"Tenemos cuarto de invitados. Llámame"

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Me dirigí hacia el sofá tras acabar de recoger la mesa cuestionándome el por qué no podía dejar de poner cachondo a Chris, era como una droga para mi, no estaba enamorado, ni mucho menos, me ponía cachondísimo, el solo pensar en cómo le quedaban esos bóxer blancos... no me preocupaba en absoluto, lo nuestro solo era sexo y punto.

También me sentí un poco mal por no haberle contado toda la verdad sobre la noche anterior a Chris, pero no quería que pensara que era un salido que no podía contenerse ante una polla, y la verdad es que tendría razón, no podía con la suya. Además, me iba a juzgar por aquello y yo tenía mis motivos.

Me tiré en el sofá y encendí la tv, no quería ver nada en especial solo relajarme, por eso le di al botón de on/off de nuevo y tiré el mando por ahí sintiéndome estúpido por haberla encendido.

Sabía que Chris estaba arriba así que no podía molestarme en absoluto y si lo hacía no me importaría.

Me dediqué a bajar las persianas creando un ambiente de relajación y paz en el comedor. Volví a sentarme donde estaba con las piernas abiertas, era consciente desde que le estrujé el culo a Chris, que la erección que llevaba encima no se me iba a bajar en todo el día. Así que recordando lo de ayer saqué mi miembro de mis bóxer y empecé a bombearlo.

Recordé la noche anterior, a Chris y a mi metidos en la ducha mientras él ya completamente consciente me estampó contra la pared besándome desesperadamente, no pasaron ni 30 segundos de beso cuando me di cuenta de que estaba saboreando mi polla, metiéndosela entera en la boca para después sacarla de la misma forma y volviéndosela a meter.

Eché la cabeza recostándome en el sofá jadeando, a veces Chris me hacía gemir como nadie en el mundo.

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Aquel tío era extraño, después de ese mensaje no me había ni dicho como se llamaba ni como me conoció solo se dedicó a insinuarse diciendo que él me gustaba, pero la verdad es que no recordaba ni como era.

Incorporándome en la cama salí al pequeño balcón de mi habitación apoyándome en la barandilla contemplando la gente que pasaba por la calle a través de mis gafas de sol. Después de acabarme el cigarro y apagarlo en la maceta que tenía al lado me fijé en alguien que caminaba por la acera de enfrente, alguien que Isak y yo conocíamos demasiado bien. Seguí su recorrido con la mirada hasta que desapareció por una esquina, negué con la cabeza pensando en que si me lo encontraba por la calle le partiría la cara.

Bajé al salón para asegurarme de que Isak no había visto al gilipollas de su ex, aunque la verdad no sabía de donde provenía ese odio en mi hacia él, después de lo que pasó seguía sin saber bien bien lo que hizo que todo aquello acabara, pero yo seguiría fiel a mi amigo, o eso creía yo.

Mientras bajaba las escaleras pude oír a Isak jadear desesperadamente, me extrañé bastante al oírlo ya que las horas de entrenamiento solía hacerlas por la tarde hacia las siete y media, y solo eran las cuatro.

Tenía que aceptar que desde que se había puesto en forma, la espinita que tenía clavada con él desde que nos conocimos se había ido hundiendo más haciendo así que no pudiera evitar sentir el hormigueo en el estómago cada vez que lo veía sin camiseta o entrenando. Tenía clarísimos los límites de nuestra relación de hermanos y así seguiría siendo.

Me asomé por la puerta del comedor curioso, no podía evitar ser un cotilla, pero esta vez no debería haberlo hecho porque caí en mi propia trampa. Abrí los ojos como platos cuando lo vi tirado en el sofá, con el bóxer bajado bombeándose con fuerza como si le fuera la vida en ello. Algo que yo había estado toda la mañana buscando.

AFTER YOU by MaybehappenWhere stories live. Discover now