Uneven | Julian Draxler.

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CAPÍTULO 2 | El problema.

El timbre del departamento sonaba de forma extraña por quinta vez y término de confirmar lo que pensaba en estos últimos días, estaba roto, sonaba como si fuera un animal y quería creer que no era broma de unos de sus compañero.

Se levantó yendo hacía la puerta, todavía dormido y sin saber quién podría ser, aunque solo había una persona quién pudiera tocar así la puerta.

Como era de esperarse, la chica estaba ahí echando humos.

—¡¿Con quién diablos estás!? —Lena gritó sin ni siquiera pensarlo.

Julian frunció el ceño sin entender.

—Len, ¿De que hablas? —pregunto confundido.

—Llamé y me atiendo una mujer. —empezó a decir subiendo el tono con cada palabra—.  ¿Por que demonios lo haces Draxler? ¿Por que siempre quieres verme la cara de estúpida?

Ahora sí, ella había explotado. Solo quería entender él porque del comportamiento de su novio.

—Dios, Leny. —susurro por lo bajo el jugador pasando la mano por su cara y se paró mejor para mirarla.—. ¿De que hablas? No te he hecho nada.

La chica cambió su postura, se puso de brazos cruzados y lo miro como si quisiera matarlo en ese momento.

Quería hacerlo.

De la vez que supo que Julian la había engañado y salió por todas partes, a pesar que ella lo perdonó  había estado más perseguida y paranoica con ese tema, tanto que no le dejaba pasar una al jugador.

—¿Por que lo niegas? —insistió segura de lo que ella creía que paso—. Se que trajiste o estuviste con alguna barata. Por algo no me respondiste los mensajes anoche, por algo querias salir tanto sin mi. ¿No?

Julian no sabía que decir, de hecho recién estaba despertándose y tratando de entender este nuevo planteo.

—Ya por favor, tranquilizate. —suspiro el chico, sin saber que decir muy bien.

Esto que estaba pasando, venía pasando mucho últimamente. En una acción rápido, Lena levantó su mano y en un movimiento fue directo a la mejilla de Draxler, dejándolo completamente paralizado.

—No vuelvas a llamarme, no lo pienses. —le avisó con la mirada furiosa, se dio la media vuelta y se fue.

Julian que no había entendido nada solo llevó su mano a la mejilla. Le había dolido y esa vez pensó que ni siquiera se lo merecía.

No sabía si fue por el golpe o por la cantidad de alcohol que había tomado la noche pasada pero el dolor de cabeza apareció.

Se dirigió a la cocina y busco en unas de las puertas de arriba un frasco con pastillas para todas clases de dolores que tenía por si pasaba de alguna urgencia. Se sirvió en un vaso agua del grifo y se tomó la pastilla mientras se recostaba por su alacena.