rl ; "¿Eso no es caro?"

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¿Eso no es caro?”

Era sábado y todos se encontraban en casa de Baek y BamBam, preparándose para ir a uno de los festivales más importantes de la universidad, aunque ese año los de teatro no actuarían, pues según KiYeon no merecía la pena, querían ir para ver lo que las otras clases y cursos habían preparado.

Baek salió de su habitación con su estuche de maquillaje, para después mirar hacia el sofá, donde se encontraban los que ya habían terminado de arreglarse o esperaban para hacerlo, es decir; JiHo, SeoWon, Hobi, YoonGi y JiMin.

—¿Dónde está HyoIn? Tengo que ayudarla con el maquillaje. —Dijo Baek, mirando hacia el grupito del sofá, quienes simplemente miraban sus teléfonos o charlaban entre ellos.

—¡Estoy aquí! —Respondió la castaña, bajando torpemente por la escalera que aún colgaba de su propio balcón y seguidamente saltando al verde césped. —Me había olvidado de las llaves de casa. —Rió levemente, entrando a la casa y sentándose en el sofá.

—Como si eso fuera algo nuevo. —SeoWon rodó los ojos. —Tú, olvidándote las llaves de casa, ¿Cuándo? —Bromeó en tono sarcástico, provocando que HyoIn le echase la lengua.

—Déjala, SeoWonnie, tú olvidas cosas siempre. —Dijo Kook desde la cocina, ya que estaba haciendo unos sándwiches, pues luego tendrían una pequeña fiesta. —¿Tengo que recordarte lo del iPad? —Ladeó la cabeza, elevando una ceja.

—Cállate y haz sándwiches. —Concluyó la pelinegra, sonando amenazante, y al parecer Jungkook entendió, pues no volvió a decir una palabra.

HyoIn se sentó en el sofá, y seguidamente Baek se sentó en frente en un pequeño taburete, comenzando a maquillarla con suma delicadeza y precisión. Entonces sonó el timbre, y BamBam corrió a abrir la puerta mientras se colocaba la chaqueta.

—¡Baek, es para ti! —Exclamó el peli-blanco, desde la puerta de entrada.

—Oh, perdona HyoInnie, ahora vuelvo.

La chica se levantó rápidamente después de dejar la brocha que estaba utilizando encima de la mesa, para después correr hacia la puerta.

—Oye, cariño, cierra la boca que te van a entrar moscas. —Bromeó SeoWon, riendo levemente al ver la reacción de su novio debido a lo que Baek había impulsado hacia el salón.

Era una caja gigante, tan grande como la propia BaekSeon, quien pasó una mano por su frente, soltando un suspiro, para después apoyarse en el las grandes solapas de cartón superiores.

—¡Por fin a llegado! —Dijo, emocionada, mientras lo empujaba un poco más para situarlo en un sitio donde no cortase el paso.

JiHo aún estaba sin palabras, preguntándose como Baek había podido comprar eso; en la caja se podía ver perfectamente una foto de lo que era junto con la marca y sus funciones. Un gran sillón de masaje dorado.

—Baek... ¿Eso es...? —Preguntó Zico, aún confundido.

—¡Es lo mejor de lo mejor en sillones de masaje! —Exclamó Baek, abrazando la gran caja sonriente.

—Es el mismo que tiene YoonGi en casa. —Comentó JiMin, apartando su vista de su teléfono móvil y mirando a su pareja, quien había pasado su brazo por los hombros del menor y se dedicaba a hacer lo mismo que él. —¿Verdad?

—Claro. —habló antes Baek, asintiendo efusivamente. —Yo se lo regalé por su cumpleaños. —Aclaró.

—¿Le regalaste un sillón de masaje a YoonGi? —Preguntó JiHo, cada vez más confuso. —¿Y te has comprado uno igual?

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