Despertar cada día y vivir una zona de guerra la cual tener que enfrentar todos los días no era fácil y menos para Jung HoSeok, quien era señalado como enfermo por tener preferencias sexuales diferentes.
¿Acaso merecía tal dolor por ser diferente? ¿...
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Sabía que debía haber estado preparado para todo eso.
Luego de confesarse puede que todo se arruinaría, pero a HoSeok no le había importado, ahora estaba pagando caro sus acciones impulsivas de su tonto corazón.
Todas esas caras cargadas de burla, asco y desprecio no eran fáciles de digerir tan temprano, y con ello HoSeok sabía que su día había comenzando más mal de lo que ya era, o pensaba.
La mala suerte se despertó atada de su cuello desde que piso el suelo de la habitación, cayéndose de la cama. No entendía porque se había decidido levantar para ir a estudiar, si ya todo estaba roto.
El castaño quiso apresurarse en avanzar para que aquellos mastodontes que le torturaban no pudieran alcanzarle tan temprano, pero sabía que eso había sido mucho pedir al verlos en frente de su cara, pero había algo diferente.
─Oye mariquita, ya supimos por nuestros amigos que te gusta Taehyung ─Esas voces eran nuevas, ajenas de las que sabían su secreto, así que HoSeok trago grueso, nervioso de haber sido descubierto por gente nueva. Ahora entendía porque lo estaban mirando de esa manera.
─N-No se de lo que hablan ─trató de alejarse, pero fue inevitable, lo tomaron del brazo para llevarlo a fuera de la institución sin que los profesores supieran.
Algunos estudiantes comenzaron a seguirlos.
Oh no, la mayoría se habían enterado de aquel secreto que no quería que nadie supiera, ni siquiera el mismísimo Taehyung, pero eso era otro tema, pues el menor ya sabía de sus sentimientos enfermizos por el.
Lo único que hizo HoSeok es cerrar sus ojos, queriendo desaparecer de estar rodeado de esos mastodontes. Era un poquito bajo comparado con aquellos que le rodeaban, todos ellos eran más grandes que él, inclusive TaeHyung era más alto también.
No le gustaba sentirse así, señalado por gustarle alguien cuando debía ser normal.
Por amar, ¿Acaso se debía pagar un precio tan alto como ese? Solamente quería amar libremente, sin sentirse mal consigo mismo o con los demás.
Quiso avanzar, y dejar que esas voces hablarán pero una mano en su cabello le detuvo su avanzar. Pobre Jung, quiso llorar del dolor, porque sus piernas no respondían para salir corriendo de allí, no había desayunado y estaba tan débil.
Un golpe se estrelló contra su mejilla, haciéndolo caer al suelo, nuevamente las risas no tardaron en llegar. Uno de esos chicos le había golpeado.
─¡Estás enfermo, HoSeok! ─insultó aquel chico, siendo cómo puñaladas.
─No quieras enfermar a Kim con tú espantosa enfermedad, Maricón.
Dolía.
Su nombre era Jung HoSeok, no era ni enfermo, maricón o otro apodó relacionado, era un humano, por eso no entendía que había mal en él, si solamente era un ser humano.
Después seguido de otros que le hicieron caer. Más y más golpes al igual que marcas oscuras estaban comenzando a caer sobre su cuerpo, habían golpes que todavía no sanaban y ahora estaban sangrando. Su piel estaba pintada de colores morados y azules.
Se hizo bolita en el suelo, dejando salir sus lágrimas de sus ojitos marrones que mostraban dolor y desesperación. Los golpes llegaron a él sin esperar mucho tiempo, trató de cubrise lo más que pudo.
No quería sufrir más.
Sólo quería amar y ser amado.
Y cuando HoSeok estaba a punto de desmayarse del dolor, escuchó una voz tan parecida al canto de un ángel.
─¡HoSeok sunbaenim!
TaeHyung se había acercado hacía donde estaba el mayor, acunando el rostro contrario entre sus manos preocupado.
Había llegado un poco tarde, si no es que le avisaba una de sus compañeras de clase, hubiese llegado a tiempo con el director y la supervisión escolar.
─Todos a detención, ¡Ahora! ─
TaeHyung con ayuda de unos profesores cargo el cuerpo de HoSeok hacía la enfermería. Debían tratar esas heridas rápidamente antes de que se infectarán.
