la invitación.

—Hey, tartaja.

—H-hola, Sarah, ¿está todo bien?

—¿Quieres venir a mi casa, mañana? —preguntó haciendo que el castaño se sonrojase levemente, sin que la chica lo notase— Con los otros idiotas.

—E-esta bien, Sarah —ambos sonrieron—. H-hasta maña-ñana.

—Sueña con los angelitos, Billy —habló dulcemente la chica—. O sea, conmigo.

William negó con la cabeza, mientras reía. Aquella chica era lo mejor, y él lo tenía claro.

La castaña —abrumada por sus inexpertos sentimientos— bajó a despedirse de su madre, quien no pasó por alto su expresión.

—¿Te pasa algo?

Sarah se quería morir, sabía que su madre la conocía mejor que nadie pero no creía ser capaz de hablarle sobre lo que le pasaba. Sin embargo, también sabía que ella no sería capaz de decírselo en otro momento, sin que su madre le preguntase algo.

—Creo que me gustan las chicas —murmuró con las lágrimas acumulándose en sus ojos—. ¡Pero, también Bill! ¡T-también me gustan los chicos! Mamá, si-sigo siendo normal. P-por favor, no me odies. Nunca pedí ser esto, en serio, perdóname.

A Delanie, ésto le partió el corazón. Era consciente de que su hija podría sufrir por la culpa de otros, pero ella iba a estar ahí siempre para su hija.

—Shh, amor. Cálmate, ¿si? —comenzó mientras la abrazaba para que la chica se tranquilice— No hay nada de malo en que te gusten las chicas, ¿a caso no nos viste? Somos geniales, ¿cómo no podrían gustarte? —bromeó la mujer haciendo reír suavemente a Sarah— No te sientas mal por ésto, ¿sí? No hay nada de malo en ser bisexual, no debes preocuparte por lo que yo piense, siempre te voy a apoyar en todo ¿está bien? —habló Delanie, mientras que la menor asentía con las lágrimas todavía en sus ojos— Ésto es triste decirlo, pero no puedes decírselo a mucha gente. No todos tienen la mente abierta, y temo por lo que podría pasarte, ¿sí?

—No te preocupes por eso, sólo me importa lo que tú pienses, mamá.

—¿Quién es la afortunada? —preguntó la mayor con picardía, intentando alivianar la tensión

—Se llama Beverly, Marsh.

Y así se pasaron unas horas, conversando y bromeando sobre los intereses amorosos de Sarah, y también unos "¡te lo dije!" de parte de Delanie.

La noche había pasado con tranquilidad, Sarah se sentía libre, ya se había quitado un peso de encima y conocía su identidad, era bisexual y ella, ahora, no podía estar más orgullosa de eso.

Hoy, raramente, la chica se había levantado sin el estúpido despertador.
Bajó —sin encontrarse con su madre, ya que ésta se encontraba viajando— para prepararse su desayuno, y luego comenzar a alistarse antes de que sus amigos llegasen.

Acomodó un poco el sótano, llevando la televisión de la sala a ahí abajo, dónde planeaba quedarse hoy. Había alquilado unas cuantas películas la semana pasada, y pensaba que sería buena idea verlas con sus amigos.

Se encontraba tirada en el piso de su habitación, observando los pósters de Michael Jackson, hasta que el timbre de la casa sonó.
Llegó con rapidez hasta la puerta, y la abrió, encontrándose con Richard y Eddie.

—Hey, idiota.

—Hola, gafotas —sonrió sarcásticamente la chica, para luego mirar a Edward—. Hola, Eds. Vengan conmigo.

—Desinfectaste todo aquí, ¿verdad?

—No te preocupes, Spaghetti. Todo está limpio.

—¡Sólo yo puedo llamarlo así! —exclamó el pelinegro sin pensarlo— O sea, yo hice ese apodo, es de mi propiedad.

La chica rodó los ojos con diversión, mientras que el más bajo le reprochaba cosas al de gafas.

Sarah les avisó que iría a la puerta, para esperar al resto y así fué. Se encontraba sentada en las pequeñas escaleras que se encontraban unos pasos antes de la puerta, y así pudo ver cómo la pelirroja llegaba.

—Hey, castaña.

—Hey, cabello de menstruación —bromeó Mendes.

—No me digas así, tonta —reprochó la pelirroja golpeándole el brazo.

«Tonta por tí» creyó solamente pensar la castaña.

Beverly la miró con una ceja alzada, riendo dulcemente y disimulando su pequeño sonrojo.

una nueva loser ; bill denbrough حيث تعيش القصص. اكتشف الآن