9. ¡Mi coxis!

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NICK:

ㅡHola, mamá. ¿Puedo dormir aquí hoy? 

ㅡBebé, no tienes que preguntar eso ㅡ mamá se apartó de la puerta para dejarme entrar ㅡ. ¿Qué pasó? ¿Todo bien con Zack? ¿Y tus cosas? 

ㅡNo hay ningún problema con Zack ㅡ el aroma a óleo fresco me golpeó en cuanto entré a la sala; seguro Mirta había colgado un cuadro nuevo ㅡ. Tomaré ropa de Edward. 

Hunter y Josh salieron de su habitación y corrieron hacia mí para abrazarme.

ㅡ¡Nick! ㅡ gritó Hunter ㅡ ¿Quieres jugar a los piratas con nosotros? 

ㅡRecuerden que Nick trabaja mucho y termina muy cansado ㅡ dijo mamá.

Pero me agaché y los levanté como sacos viejos, cosa que a ellos les divertía y a mamá le molestaba. 

ㅡIré en un momento. Déjenme bañarme primero. 

ㅡ¿Qué no tienes casa? ㅡ Mirta entró a la sala y se recargó en una pared. Tenía el overol, la cara y las manos llenas de manchas de pintura. 

ㅡUstedes son mi familia ㅡ alcé las cejas ㅡ, y mamá ya me dijo que puedo venir cuando quiera. 

ㅡPues mamá me dio permiso de convertir tu cuarto en mi estudio de pintura, y mis cosas no van a salir de ahí. 

ㅡ¡Duerme con nosotros! ㅡ Josh pataleó. 

No me emocionaba la idea. Dormir con Josh y Hunter significaba tener a cada uno en un brazo y convertirme en su oso de peluche gigante; no moverme en toda la noche y arriesgarme a que uno de los dos tuviera un accidente. Pero en mi antigua habitación moriría intoxicado y Edward roncaba mucho. 

ㅡEstá bien ㅡ devolví a mis hermanos al suelo. 

Después de bañarme y haber cenado, mamá me llamó a su habitación para preguntarme qué pasaba. Yo sonreí incómodo porque, a pesar de lo perturbado que me sentía respecto al asunto de Peige ㅡ tanto que preferí no ir a dormir al departamento por temor a encontrarla ㅡ, no quería ensuciar su imagen con mi mamá. De hecho, no quería que nadie la viera como yo lo hice al momento de tomar su plato e irse corriendo. 

ㅡNo es importante ㅡ me acosté a su lado y la abracé, cuidando de no presionar mucho su vientre. 

ㅡ¿Pero estás bien? 

ㅡSí. Mañana pensaré qué hacer. ¿Dónde está papá? 

ㅡAyer se fue a San Diego. Vuelve pasado mañana ㅡ acarició mi cabeza, rió y acomodó mi mano en un costado de su panza, donde se sentía el movimiento de uno de los gemelos ㅡ. Ese es Derek. 

ㅡ¿Ya los nombraron? 

ㅡSí. Y este de acá ㅡ movió mi mano al otro lado ㅡ es Andrew. 

Lo había sentido muchas veces antes: mamá dice que en mi primer año, cuando nació Alice; a los tres, con Mirta; a los once, con Josh, cuando creí que sería el último, y una vez más a los catorce, con la llegada de Hunter. Pero nunca dejaba de ser mágico y abrumador. 

ㅡ¿Cuántos hijos te gustaría tener cuando te cases con tu vecina? 

ㅡNo voy a casarme con Peige, mamá. 

Ni siquiera estaba seguro de querer hablarle otra vez. Más bien, de poder. Porque ella realmente me agradaba, y si yo no fuera tan miserablemente cobarde para poder enfrentarla después de eso, si yo no hubiera huido y hecho un drama de ello, tal vez pudo haber llegado a gustarme. 

¡Ella me acosa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora