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CAPÍTULO 18 | La magia de las margaritas

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CAPÍTULO 18 | La magia de las margaritas.

Lia.

—¡No te muevas mucho! ¿Bien? —le pedí encarecidamente a mi amiga, aunque ella estaba muy embobada mirando el lugar y las personas vestidas elegantemente—. ¡Kristi!

—¿¡Que!? —soltó asustada mirándome.

Vire mis ojos y volví a explicarle.

—Mi equipo está allá. —señale a la entrada donde habíamos pasado minutos atrás—. Tengo que ir con ellos, terminamos la entrevista y te buscaré y podemos ir por los cocteles que son garantizados.

—¡Ah, si, claro! Ve tranquila Lia, no me perderé. —asegura con una sonrisa grande mientras asentía haciendo que sus grandes pendientes se muevan.

—Ten tu celular a mano. —indico mirándola seria—. Solo por si acaso.

Ella suspira y asiente.

—Lia, ya soy mayor, no me perderé. En todo caso te espero en la barra... Que buscaré dónde está... Hay muchos chicos grandes de cuerpo ¿Los viste? Parecen jugadores de rugby.

—No hagas estupideces. —repito seria para después sonreir—. Te amo, gracias por acompañarme.

—¡Disfruta! —grita efusiva, grito que se pierde entre el murmullo de las personas y la música baja que sonaba.

Lo que pienso que sería una tortura, lo termino disfrutando y me dejo llevar por la linda presentación de la película y la buena energía de todos de poder contar de qué trataba y que hacían sus personajes. Cómo mi papel era secundario y no de muchas escenas solo me hacen escasas preguntas y luego por fin me terminó relajando, luego de pasar por aquella alfombra o mejor dicho espacio nos reunimos en la parte del cóctel para poder brindar y quedarnos el resto de la noche o media noche allí. Cómo lo pensaba después del brindis y mandarnos suertes y ánimo para que está película sea un éxito me separo para buscar a mi amiga, quien ya me había mandado un mensaje diciéndome que se encontraba en los sofás color blanco del lado de la barra.

A lo lejos la divise, y está sentada hablando con un hombre desconocido, niego y aprovecho primero para pasarme por el tocador.

Todo mi pelo y maquillaje estaba bien, realmente Kristine podría ser una estilista. Me miró nuevamente como me quedaba los pantalones y estoy satisfecha, también agradezco los resultados del gimnasio. Tomo mi sobre de mano para salir ahora sí en busca de Kristine.

A quién ya la encuentro sola, tengo pensando decirle en irnos pero ella no me deja mucho que hablar porque me arrastra a la barra larguísima que había para pedir unos mojitos que según ella estaban buenísimos, yo en cambio solo pido una margarita.

Desde ese momento no nos movimos de la barra, es más nos sentamos en aquellos bancos y empezamos a disfrutar de una especie salida de chicas, me cuenta que el evento también era de un sponsor de ropa deportiva, pero no logro escucharla porque estaba ocupada en que el bartender me de otra margarita, en ese momento iba por el tercero, y creo que me sentía más suelta y realmente necesitaba estar así para soportar aquel lugar.

Uneven | Julian Draxler.Where stories live. Discover now