Despertar cada día y vivir una zona de guerra la cual tener que enfrentar todos los días no era fácil y menos para Jung HoSeok, quien era señalado como enfermo por tener preferencias sexuales diferentes.
¿Acaso merecía tal dolor por ser diferente? ¿...
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El semblante en el rostro de HoSeok había cambiado. En su mirada estaba un pequeño brillo singular que apareció luego de estar con la familia de TaeHyung.
Todo ese rato con ellos había sido como un sueño.
Algo irreal.
Tan cálido y hermoso.
Sobre todo ver la sonrisa en el rostro de TaeHyung hizo que su corazón latiera rápidamente al saber que esa sonrisa en esos momentos era para él.
Sintiéndose un poco egoísta un momento, al anhelar que TaeHyung no dejará de mirarlo así, y cuando fue dejado a su hogar, se sintió abrumado.
Era como volver a retroceder.
En sus brazos sostenía muchas bolsas de cartoncillo que contenían comida calientita a montón, vitaminas para que las tomará cada cierta hora y un botiquín donde contenía todo para tratar las heridas que le habían hecho al salir de la universidad.
La familia Kim era tan perfectamente buena, y el estaba tan sucio e incorrecto.
HoSeok recordó como la familia del menor le recibió tan cálidamente, sin juzgarlo ni criticarlo, siendo totalmente cálido para él en gran manera al sentirse aceptado.
A menos sabía que la familia Kim lo recibió de esa manera porque no conocían sus preferencias sexuales torcidas. Había pasado tanto tiempo para Hoseok de que algún grupo de personas lo trataran como humano, y que la familia que el chico que le gustará lo recibiera de esa manera, hizo que su corazón latiera rápidamente al ilusionarse un poco, tan solo un poco, imaginando como sería ser recibido como parte de la familia Kim.
Al pensar eso, HoSeok no pudo evitar sonreír un poco, haciéndose bolita en el sofá de la sala, tratando de calmar aquellos pensamientos que maquinaba su cabeza, siendo tan cálidos.
Estar en casa junto a TaeHyung, ambos sonriendo el uno del otro mientras se tomaban de las manos y veían el cielo estrellado, aquello sería algo tan bonito.
»Eres tan tonto Jung HoSeok al ilusionarte por eso.
Aquella era la voz de la razón, la cual siempre hacía que sus pies volvieran a la tierra, trayéndolo de vuelta a fría, oscura y cruel realidad en la que estaba.
»Debes detenerte, no seas tonto.
Era cierto, por más que quemará, era la realidad, debía dejar de ser como un niño, no debía soñar despierto porque las caídas siempre serían las más dolorosas al final.
»Jamás pasará Jung, acéptalo de una buena vez.
Por estar enfermo se había quedado solo, HoSeok no tenía a nadie quien se preocupará por él. Desde hace años atrás dependía de sí mismo, tratando de seguir adelante, pero era difícil.
Lo peor del caso que cuando Jung se dio cuenta de cual era su deseo, se aborreció el mismo, porque estaba tratando de soñar con que TaeHyung fuese un enfermo al igual que él.
Se sentía horrible, si supieran los padres de TaeHyung sus pensamientos actuales, seguramente jamás lo recibirían en su hogar como antes.
Quería ser egoísta, realmente quería serlo, pero no podía, no cuando no tenía ningún derecho y solo eran sus pensamientos tontos.
Se sentía tan incorrecto pensar de esa manera.
Realmente desea tantas cosas, todas enfocadas a TaeHyung.
Sentado en frente del televisor, con la mirada perdida, acompañado de la opresión en el pecho, HoSeok comía en silencio lo que la madre de TaeHyung había cocinado para él, mientras volvía a caer en aquella oscuridad que le rodeaba.
