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CAPÍTULO 13 |Pensamientos.
Lía.
Dos semanas después...
Después de la última clase de teatro salgo de prisa, porque no había almorzado nada en el mediodía y porque necesitaba comer algo o tomarme algún yogurt para ir alimentada al gimnasio.
Estas últimas semanas habían sido mucho para mí, más de la que estaba acostumbrada. En esta última, había empezado el rodaje de la película en la que iba a participar y dentro de dos días tenía que volver al lugar para grabar mi parte, aunque en dos tal vez calculaban que iban a terminar de grabar mi parte. Chiquita, pero suficiente para ser un papel relevante.
Paso una hora en el gimnasio, dónde mi cuerpo ya se había acostumbrado; cuando salgo tengo un mensaje de mi amiga invitándome a cenar en su departamento, no puedo decirle que no al ver que había escrito que iba a ser mi comida favorita.
Aunque me detengo a pensar ¿No será otra de las tantas trampas de Kristine? Aunque no, mirando la hora era tarde para que lo haga, así que como todo el día estuve caminando me tomo un taxi. Tengo tiempo de pensar que solo faltaban dos semanas para mi cumpleaños donde lo único que me alegraba era que estaba más encaminado la cosa de mis padres: regalarme un auto.
Si fuera así le diría adiós a los taxis e iría y vendría más segura.
Diez minutos después bajo del taxi después de pagar ya afuera del edificio de mi amiga, así que entro sin más, el portero me conocía perfectamente así que no hacía falta llamarla antes.
—¡Lia! —se sorprende al verme en su puerta.
—Vos me dijiste que venga. ¿Te acordás? —le pregunto confundida a mi amiga.
Kristine se ríe y asiente.
—Pasa, perdón por la visita es que no sabía que vendría... —me dice y no la entiendo, hasta que camino unos pasos y lo veo al italiano.
Él se levanta con una sonrisa y yo no entiendo.
Bueno, sí.
—Hola, Lía. —me saluda amable con un beso.
Yo le quedo mirando algo sorprendida.
—A... Hola Marco... —saludo y una sonrisa quiere aparecer en mi cara pero no llega.
Entonces giro a mirar a mi amiga confundida.
—Me llego de sorpresa. —dice la pelirroja.
Solo asiento y la presencia del italiano no me intimida así que paso por delante suyo para sentarme en el sofá de mi amiga, dejo mi bolso en el suelo.
