44. Chile del que pica

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PEIGE:

ㅡ¡Mira, Peige, tu papá! ㅡ exclamó Paris señalando al hombre bigotón que resaltaba por su altura entre la multitud que esperaba por los recién llegados.

Tomé todo el aire que pude y corrí hacia mi padre para darle el abrazo más fuerte de todos. Papá me levantó y llenó de besos mi frente, haciendo que su bigote me causara comezón. Enterré la cara en su pecho y saboreé su perfume, que llevaba perfectamente grabado en mi memoria. Mamá se unió al abrazo y juntos los tres nos convertimos en un nudo humano.

Paris y su familia estaban igual, aunque Elías, su hermano menor, no se veía muy contento por eso.

Mi corazón vibró de los nervios al separarme de mis padres para presentar a Nick. Mamá se apresuró a saludarlo; ya lo conocía e incluso había sido su cómplice para que me invitara a salir, y más le valía haber hablado maravillas de él a papá.

ㅡPapi, te presento a Nick ㅡ mi voz salió como la de una niña pidiendo permiso para adoptar a un perrito de la calle, pero en el siguiente nivel ㅡ. Mi novio.

Nick se veía medio pálido y hasta ligeramente asustado, pero rápidamente tendió su mano hacia mi padre y él la estrechó gustoso.

ㅡMucho gusto, señor Ross. Y gracias por recibirme.

ㅡIgualmente ㅡpapá, de forma inconsciente, adoptó su postura formal ㅡ. ¿Cómo estuvo el vuelo?

¡Él estaba frente al primer novio de su hija, ¿y quería hablar del vuelo?!

ㅡMuy bien ㅡ Nick sonrió, obviando que ocultaba algo.

Verán, amigos, les explico. Antes de despegar me tomé una pastilla para dormir de dudosa procedencia que me vendió un tipo afuera del aeropuerto en Los Ángeles, porque me da un méndigo miedo de la fregada volar, pero después de tomarla las cosas se tornaron demasiado alegres, y no sé qué tanto hice o dije antes de quedarme dormida, por insistencia de Nick, babeando en el hombro de mi precioso cuchurrumín. Prueba de ello era la mancha que le quedó en el hombro. Y cuando al aterrizar le pregunté por todo lo que pasó, él sólo apretó los labios y sonrió.

ㅡ¿Y cómo está tu mamá? ㅡ preguntó la mía cuando subimos al auto, yendo Paris con su familia en su camioneta. Nick rozó sutilmente mi rodilla con la suya.

ㅡMuy bien. Le manda saludos y muchos besos. Dice que la próxima Navidad será el turno de Peige de venir con nosotros.

Eso me cayó como piedras al estómago, pues ambos teníamos muy en claro que no habría una próxima Navidad. De hecho, después de mayo, ya no habría nada. Y a pesar de lo mucho que me dolía, alcé una ceja a modo de coqueteo y susurré:

ㅡYo llevo los tamales.

Le dimos un rápido ㅡ tan rápido como puede ser en Monterrey ㅡ recorrido a Nick por algunas partes importantes que nos quedaban de pasada, y observé cómo miraba extasiado por la ventana el paisaje que corría allá afuera.

ㅡPeige te traerá de paseo después ㅡ dijo mamá.

ㅡPues a mí me prometió un elote.

ㅡSi van a salir háganlo mañana, que el miércoles llega la familia y hay que tener la casa lista ㅡ sugirió papá ㅡ, y ya sabes cómo son tus tías.

ㅡ"Venimos desde muy lejos como para que no nos hagas caso" ㅡ bromeé fingiendo la voz.

ㅡUy, Nick, prepárate ㅡadvirtió mamá ㅡ, que ya saben que viniste y no te van a querer soltar.

¡Ella me acosa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora