Epílogo.

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Memories

Tenía todo guardado. No tenía sentido lo que estaba haciendo. Lo hacía por obligación. Porque era por la felicidad de mi papá. ¿Me dolía la decisión suya? Eh, sí, claro que sí. Pero, ¿Qué más podía hacer? Ya estaba todo listo. La cama, y los muebles eran los únicos elementos que quedaban en la pieza. Toda la ropa, mis posters, las pertenencias que deberían quedar aquí si fuera un viaje de vacaciones, se fueron. Guardadas en valijas. Daba la impresión de que no íbamos a volver a Beacon Hills, lo que apestaba.

Estaba metiendo las últimas cosas en la maleta. Tomé una foto, que iría arriba de todo y la contemplé unos momentos.

Éramos Stiles, Scott y yo en mi cumpleaños 9. Era feo recordar que no pasaría mis 17 con ellos a mi lado. Stiles salió estornudando en el pastel. Scott y yo llevábamos una cara sorprendida. Reí de la nada. Ese había sido el mejor cumpleaños. Jamás me había reído tanto de Stiles.

—¿Estás lista? —Volteé encontrando la mirada con mi padre.

Lo pensé unos segundos y miré la foto. No me hará ningún mal llevarlo conmigo en mi mochila de mano. Lo guardé en ella y asentí.

Papá tomó la última maleta y la llevó lejos de la habitación. Yo permanecí allí. Mirando las paredes que tendrán tantos recuerdos.

Mi cuarto era donde Stiles a veces se colaba por la ventana para que pasemos la noche con videojuegos. Cuando me encerraba a escuchar las dulces melodías de Twenty One Pilots y en especial con Goner que era la única canción en la que podía llorar y bailar rockera al mismo tiempo. Cuando eran días de lluvias y me sentaba en el balcón a leer o a tocar guitarra. Recuerdo perfectamente que fue una de esas tardes donde terminé Bajo la misma estrella para enterarme que Augustus moría. Papá me preguntó varias veces que me pasaba y yo allí como idiota sin haber cómo hablarle balduceando incoherencias.

Sonreí y cerré la puerta. Pero me encontré en el pasillo y otro momento pasó por mi mente: el día en el que jugamos a los gladiadores con tubos de cartón. El mismo día en el que se le cayó el primer diente a Scott (Repito: no fue mi culpa, ese ya estaba flojo).

No quise mirar ningún lugar más. Sabía que terminaría llorando y no quería.

Subí al auto, despidiendo mi hogar con tristeza, seguida de Karma y Tyler. La vista daba justo a la casa. Me rehusé a mirarla para deprimirme más pero tampoco miré al frente pues, Holly me miraba desde el retrovisor. La ignoré completamente. Tal vez sería mi madre en un futuro, lo que no quería decir que me tenía que caer bien o llevar con ella.

Revisé mi teléfono. Scott, Allison, Lydia e Isaac irían al aeropuerto a despedirse. Stiles no dio señales de vida pero supuse que estaría allí.

Ya en destino me encontré con aquellos que me enviaron un mensaje previo. Sí, acertaron. El rapado no había llegado.

—¿Stiles? —pregunté a Scott quien me soltó una mirada entristecida.

—No lo sé.

Sabía perfectamente que Stiles no era la clase de persona a la que le gusten las despedidas. Pero creí que al menos lo haría por mí.

Asentí saliéndome una mueca en la sonrisa. Abracé a cada uno de mis amigos. Allison se iría mañana a Francia. Sería una de las que más echaré de menos.

Isaac se encontraba con los ojos llorosos. Lo abracé muy fuerte. No podía jugar con él de la forma en la que estaba haciéndolo. Me partía el corazón su sufrimiento. Así que cuando nos separamos, dejé un beso en su mejilla.

—Lamento mucho tener que decirte esto: Te quiero. Muchísimo. Pero no de la forma en que tú me quieres. —Sus cejas se acerquearon—. Pero no te vayas de Beacon por mí. O por Majo... prométeme que no te irás. Prefiero que te quedes aquí mientras que Scott y Stiles te echan un ojo, a que estés a la deriva siendo un Omega como Boyd y Erica.

Este asintió y me acercó a él uniéndonos en otro abrazo.

«Pasajeros con destino a San Francisco, California pasar a zona de embarque. Por favor, pasajeron con destino a San...»

—¿Están todos? —Preguntó Holly. Asentí sin mirarla y tomé una de mis valijas.

—Mándale un saludo a Stiles de mi parte —Le dije a Scott que simplemente asintió.

Avancé por el aeropuerto con Tyler tomado de la mano. Me dio lástima no poder decirle lo que quería.

Supongo que somos distintos después de todo.

—¡Esperen! —Todos los Pierce y Majo volteamos. Sonreí sintiendo mis ojos cristalizar sin llorar. Era Stiles. Corría hacia mí con una jaula del aeropuerto en la mano. No le di importancia, él estaba aquí y jamás me sentí tan feliz como en este momento.

—Creí que no vendrías.

—Necesitaba traerles su regalo. —miré confundida la situación mientras Tyler se colocaba a mi lado—. Feliz cumpleaños, Ty —abrió la jaula. En ella había un perrito. Morí de ternura con sus ojitos sin embargo, no se comparó con la felicidad de Tyler que lo tomó y salió—. También es un regalo adelantado para ti.

—No creo que podamos llevar...

—Ya lo registré. Y aquí tienes la pastilla que debe tomar para el vuelo —quedé mirando su mano sin poder creer nada—. Lo siento. Tardé mucho en consiguirlo y luego fue un trámite también aquí que...

Lo interrumpí abrazándolo, cerrando los ojos. Sentí su corazón latir fuertemente por la adrenalina. Me devolvió el gesto de la misma manera  que yo.

«Último aviso a pasajeros con destino a San Francisco»

Demonios. No me daría tiempo de decirle todo lo que quería. Miré la puerta que daba directo al avión, allí estaban todos mis familiares. Inclusive Tyler abrazando a su nuevo mascota. Volteé a Stiles.

—Sólo... prométeme una cosa. —Stiles no despegaba los ojos de los míos—. No me olvides.

El rapado liberó aire contenido.

—Sammy... ¿Cómo podría? —sonreí aliviada y volví a abrazarlo.

—¡Sam! —me separé cuando escuché a papá. Tomé la jaula del perro y le di una mueca.

—Prometo convencer a mis padres de volver, ¿Sí?

Él asintió con sus ojos llorosos.

Me despedí de mis amigos con la mano y miré rápidamente a otro lado para no llorar.

Abracé a Marie pues ella sabía que me estaba haciendo la fuerte. Pasamos al pasillo grande que da al avión.

Majo sacaba fotos con felicidad en su rostro. Yo no podía ni fingirlo. No quería irme de casa.

Me senté justo en el lado de la ventana. A unos asientos había una niña y un niño pequeño peleando por algo tan simple como un peluche. Inmediatamente me acordé de Stiles y yo. Cuándo teníamos unos 4 años. Sonreí con melancolía. Miré del otro lado de la ventana. Mis amigos aún en el aeropuerto aguardaban. Los extrañaría mucho.

Dejé que una lágrima descendiera.

Adiós Beacon Hills.

Estoy llorando weon😭 me puse demasiado emotiva, ay no puedo😭💔

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2| MY ONLY HERO ||teen wolf [ᴍᴏᴅ]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz