"El nuevo soy yo."

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Sorprendentemente me dieron el alta más rápido de lo que habíamos previsto. Me recomendaron reposo y más reposo.

Pasadas varias semanas, en las que Chris y Jonas tuvieron que cuidarme cuales siervos, ya estaba totalmente recuperado y listo para todo lo que viniera.

Era Domingo, me desperté algo desorientado y volví a cerrar los ojos a causa de la luz que entraba por mi ventanal. Alargué el brazo decidido a acurrucarme junto a Chris -como había hecho todas estas semanas- pero no se encontraba ahí.

Abrí los ojos de golpe y me incorporé con el deseo de encontrarlo en algún lugar de mi habitación. Vaya, a esto se le llama Deja-vú.

Desafortunadamente Chris no se escondía debajo de la manta así que me incorporé quedándome sentado en el borde de la cama. Podía sentir el suelo frío contra mis pies desnudos.

Por primera vez en aquellas semanas intenté recordar que narices fue lo que me hizo caer en shock. Lo intentaba pero solo conseguía remontarme al momento en el que empecé a llenar el vaso de agua en la cocina. Nada más.

Chris y Jonas fueron tan sumamente buenos conmigo, siempre habían estado ahí cuando les había necesitado y como buenos amigos que eran me ayudaron en todo mientras estaba enfermo. Sonreí al recordar la manera en la que sonrió mi madre al escuchar el pequeño chiste que hizo Chris sobre mi estado de salud.

Sí, mi madre vino a verme y por fin pude conocer a ese tal Erik. Era majo el hombre, se veía que quería a mi madre con locura y eso era todo lo que podía desear para ella. Casi pude sentir de nuevo su abrazo de despedida antes de marcharse. Tras pasar cinco días con nosotros me daba mucha pena tener que decirles adiós. Hacía mucho que no veía a mi madre, las llamadas semanales no bastaban para saber como se encontraba y qué sentía al estar sin su adorable, guapo, inteligente, maravilloso y sobretodo su precioso y humilde hijo.

No podía no echarla de menos, era mi madre. Aquellos días que habían estado con nosotros habían sido maravillosos. Las risas de Chris por los chistes de Erik me daban la vida, y ver a Marlon por fin relajado me hacía sentir satisfecho, quería a esos chicos tanto como quería a mi madre.

La sonrisa en mi cara seguía ahí y mi vista perdida entre mis recuerdos no me dejó percatarme de que Chris había entrado en la habitación.

-Bello durmiente!- exclamó con una sonrisa haciendo que levantara la vista. Llevaba una bandeja con lo que supuse que era el desayuno, un vaso de cola cao acompañado de unos gofres con chocolate. También había un plátano.

Se me hizo la boca agua al ver los gofres, ¡estaba hambriento! Al ver que no dije nada Chris se atrevió a decir:

-¿Esa cara es por mi o por los gofres?

Por primera vez desde que había entrado en la habitación me fijé en que solo llevaba un pantalón de chándal gris.

-Es por el plátano. – dije, ante lo que ambos reímos. No bromeé en absoluto, concretamente no era la fruta de la bandeja la que me interesaba en estos momentos así que una brillante idea se iluminó en mi mente.

Chris se sentó a mi lado ofreciéndome el cola cao. Tras beberme medio vaso ataqué los gofres como alma que lleva el diablo.

-Tranquilo chico no vaya a ser que te atragantes.- dijo riendo

Preferiría atragantarme con otra cosa, gracias.

Tras acabar con los gofres llegó el momento que más me gustaba, el postre.

AFTER YOU by MaybehappenWhere stories live. Discover now