Capitulo 24

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            Era la primera vez que entendí por que la inmortalidad no valía la pena. 
Mis manos acariciaron el rostro de Marcus dolía trazar con mis dedos su perfecto rostro, dolía que jamás me había amado y dolía aun más saber que alguna vez había sido lo único valioso para mi.

Mi rostro se acercó peligrosamente frente a él su respiración agitada choco contra mi rostro. 

- Alguna vez desee ser como tú.  - el susurro me quebró por dentro - me quitaste todo lo que he querido en la vida. Vale la pena verme sufrir.

Sus ojos me observaron,  tan profundamente que temí que viera cuanto dolía lo que estaba pasando.

- Vale la pena si te tengo a mi lado - sus labios tocaron los míos y profundizó el beso.

Las lágrimas llenaron mis ojos.

Asentí entonces todo se tornó rojo.  Y el cuerpo callo frente a mi sin vida - También creó que vale la pena vivir en un lugar en el que no este.

Mire mis manos manchadas de su sangre y las limpie con rapidez en mi ropa mojada, fue cuando entendí lo que significaba ser la protectora de Víctor.

Frente a mi solo quedo silencio uno que jamás me había calmado tanto.

¿ Alguna vez amaste algo tanto que preferiste verlo muerto.?

Yo lo había echo había amado demasiado a un ser que no valía ninguna de mis lágrimas.

Avance río abajo mirando cada piedra cada arbusto con la única esperanza de encontrar a Aiden con vida.

Mientras recorría el inmenso lugar,  cada latido incrementaba estaba viva y lo amaba más que a mi propia vida.  Merecía tener una oportunidad con ese chico.

Merecíamos algo más que la vida que nos había tocado.

Mordí mis labios mientras buscaba como loca alguna señal,  alguna manera de que todo eso fuera una pesadilla y la hallé.

Envuelta entre  ramas con hojas secas,  cubierto de barro un enorme lobo acostado en la orilla.

Camine despacio encontrando una manera de respirar.  Sabia que lo que había echo no seria el final de esta maldita pesadilla pero era un comienzo.

Mis manos rojas y temblorosas limpiaron el cuerpo del lobo.  Deje de respirar cuando mis manos sostuvieron su rostro golpeado y lleno de sangre.

- Aiden - no era buena encontrando maneras de comunicarme jamás lo había echo.  Era más de las que lo dicen para si misma.  - por favor aun no hemos vivido lo suficiente, no puedes morir tan fácil. - cuando no obtuve respuesta mis puños golpearon el cuerpo mojado del lobo - eres un Alfa - grite - te amo, no me dejes.

Pero aquellas palabras eran demasiado tardías para expresarlas Aiden me había dejado.  De la manera más cruel que hubiera podido pensar.

Las lágrimas quemaron mi piel.  Me introduje en el bosque y abrí un enorme hoyo en la tierra húmeda.  Mis manos dolían mi muñeca rota se había entumecido.  Mientras más tierra sacaba más dolía. 

Arrastrar el cuerpo de Aiden fue lo más complicado.  Con cada paso que daba algo se perdía dentro de mi. 

Cuando cubrí su cuerpo entendí que jamás sus ojos me volverían a mirar y que sus manos jamás me volverían a tocar.

Podía escuchar el sonido de mi corazón latidos que disminuía, el dolor de aquello que no puedes volver a tras. El amor perdido, la sangre en tus manos y la verdad que algún día tendrás que explicar.

Fue como la noche callo y con ella un peso difícil de llevar.  Mi rostro se enterró en la tierra húmeda donde se encontraba el cuerpo de Aiden. Cerré con fuerza los ojos y mordi mis labios.  El quejido en mi pecho se hizo palpable a lo lejos el sonido del río aumentaba y la lluvia volvió a caer esta vez con más fuerza y determinación.

Sabia que a lo lejos el cuerpo de Marcus era devorado por las criaturas del bosque.  Y que tal vez solo tal vez Sam me estaría observando desde algún punto lejano del bosque.

" Esta bien  Aiden, me quedare contigo esta noche,  mañana será otro día "

Me abrace a mi misma esperando  que una vez que amaneciera pudiera ser capaz de enfrentarme a mi mayor miedo Sam.









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